martes, abril 29, 2008

MARANATA – CRISTO VIENE


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¡HE AQUI EL SEÑOR VIENE YA; SALID A RECIBIDLE!
¡VEN, SEÑOR JESUS! (Mat. 25: 6; Ap. 22: 20)


Anunciad su Venida-UN FUNDAMENTO FIRME

Anunciad su Venida - 29 de abril

UN FUNDAMENTO FIRME

Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. (2 Tim. 2: 19).

El Señor tendrá un pueblo tan leal como el acero y de fe tan firme como el granito. Sus miembros han de ser sus testigos en el mundo, instrumentos que han de realizar una obra especial y gloriosa en el día de su preparación. . .

Los ministros que han predicado la verdad con todo celo y fervor pueden apostatar y unirse a las filas de nuestros enemigos; acaso ¿transforma esto la verdad de Dios en mentira? "Pero -dice el apóstol- el fundamento de Dios está firme". . . Pueden cambiar la fe y los sentimientos de los hombres; pero nunca la verdad de Dios. . .

Es tan cierto que tenemos la verdad como que Dios vive; y Satanás, con todas sus artes y todo su poder infernal, no puede cambiar la verdad de Dios en mentira. Aunque el gran adversario procure anular hasta lo sumo la Palabra de Dios, la verdad fulgurará como una lámpara encendida.

El Señor nos ha elegido, y nos ha hecho objetos de su misericordia maravillosa. ¿Nos dejaremos hechizar por las charlas de los apóstatas? ¿Nos colocaremos de parte de Satanás y de su hueste? ¿Nos uniremos con los transgresores de la ley de Dios? Sea más bien nuestra oración: "Señor, pon enemistad entre mí y la serpiente". Si no estamos en enemistad con sus obras tenebrosas, nos circundarán sus poderosos brazos, y su aguijón estará listo para penetrar en cualquier momento hasta nuestro corazón. Debemos tenerle por enemigo mortal. Debemos oponernos a él en nombre de Cristo. Nuestra obra consiste en seguir adelante. Debemos defender cada pulgada de terreno. Todos los que llevan el nombre de Cristo revístanse de la armadura de justicia.

Ha llegado el tiempo cuando debemos saber por nosotros mismos por qué creemos lo que creemos. . . Debemos estar revestidos de la justicia de Cristo si queremos permanecer firmes frente a la iniquidad que prevalece. Debemos mostrar nuestra fe por medio de nuestras obras. Pongamos un buen fundamento para el porvenir, a fin de que podamos asirnos de la vida eterna. Debemos trabajar, no con nuestra propia fuerza, sino con la fortaleza de nuestro resucitado Salvador. ¿Qué estamos dispuestos a hacer por Jesús? 126

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domingo, abril 27, 2008

Anunciad su Venida-CELO EQUIVOCADO

Anunciad su Venida - 28 de abril

CELO EQUIVOCADO

Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. (Rom. 10: 2).

Hay un celo ruidoso, sin objeto ni propósito, que no obra de acuerdo con el conocimiento, sino que actúa ciegamente y, como resultado, destruye. No es el celo cristiano, pues éste se rige por principios y no es esporádico. Es ferviente, profundo y fuerte, embarga toda el alma y pone en ejercicio la sensibilidad moral. Para él, la salvación de las almas y los intereses del reino de Dios son asuntos de la más alta importancia. ¿Qué objeto hay que exija mayor fervor que la salvación de las almas y la gloria de Dios? Hay en esto consideraciones que no se pueden pasar por alto livianamente. Son de tanto peso como la eternidad. Los destinos eternos están en juego. Hombres y mujeres se deciden para bien o para mal. El celo cristiano no se agotará en palabrerías, sino que será sensible y actuará con vigor y eficiencia. Sin embargo, el celo cristiano inducirá a orar fervientemente y con humildad, y a la fidelidad en los deberes del hogar. En el círculo del hogar se verá la amabilidad y el amor, la benevolencia y la compasión, que son siempre frutos del celo cristiano. . .

¡Oh, cuán pocos aprecian el valor de las almas! ¡Cuán pocos están dispuestos a sacrificarse para llevar almas al conocimiento de Cristo! Se habla mucho, se profesa gran amor por las almas que perecen, pero el hablar cuesta poco. Lo que se necesita es ferviente celo cristiano, un celo que se manifiesta en obras. Todos deben trabajar ahora para sí mismos, y cuando tengan a Jesús en su corazón, lo confesarán a otros. Más fácil es impedir que las aguas del Niágara se despeñen por las cataratas, que impedir a un alma poseedora de Cristo que lo confiese.

La vida eterna debiera despertar el más profundo interés de todo cristiano. ¡Ser colaborador de Cristo y de los ángeles celestiales en el gran plan de salvación! ¿Qué obra puede compararse con ésta? De toda alma salvada asciende a Dios una ofrenda de gloria que se refleja sobre el salvado y sobre el que fue instrumento para su salvación. 125

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Anunciad su Venida-UNA VIDA DOBLE


 

Anunciad su Venida - 27 de abril

UNA VIDA DOBLE

Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. (1 Juan 1: 3).

Nada es más necesario en nuestro trabajo que los resultados prácticos de la comunión con Dios. Debemos mostrar con nuestra vida diaria que tenemos paz y descanso en el Salvador. Su paz en el corazón se reflejará en el rostro. Dará a la voz un poder persuasivo. La comunión con Dios ennoblecerá el carácter y la vida. Los hombres verán que hemos estado con Jesús como lo notaron en los primeros discípulos. Esto comunicará al obrero un poder que ninguna otra cosa puede dar. No debe permitir que cosa alguna lo prive de este poder.

Hemos de vivir una vida doble: Una vida de pensamiento y de acción, de silenciosa oración y fervoroso trabajo.

Todos los que están en la escuela de Dios necesitan de una hora tranquila para la meditación, a solas consigo mismos, con la naturaleza y con Dios. . . Cada uno de nosotros ha de oír la voz de Dios hablar a su corazón. Cuando toda otra voz calla, y tranquilos en su presencia esperamos, el silencio del alma hace más perceptible la voz de Dios. Él nos dice: "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios" (Salmo 46: 10). Esta es la preparación eficaz para toda labor para Dios. En medio de la presurosa muchedumbre y de las intensas actividades de la vida, el que así se refrigera se verá envuelto en un ambiente de luz y paz. Recibirá nuevo caudal de fuerza física y mental. Su vida exhalará fragancia y dará prueba de un poder divino que alcanzará a los corazones de los hombres.

Muchos, aun en sus momentos de devoción, no reciben la bendición de la verdadera comunión con Dios. Están demasiado apremiados. Con pasos presurosos penetran en la amorosa presencia de Cristo y se detienen tal vez un momento dentro de ese recinto sagrado, mas no esperan consejo. No tienen tiempo para permanecer con el divino Maestro. Vuelven con sus preocupaciones al trabajo.

Estos obreros jamás podrán lograr el mayor éxito hasta que aprendan cuál es el secreto de la fuerza. Tienen que dedicar tiempo a pensar, orar, esperar que Dios renueve su poder físico, mental y espiritual. Necesitan la influencia elevadora de su Espíritu. Al recibirla, serán vivificados con nueva vida. El cuerpo gastado y el cerebro cansado se refrescarán, y el corazón abrumado se aliviará. 124

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