jueves, enero 31, 2008

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (1 de Febrero)

¿Estamos Listos Para Su Venida?

UN MOMENTO CULMINANTE

¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. (Mal. 3: 2). (Véase Exo. 19: 16-22; 34: 28-35).

A causa de su pecaminosidad, se le prohibió al pueblo de Israel acercarse al monte cuando Dios estaba por descender sobre él para proclamar su ley, para evitar que fuese consumido por la abrasadora gloria de su presencia. Si tales manifestaciones de su poder señalaron el sitio escogido para la proclamación de su ley, ¡cuán pavoroso no será su tribunal cuando venga para aplicar el juicio de estos sagrados estatutos! ¿Cómo soportarán su gloria en el gran día de la retribución final los que pisotearon su autoridad?. . .

Cuando se manifestó la presencia divina en el Sinaí, la gloria del Señor era ante la vista de todo Israel como un fuego devorador. Pero cuando venga Cristo en gloria con sus santos ángeles, toda la tierra resplandecerá con el tremendo fulgor de su presencia. . .

Nunca, desde que se creó al hombre, se había presenciado semejante manifestación del poder divino como cuando se proclamó la ley desde el Sinaí. . . En medio de las más terríficas convulsiones de la naturaleza, la voz de Dios se oyó como una trompeta desde la nube. El monte fue sacudido desde la base hasta la cima, y las huestes de Israel, demudadas y temblorosas, cayeron de hinojos.

Aquel, cuya voz hizo entonces temblar la tierra, ha declarado: "Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo" (Heb. 12: 26). . .

Cuando Moisés regresó de su encuentro con la divina presencia en el monte, donde había recibido las tablas del testimonio, el culpable Israel no pudo soportar la luz que glorificaba su semblante. ¡Cuánto menos podrán los transgresores mirar al Hijo de Dios cuando aparezca en la gloria de su Padre, rodeado de todas las huestes celestiales, para ejecutar el juicio sobre los transgresores de su ley y sobre los que rechazan su sacrificio expiatorio!. . .

Pero en medio de la tempestad de los castigos divinos, los hijos de Dios no tendrán ningún motivo para temer. "Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel". 39

miércoles, enero 30, 2008

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (31 de Enero)

El Rey ya viene 

¿LLORAREMOS O NOS REGOCIJAREMOS? 

Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. (Jer. 8: 20). 

Ruego a los miembros de nuestras iglesias que no pasen por alto las señales de los tiempos, que nos dicen tan claramente que el fin está cerca. ¡Oh, cuántos que no se han preocupado por la salvación de sus almas, lanzarán pronto este amargo lamento: "Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos"! 

¡Oh, si nos acordáramos de que estamos viviendo mientras el juicio sigue su curso y nuestros casos están pendientes! Ahora es tiempo de velar y orar, de dejar a un lado toda complacencia propia, todo orgullo, todo egoísmo. Los preciosos momentos que para algunos son peor que desperdiciados, debieran dedicarse a la meditación y la oración. Muchos de los que profesan guardar los mandamientos de Dios están siguiendo sus inclinaciones en vez de su deber. Tal como son en la actualidad, son indignos de la vida eterna. A esos descuidados e indiferentes tengo que decirles: Vuestros vanos pensamientos, vuestras palabras duras, vuestros actos egoístas, están anotados en el libro del cielo. Los ángeles que estuvieron presentes durante la idolátrica bacanal de Belsasar, están a vuestro lado mientras deshonráis a vuestro Redentor. Se apartan entristecidos, apesadumbrados de que lo crucifiquéis de nuevo de esa manera, y lo expongáis a la vergüenza pública. . . 

En el día de su coronación Cristo no reconocerá como suyo a nadie que tenga mancha o arruga, o cosa semejante. Pero a sus fieles les proporcionará coronas de gloria inmortal. Los que no quisieran que reinara sobre ellos se verán rodeados por el ejército de los redimidos, cada uno de los cuales lleva esta insignia: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA. Verán esa frente, ceñida una vez por una corona de espinas, coronada ahora por una diadema de gloria. 

En ese día los redimidos resplandecerán con la gloria del Padre y el Hijo. Los ángeles del cielo, mientras tocan sus arpas de oro, darán la bienvenida al Rey y a los trofeos de su victoria: Los que se habrán lavado y habrán sido emblanquecidos con la sangre del Cordero. Resonará un himno de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo ha vencido. Entrará en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, testigos de que su misión de sufrimiento y abnegación no ha sido en vano. 37

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (30 de Enero)

El Rey ya viene 

SE INTERCEDE EN FAVOR DE LAS ALMAS 

Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. (Mat. 18: 19). 

Recuerdo cuando en Battle Creek había quienes se sentían preocupados por los inconversos y por los que estaban en tinieblas y no veían luz; entonces se convocaban reuniones de oración para que hicieran de la fortaleza de Dios su propia fortaleza. En cada caso las inteligencias celestiales obraban en armonía con estos esfuerzos, y las almas se salvaban.

Si hay muchos miembros en la iglesia, organícense en pequeños grupos para trabajar no sólo por los miembros de la iglesia, sino en favor de los incrédulos. Si en algún lugar hay solamente dos o tres que conocen la verdad, organícense en un grupo de obreros. Mantengan íntegro su vínculo de unión, cerrando sus filas por el amor y la unidad, estimulándose unos a otros para progresar y adquiriendo cada uno valor, fortaleza y ayuda de los demás. Revelen la tolerancia y la paciencia que manifestó Cristo y, evitando las palabras apresuradas, usen el talento del habla para edificarse unos a otros en la santísima fe. Trabajen con el mismo amor que Cristo en favor de los que no están en el redil, olvidándose del yo en su esfuerzo por ayudar a otros. Mientras trabajen y oren en el nombre de Cristo, aumentará su número.

Hay ciertas actividades misioneras que deben realizarse en el campo local, y a menudo escuchamos esta queja: "Mientras haya tanto pecado y tanta necesidad de trabajo en nuestro propio país, ¿por qué manifestar tanto celo por los países extranjeros?" Respondo: Nuestro campo es el mundo. . . El Salvador ordenó a sus discípulos que comenzaran la obra en Jerusalén, y que de allí pasaran a Judea y Samaria, y que se extendieran a los confines de la tierra. Sólo un pequeño grupo de hermanos aceptó esta doctrina; pero los mensajeros llevaron el mensaje rápidamente de lugar en lugar, trasladándose de país en país, para levantar el estandarte del Evangelio en todos los lugares de la tierra, cercanos y distantes. Pero hubo una obra de preparación. La promesa del Salvador fue la siguiente: "Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos" (Hech. 1: 8). 36

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (29 de Enero)

El Rey ya viene 

DIFICULTADES POR TODAS PARTES 

Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová. (Sof. 2: 3). 

¡Cuán terrible es estar junto al ataúd de quien ha rechazado los llamamientos de la misericordia divina! ¡Cuán terrible es decir: He aquí una vida perdida. Aquí está quien pudo haber alcanzado la más elevada norma y obtenido la vida inmortal, pero entregó su vida a Satanás, llegó a enredarse en las vanas filosofías de los hombres y fue juguete del maligno! La esperanza del cristiano es como ancla para el alma, segura y persistente, y entra hasta dentro del velo adonde a entrado por nosotros Cristo, el precursor. Tendremos que hacer una obra individual en preparación para los grandes acontecimientos que nos esperan. 

Los jóvenes deberían buscar más fervientemente a Dios. La tempestad se avecina y debemos prepararnos para afrontar su furia, mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo. El Señor se levantará pare sacudir terriblemente la tierra. Veremos desgracias por todas partes. Miles de barcos serán arrojados a las profundidades del mar. Armadas enteras se hundirán y las vidas humanas serán sacrificadas por millones. Estallarán incendios inesperadamente y no habrá esfuerzo humano capaz de extinguirlos. Los palacios de la tierra serán arrasados por la furia de las llamas. Serán cada vez más frecuentes los desastres ferroviarios; en las grandes vías de tránsito habrá confusión, choques y muerte sin la advertencia de un momento. El fin está cerca, el tiempo de gracia termina. ¡Oh, busquemos a Dios mientras puede ser hallado, llamémosle en tanto que está cercano! El profeta dice: "Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová". 35 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (28 de Enero)

El Rey ya viene 

SE BENDICE A LOS QUE VELAN 

Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. (Luc. 12: 37). 

Dios advirtió siempre a los hombres los juicios que iban a caer sobre ellos. Los que tuvieron fe en su mensaje para su tiempo y actuaron de acuerdo con ella, en obediencia a sus mandamientos, escaparon a los juicios que cayeron sobre los desobedientes e incrédulos. A Noé fueron dirigidas estas palabras: "Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí". Noé obedeció y se salvó. Este mensaje llegó a Lot: "Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad" (Gén. 7: 1; 19: 14). Lot se puso bajo la custodia de los mensajeros celestiales y se salvó. Así también los discípulos de Cristo fueron advertidos acerca de la destrucción de Jerusalén. Los que se fijaron en la señal de la ruina inminente y huyeron de la ciudad, escaparon de la destrucción. Así también ahora hemos sido advertidos acerca de la segunda venida de Cristo y de la destrucción que ha de sobrecoger al mundo. Los que presten atención a la advertencia se salvarán. 

Por cuanto no sabemos la hora exacta de su venida, se nos ordena que velemos. "Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales su Señor cuando venga, halle velando". Los que velan esperando la venida de su Señor no aguardan en ociosa expectativa. La espera de la venida de Cristo debe inducir a los hombres a temer al Señor y sus juicios sobre los transgresores. Les ha de hacer sentir cuán grande pecado es rechazar sus ofrecimientos de misericordia. Los que aguardan al Señor purifican sus almas obedeciendo la verdad. Con la vigilancia combinan el trabajo ferviente. Por cuanto saben que el Señor está a las puertas, su celo se vivifica para cooperar con los seres divinos y trabajar para la salvación de las almas. Estos son los siervos fieles y prudentes que dan a la familia del Señor "a tiempo. . . su ración" (Luc. 12: 42). Declaran la verdad que tiene aplicación especial a su tiempo. Como Enoc, Noé, Abrahán y Moisés declararon cada uno la verdad para su tiempo, así también los siervos de Cristo dan ahora la amonestación especial para su generación. 34 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (27 de Enero)

El Rey ya viene 

UN CIELO POR GANAR 

Velad, pues, en todo tiempo orando. (Luc. 21: 36). 

La época en que vivimos es importante y solemne. El Espíritu de Dios se está retirando gradual pero ciertamente de la tierra. . . 

El estado actual de las cosas muestra que tiempos de perturbación están por caer sobre nosotros. Los diarios están llenos de alusiones referentes a algún formidable conflicto que debe estallar dentro de poco. Son siempre más frecuentes los audaces atentados contra la propiedad. Las huelgas se han vuelto asunto común. Los robos y los homicidios se multiplican. Hombres dominados por espíritus de demonios quitan la vida a hombres, mujeres y niños. El vicio seduce a los seres humanos y prevalece el mal en todas sus formas.

En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son alarmantes. Los acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras delante de sí. El Espíritu de Dios se está retirando de la tierra, y una calamidad sigue a otra por tierra y mar. Hay tempestades, terremotos, incendios, inundaciones, homicidios de toda magnitud. ¿Quién puede leer lo futuro? ¿Dónde hay seguridad? No hay seguridad en nada que sea humano o terrenal. Rápidamente los hombres se están colocando bajo la bandera que han escogido. . . 

La crisis se está acercando gradual y furtivamente a nosotros. El sol brilla en los cielos y recorre su órbita acostumbrada, y los cielos continúan declarando la gloria de Dios. Los hombres siguen comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en casamiento. Los negociantes siguen comprando y vendiendo. Los hombres siguen luchando unos con otros, contendiendo por el lugar más elevado. Los amadores de placeres siguen atestando los teatros, los hipódromos, los garitos de juego. Prevalece la más intensa excitación, y sin embargo el tiempo de gracia está llegando rápidamente a su fin, y cada caso está por ser decidido para la eternidad. Satanás ve que su tiempo es corto. . . 

Solemnemente llegan hasta nosotros, a través de los siglos, las palabras amonestadoras de nuestro Señor desde el Monte de las Olivas: "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día" (Luc. 21: 34). 33

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (26 de Enero)

El Rey ya viene 

UNA DEMORA PRESUNTUOSA Y NEGLIGENTE 

He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. (Apoc. 16: 15).  

El mal siervo dice en su corazón: "Mi señor se tarda en venir". No dice que Cristo no vendrá. No se burla de la idea de su segunda venida. Pero en su corazón y por sus acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los hombres a una demora presuntuosa y negligente. . . Se asocia con el mundo. . . Es una asimilación temible. Juntamente con el mundo, queda entrampado. 

"Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti" (Apoc. 3: 3). El advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: "Paz y seguridad". Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que la iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los tiempos como indicios de esto. Pero, ¿qué dice la Palabra inspirada? "Vendrá sobre ellos destrucción repentina" (1 Tes. 5: 3). El día de Dios vendrá como ladrón sobre todos los que moran en la faz de la tierra, que hacen de este mundo su hogar. . . 

El mundo, lleno de orgías, de placeres impíos, está dormido en la seguridad carnal. Los hombres están postergando la venida del Señor. Se burlan de las amonestaciones. Orgullosamente se jactan diciendo: "Todas las cosas permanecen así como desde el principio" (2 Ped. 3: 4). "Será el día de mañana como éste, o mucho más excelente" (Isa. 56: 12). Nos hundiremos aun más en el amor a los deleites. Pero Cristo dice: "He aquí, yo vengo como ladrón" (Apoc. 16: 15). En el mismo tiempo en que el mundo pregunta con desprecio: "¿Dónde está la promesa de su advenimiento?" (2 Pedro 3: 4) se están cumpliendo las señales. Mientras claman: "Paz y seguridad" se acerca la destrucción repentina. Cuando el escarnecedor, el que rechaza la verdad, se ha vuelto presuntuoso; cuando la rutina del trabajo en las diversas formas de ganar dinero se lleva a cabo sin consideración a los principios; cuando los estudiantes procuran ávidamente conocerlo todo menos la Biblia, Cristo viene como ladrón. 32 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (25 de Enero)

El Rey ya viene 

EL FALSO REAVIVAMIENTO 

También debes saber esto: que en los postreros días; vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos. . . que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. (2 Tim. 3: 1, 2, 5). 

Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos. Entonces muchos se separarán de esas iglesias en las cuales el amor a este mundo ha suplantado al amor a Dios y a su Palabra. Muchos, tanto ministros como laicos, aceptarán gustosamente esas grandes verdades que Dios ha hecho proclamar en este tiempo a fin de preparar a un pueblo para la segunda venida del Señor. El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsificación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso. Multitudes se alegrarán de que Dios esté obrando maravillosamente en su favor, cuando, en realidad, la obra provendrá de otro espíritu. Bajo un disfraz religioso, Satanás tratará de extender su influencia sobre el mundo cristiano. 

En muchos de los despertamientos religiosos que se han producido durante el último medio siglo, se han dejado sentir, en mayor o en menor grado, las mismas influencias que se ejercerán en los movimientos venideros más extensos. Hay una agitación emotiva, mezcla de lo verdadero con lo falso, muy apropiada para extraviar a uno. No obstante, nadie necesita ser seducido. A la luz de la Palabra de Dios no es difícil determinar la naturaleza de estos movimientos. Dondequiera que los hombres descuiden el testimonio de la Biblia y se alejen de las verdades claras que sirven para probar el alma y que requieren abnegación y desprendimiento del mundo, podemos estar seguros de que Dios no dispensa allí sus bendiciones. Y al aplicar la regla que Cristo mismo dio: "Por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7: 16), resulta evidente que estos movimientos no son obra del Espíritu de Dios. 31

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (24 de Enero)

El Rey ya viene 

LA IGLESIA NO CAERÁ 

Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. (Mat. 16: 18). 

Los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús experimentarán la ira del dragón y sus huestes. Satanás cuenta al mundo entre sus súbditos, y ha logrado el control de las iglesias apóstatas; pero he aquí un grupito que resiste su supremacía. Si pudiera eliminarlo de la tierra, su triunfo sería completo. Así como influyó sobre las naciones paganas para destruir a Israel, lo hará dentro de poco para estimular los poderes malignos de la tierra con el fin de destruir al pueblo de Dios. . . Su única esperanza [de este pueblo] descansa en la misericordia de Dios; su única defensa será la oración. 

Los incidentes angustiosos que experimentó el pueblo de Dios en los días de Ester, no son monopolio de esa época. El revelador, al extender su mirada a través de las edades hasta el fin del tiempo, declaró: "Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo" (Apoc. 12: 17). Algunos de los que viven actualmente sobre la tierra verán el cumplimiento de estas palabras. 

La ira de Satanás aumenta a medida que se acorta su tiempo, y su obra de engaño y destrucción alcanzará su culminación en el tiempo de angustia. 

Satanás realizará sus milagros para engañar; tratará de que su poder sea supremo. Parecerá que la iglesia está por caer, pero no caerá. Permanecerá, mientras los pecadores en Sion sean zarandeados, el tamo será separado del precioso trigo. Es una pesadilla terrible, pero tiene que ocurrir. Sólo los que estén venciendo por la sangre del Cordero y por la palabra de su testimonio, se encontrarán entre los leales y fieles, sin mancha de pecado, sin engaño en sus labios.

Dios declara que hasta las madres pueden olvidarse de sus hijos, pero "yo no me olvidaré de ti". . . Dios piensa en sus hijos con la más tierna solicitud y guarda un libro de memoria para no olvidar jamás a los hijos de su cuidado. 30

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (23 de Enero)

El Rey ya viene 

INTOLERANCIA Y PERSECUCIÓN 

Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. (Juan 15: 20). 

En sus diversas formas, la persecución es el desarrollo de un principio que ha de subsistir mientras Satanás exista y el cristianismo conserve su poder vital. Un hombre no puede servir a Dios sin despertar contra sí la oposición de los ejércitos de las tinieblas. Lo asaltarán malos ángeles alarmados al ver que su influencia les arranca la presa. Hombres malvados, reconvenidos por el ejemplo de los cristianos, se unirán con aquellos para procurar separarlos de Dios por medio de tentaciones sutiles. Cuando este plan fracasa, emplean la fuerza para violentar la conciencia. 

Pero mientras Jesús siga intercediendo por el hombre en el santuario celestial, los gobernantes y el pueblo seguirán sintiendo la influencia refrenadora del Espíritu Santo, la cual seguirá también dominando hasta cierto punto las leyes del país. Si no fuera por estas leyes, el estado del mundo sería mucho peor de lo que es. Mientras que muchos de nuestros legisladores son agentes activos de Satanás, Dios tiene también los suyos entre los caudillos de la nación. El enemigo impele a sus servidores a que propongan medidas encaminadas a poner grandes obstáculos a la obra de Dios; pero los estadistas que temen a Dios están bajo la influencia de santos ángeles para oponerse a tales proyectos con argumentos irrefutables. Es así como unos cuantos hombres contienen una poderosa corriente de mal. La oposición de los enemigos de la verdad será coartada para que el mensaje del tercer ángel pueda hacer su obra. Cuando la amonestación final sea dada, cautivará la atención de aquellos caudillos por medio de los cuales el Señor está obrando en la actualidad, y algunos de ellos la aceptarán y estarán con el pueblo de Dios durante el tiempo de angustia. . . 

"Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios" (Joel 2: 23). "Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne. . . Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Hech. 2: 17, 21). 29 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (22 de Enero)

El Rey ya viene 

ESTUDIEMOS DANIEL Y EL APOCALIPSIS 

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. (Apoc. 1: 3). 

Ha de proclamarse un mensaje que despierte a las iglesias. Ha de hacerse todo esfuerzo para dar la luz, no sólo a nuestro pueblo, sino al mundo. Se me ha instruido en el sentido de que las profecías de Daniel y el Apocalipsis deben imprimirse en libros pequeños, con las explicaciones necesarias, y deben enviarse al mundo entero. Nuestros mismos hermanos necesitan que se les presente la luz con más claridad.

Los que comen la carne y beben la sangre del Hijo de Dios sacarán de los libros de Daniel y el Apocalipsis la verdad inspirada por el Espíritu Santo. Pondrán en marcha fuerzas que no puedan ser reprimidas. Los labios de los niños se abrirán para proclamar los misterios que han estado ocultos. . . 

Muchas de las profecías están por cumplirse en rápida sucesión. Todo elemento de poder está por ser puesto en acción. La historia pasada se repetirá; viejos conflictos resurgirán a una nueva vida, y el peligro asediará a los hijos de Dios por doquiera. La violencia está tomando posesión de la familia humana. Está saturando todas las cosas que hay sobre la tierra. 

Estudiad el Apocalipsis en relación con Daniel, porque la historia se repetirá. . . Nosotros, con todas nuestras ventajas religiosas, debiéramos saber hoy mucho más de lo que sabemos. 

Los ángeles anhelan contemplar las verdades que son reveladas a aquellos que, con corazón contrito, investigan la Palabra de Dios y oran para obtener mayores longitudes y anchuras y profundidades y alturas del conocimiento que sólo el Señor puede dar. 

Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se relacionan con los últimos días exigen especialmente nuestro estudio. El último libro del Nuevo Testamento está lleno de verdades que necesitamos entender. Satanás ha cegado las mentes de muchos de manera que aceptan con gozo cualquier excusa para no hacer del libro del Apocalipsis su tema de estudio. Pero Cristo, por medio de su siervo Juan, ha declarado aquí lo que será en los últimos días; y él dice: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas". 28 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (21 de Enero)

El Rey ya viene 

REQUIERE TRABAJO GANAR UNA SOLA ALMA 

¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? (Luc. 15: 4). 

Debiéramos emplear nuestros recursos hasta lo sumo para la conversión de un alma. Un alma ganada para Cristo reflejará en su derredor la luz del cielo. . . 

Si Cristo dejó las noventa y nueve para buscar y salvar a la oveja perdida, ¿podremos quedar justificados haciendo menos? ¿No es el dejar de trabajar como Cristo trabajó, el dejar de sacrificarse como él se sacrificó, una traición hecha a los cometidos sagrados, un insulto a Dios? 

Haced resonar la alarma por toda la longitud y la anchura de la tierra. Decid a la gente que el día del Señor está cerca y se apresura grandemente. No quede nadie sin amonestación. Podríamos estar en lugar de las pobres almas que yerran. Podríamos haber sido colocados entre los bárbaros. De acuerdo con la verdad que hemos recibido en mayor medida que los demás, somos deudores para impartírsela. 

No tenemos tiempo que perder. El fin está cerca. El viajar de lugar en lugar para difundir la verdad quedará pronto rodeado de peligros a diestra y siniestra. Se pondrá todo obstáculo en el camino de los mensajeros del Señor, para que no puedan hacer lo que les es posible hacer ahora. Debemos mirar bien de frente nuestra obra y avanzar tan rápidamente como sea posible en una guerra agresiva. Por la luz que Dios me ha dado, sé que las potestades de las tinieblas están obrando con intensa energía desde abajo, y con paso furtivo Satanás está avanzando para sorprender a los que duermen ahora, como un lobo que se apodera de su presa. Tenemos amonestaciones que podemos dar ahora, una obra que podemos hacer ahora; pero pronto ello será más difícil de lo que podemos imaginarnos. Dios nos ayude a mantenernos donde brilla la luz, a obrar con nuestros ojos fijos en Jesús nuestro Caudillo, y a avanzar paciente y perseverantemente hasta ganar la victoria.

En nuestra vida terrenal, aunque restringida por el pecado, el mayor gozo y la más elevada educación se encuentran en el servicio. Y en el estado futuro, libre de las limitaciones de la humanidad pecaminosa, hallaremos nuestro mayor gozo y nuestra más elevada educación en el servicio. 27

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (20 de Enero)

El Rey ya viene 

LOS FIELES NO FALLARÁN 

Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. (Apoc. 14: 12). 

Ahora necesitamos una sabiduría más que humana al leer e investigar las Escrituras; y si acudimos a Palabra de Dios con humildad de corazón, él levantará un estandarte para protegernos del medio ambiente licencioso. 

Es difícil mantener firmes hasta el fin los rudimentos de nuestra confianza; y la dificultad aumenta cuando existen influencias ocultas que trabajan constantemente para introducir otro espíritu, un elemento contrarrestante, que obra en favor del bando de Satanás. En ausencia de la persecución se han introducido en nuestras filas algunos que tienen una firmeza aparente y cuyo cristianismo parece incuestionable, pero que se apartarían de nosotros si surgiera la persecución. En la crisis, prestarán atención a razonamientos aparentemente plausibles que han influido en sus mentes. Satanás ha preparado diversas trampas para hacer frente a las distintas clases de mentes. Cuando se invalide la ley de Dios la iglesia será zarandeada por pruebas terribles, y una proporción más elevada de la que ahora anticipamos, prestará atención a espíritus seductores y a doctrinas de demonios. En lugar de ser fortalecidos cuando son puestos en dificultades, muchos demostrarán que no son sarmientos vivientes de la Vid verdadera. . . 

Pero cuando el mundo invalide la ley de Dios, ¿cuál será el efecto sobre los que son genuinamente obedientes y rectos? ¿Serán arrastrados por la fuerte corriente del mal? Debido a que tantos se alistan bajo el estandarte del príncipe de las tinieblas, ¿se desviará de su fidelidad el pueblo que guarda los mandamientos de Dios? ¡Nunca! Ninguno que permanezca en Cristo fallará o caerá. Sus seguidores obedecerán a una autoridad más elevada que la de cualquier potentado terrenal. Mientras el desprecio que se coloca sobre los mandamientos de Dios induce a muchos a suprimir la verdad y a mostrar menos reverencia por ella, los que son fieles mantendrán en alto con todo fervor las verdades distintivas. No se nos abandona a nuestra propia dirección. . . Deberíamos consultar su Palabra con humildad de corazón, deberíamos pedir consejos y someter nuestra voluntad a la suya. No podemos hacer nada sin Dios. 26

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (19 de Enero)

El Rey ya viene 

CUANDO SUENE EL FUERTE CLAMOR 

Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. (Rom. 13: 11). 

El fin se acerca; avanza sigilosa, insensible y silenciosamente, como el ladrón en la noche. Concédanos el Señor la gracia de no dormir por más tiempo, como otros lo hacen, sino que seamos sobrios y velemos. La verdad está a punto de triunfar gloriosamente y todos los que decidan ahora ser colaboradores con Dios triunfarán con ella. El tiempo es corto; la noche se acerca cuando nadie podrá trabajar. 

Viene el tiempo cuando habrá tantas personas convertidas en un día como las hubo en el día de Pentecostés, después que los discípulos recibieron el Espíritu Santo. 

Hay muchos que no han prestado atención a la invitación del Evangelio; han sido probados, pero al parecer se les han presentado obstáculos monumentales que han impedido su avance. Mediante la fe, la perseverancia y el valor, muchos superarán esas dificultades y entrarán en la luz gloriosa. 

Casi inconscientemente se han erigido barreras en el camino estrecho y angosto; se han colocado piedras de tropiezo en el sendero; pero todo eso será quitado. Las salvaguardias que los falsos pastores han colocado alrededor de su grey llegarán a ser como nada; miles entrarán en la luz y trabajarán para difundir la luz. Las inteligencias celestiales se combinarán con los instrumentos humanos. Estimulada en esta forma, la iglesia se levantará y brillará, y aplicará todas sus energías santificadas al conflicto; en esta forma se cumple el designio de Dios, y así es como se recuperan las perlas perdidas. . . 

Durante el fuerte clamor, la iglesia, ayudada por las disposiciones providenciales de su exaltado Señor, difundirá el conocimiento de la salvación tan abundantemente que la luz será comunicada a toda ciudad y pueblo. La tierra será llena del conocimiento de la salvación. Tan abundantemente habrá coronado de éxito el Espíritu renovador de Dios a los agentes intensamente activos, que la luz de la verdad presente brillará por todas partes. 25

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (18 de Enero)

El Rey ya viene 

UN CAMINO MEJOR Y MÁS NOBLE 

Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien. (Isa. 1: 16, 17). 

La ignorancia, el amor a los placeres y los hábitos pecaminosos, que corrompen el alma, el cuerpo y el espíritu, llenan el mundo de lepra moral; un mortífero paludismo moral esta destruyendo a millares y a decenas de millares.

Muchos están sumidos en el pecado. Muchos están angustiados. Están oprimidos por el sufrimiento, la necesidad, la incredulidad y el desaliento. Se hallan afligidos por enfermedades de toda clase, tanto del cuerpo como del alma. Anhelan hallar solaz para sus penas, y Satanás los tienta a buscarlo en la concupiscencia y los placeres que conducen a la ruina y a la muerte. Les ofrece las manzanas de Sodoma, que se tornarán ceniza en sus labios.

Se me ha presentado un horrible cuadro de la condición del mundo. La inmoralidad cunde por doquiera. La disolución es el pecado característico de esta era. Nunca alzó el vicio su deforme cabeza con tanta osadía como ahora. . . La iniquidad prevaleciente no es del dominio exclusivo del incrédulo y el burlador. Ojalá fuese tal el caso; pero no sucede así. Muchos hombres y mujeres que profesan la religión de Cristo son culpables. Aun los que profesan esperar su aparición no están más preparados para ese suceso que Satanás mismo. No se están limpiando de toda contaminación. Han servido durante tanto tiempo a su concupiscencia, que sus pensamientos son, por naturaleza, impuros, y sus imaginaciones, corruptas. Es tan Imposible lograr que sus mentes se espacien en cosas puras y santas como lo sería desviar el curso del Niágara y hacer que sus aguas remontasen las cataratas. . . Cada cristiano tendrá que aprender a refrenar sus pasiones y a guiarse por los buenos principios. . .  

Si la lascivia, la contaminación, el adulterio, los delitos y el homicidio están a la orden del día entre los que no conocen la verdad y se niegan a ser regidos por los principios de la Palabra de Dios, ¡cuán importante resulta que les muestren un camino mejor y más noble aquellos que profesan ser discípulos de Cristo y estar estrechamente aliados con Dios y los ángeles! ¡Cuán importante viene a ser que por su castidad y virtud se destaquen en contraste con los que son dominados por brutales pasiones!24

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (17 de Enero)

El Rey ya viene 

LOS JUICIOS DE DIOS SOBRE LA TIERRA 

Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra. (Luc. 21:26). 

¡Oh, si el pueblo de Dios tuviera conciencia de la inminente destrucción de miles de ciudades ahora casi entregadas a la idolatría! 

No hace mucho tiempo, una escena muy impresionante pasó delante de mí. Vi un inmenso globo de fuego cayendo entre algunas hermosas mansiones y causando su instantánea destrucción. Escuché a alguien decir: "Nosotros sabíamos que los juicios de Dios vendrían sobre la tierra, pero no sabíamos que vendrían tan pronto". Otros dijeron: "¿Vosotros lo sabíais? Entonces, ¿por qué no nos lo dijísteis? Nosotros no lo sabíamos". . .  

Pronto penosas aflicciones sobrevendrán entre las naciones: Una angustia que no cesará hasta la venida de Jesús. Como nunca antes necesitamos apresurarnos a servir juntos a Aquel que ha preparado su trono en los cielos y cuyo reino gobierna sobre todos. Dios no ha desamparado a su pueblo, y nuestra fuerza depende de no separarnos de él. 

Los juicios de Dios están en la tierra. Las guerras y los rumores de guerras, la destrucción por fuego e inundación, dicen claramente que el tiempo de angustia, el cual irá en aumento hasta el fin, está cerca, a las puertas. No tenemos tiempo que perder. El mundo está perturbado por el espíritu de la guerra. Las profecías del capítulo once de Daniel casi han alcanzado su cumplimiento final. 

El viernes pasado, de mañana, justamente antes de levantarme, se presentó delante de mí una escena muy impresionante. Me parecía que me había despertado de dormir, pero no en mi hogar. Por las ventanas yo podía observar una terrible conflagración. Grandes esferas de fuego se desplomaban sobre las casas, y desde esas bolas de fuego, saetas ígneas volaban en toda dirección. Era imposible dominar los incendios que se iniciaban y muchos lugares estaban siendo destruidos.

Las ciudades de las naciones serán tratadas con estrictez, y sin embargo, no serán visitadas con la extrema indignación de Dios, porque algunas almas renunciarán a lo engaños del enemigo, y se arrepentirán y convertirán, mientras que las masas estarán atesorando ira para el día de la ira. 23

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (16 de Enero)

El Rey ya viene 

EL CAMPO ES EL MUNDO 

Por tanto, Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo. (Mat. 28: 19). 

Durante nuestra estada en California, en el año 1874, tuve un impresionante sueño. . . 

Soñé que varios hermanos de California estaban reunidos en concilio, tratando de acordar el mejor plan de trabajo para la próxima temporada. . . Entró en el consejo un joven a quien frecuentemente había visto yo en sueños. Escuchó con profundo interés cuanto se decía, y después declaró con deliberada confianza y autoridad: "Las ciudades y aldeas forman parte de la viña del Señor y deben oír los mensajes de amonestación. El enemigo de la verdad está haciendo desesperados esfuerzos para desviar a la gente de la verdad de Dios y conducirla a la falsedad. . . Habéis de sembrar junto a todas las aguas. 

"Podrá suceder que no veáis en seguida el resultado de vuestra labor, pero esto no ha de desanimaros. Tomad a Cristo por modelo. Tuvo muchos oyentes, pero pocos discípulos. . ." 

El mensajero prosiguió diciendo: "Tenéis ideas demasiado estrechas acerca de la obra necesaria en esta época. Forjáis planes de la obra de modo que podáis abarcarla, pero habéis de ampliar vuestro criterio. No debéis poner vuestra luz debajo de un almud ni debajo de la cama, sino en el candelero, para que alumbre a todos los de la casa. Vuestra casa es el mundo. . ." 

"Muchos países esperan la luz progresiva que el Señor tiene para ellos, y vuestra fe es mezquina y escasa. Es necesario que ampliéis grandemente vuestro concepto de la obra. . . Seguid adelante. Dios obrará poderosamente si procedéis con humildad de ánimo ante él. No es fe el hablar de imposibilidades. Nada es imposible con Dios. La luz de Dios ha de poner al mundo a prueba. . ." 

El tiempo es corto, y todos cuantos creen en este mensaje deben sentir la solemne obligación de ser obreros desinteresados, que ejerzan rectamente su influencia, y nunca se opongan de palabra ni obra contra los que procuren el adelanto de los intereses de la causa de Dios... La luz que Dios nos ha dado no serviría de mucho a las gentes si no se la presentáramos de modo que puedan verla. Os digo que debemos ampliar el campo de nuestra visión. 22

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (15 de Enero)

El Rey ya viene 

JESÚS, EL CENTRO DE TODO 

Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. (Apoc. 22: 16). 

Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nuestro trabajo hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que está. No se dejen sin tratar las solemnes escenas que la profecía ha revelado. Si nuestros hermanos estuvieran despiertos aunque fuera a medias, si se dieran cuenta de la cercanía de los sucesos descriptos en el Apocalipsis, se realizaría una reforma en nuestras iglesias, y muchos más creerían el mensaje. No tenemos tiempo que perder. . . Presentad nuevos principios, y acumulad la clara verdad. Ella será como espada de doble filo. Pero no os manifestéis demasiado dispuestos a asumir una actitud polémica. Hay ocasiones en que hemos de quedar quietos para ver la salvación de Dios. Dejad que hablen Daniel y el Apocalipsis, y digan cuál es la verdad. Pero sea cual fuere el aspecto del tema que se presente, ensalzad a Jesús como el centro de toda esperanza, "la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana". 

No cavamos en forma suficientemente profunda para escudriñar la verdad. A todo creyente en la verdad presente se le requerirá en algún momento que dé razón de la esperanza que hay en él. Los hijos de Dios han de ser llamados a la presencia de reyes, príncipes, gobernantes y grandes hombres de la tierra, y éstos deben saber que ellos conocen cuál es la verdad. Deben ser hombres y mujeres convertidos. Dios puede enseñaros en un momento, por su Espíritu Santo, más de lo que podríais aprender de los grandes hombres de la tierra. El universo está observando el conflicto que se desarrolla sobre la tierra. A un costo infinito, Dios le ha proporcionado a todo hombre una oportunidad para que conozca lo que ha de hacerlo sabio para la salvación. ¡Cuán ávidamente miran los ángeles para ver quiénes aprovecharán esta oportunidad! Cuando se presenta un mensaje a los hijos de Dios, éstos no deben levantarse en oposición a él; deben ir a la Biblia, comparándolo con la ley y el testimonio, y si no soporta esta prueba, no es verdad. Dios quiere que nuestras mentes se expandan. Desea colocar su gracia sobre nosotros. Podemos tener un banquete de cosas buenas todos los días, pues Dios puede abrir todo el tesoro del cielo para nosotros. 21

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (14 de Enero)

El Rey ya viene 

LA PROFECÍA DE ELÍAS 

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. (Mal. 4: 5, 6). 

Los que deben preparar el camino para la segunda venida de Cristo están representados por el fiel Elías, así como Juan vino en el espíritu de Elías a fin de preparar el camino para la primera venida de Cristo. 

La obra de Juan el Bautista, y la de aquellos que en los últimos días saldrán con el espíritu y el poder de Elías para despertar a la gente de su apatía, en muchos sentidos es la misma. Su obra es la clase de obra que debe hacerse en este tiempo. Cristo vendrá por segunda vez a juzgar al mundo con justicia.

Juan se apartó de sus amigos y de los lujos de esta vida. La sencillez de su vestimenta: Una túnica tejida con pelos de camello, era una permanente reprensión a la extravagancia y la ostentación de los sacerdotes judíos y del pueblo en general. Su alimentación, totalmente vegetariana, compuesta por algarrobas y miel silvestre, era una reprensión a la complacencia del apetito y la gula que prevalecían en todas partes. . . Se debe agitar el gran tema de la reforma y despertar la conciencia pública. Debe relacionarse con el mensaje la temperancia en todas las cosas, para apartar al pueblo de Dios de su idolatría, su gula y su extravagancia en el vestir y en otras cosas. 

La abnegación, la humildad y la temperancia requeridas de los justos, a quienes Dios conduce y bendice especialmente, deben presentarse a la gente en contraste con la extravagancia y los hábitos destructores de la salud de los que viven en esta época degenerada. Dios ha mostrado que la reforma sanitaria está tan íntimamente relacionada con el mensaje del tercer ángel como la mano con el cuerpo. 

Tal como Juan el Bautista al preparar a la gente para la primera venida de Cristo llamaba su atención a los Diez Mandamientos, nosotros debemos dar este mensaje no con un sonido incierto: "Temed a. Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado" (Apoc. 14: 7). Con el fervor que caracterizaban a Elías el profeta y a Juan el Bautista, debemos luchar para preparar el camino de la segunda venida de Cristo. 20

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (13 de Enero)

El Rey ya viene 

REINARÁ PARA SIEMPRE 

El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor, y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. (Apoc. 11: 15). 

La venida de Cristo, que ha de inaugurar el reino de la justicia, ha inspirado los más sublimes y conmovedores acentos de los escritos sagrados. . . El salmista cantó el poder y la majestad del Rey de Israel. . . "Alégrense los cielos, y gócese la tierra. . . delante de Jehová; porque viene, sí, porque viene a juzgar la tierra. ¡Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad!" (Sal. 96: 11-13, VM). . . "Destruirá a la muerte para siempre; y el enjugará Jehová Señor toda lágrima de todos los rostros, y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho" (Isa. 25: 8). . . 

Cuando el Señor estuvo a punto de separarse de sus discípulos, los consoló en su aflicción asegurándoles que volvería: "No se turbe vuestro corazón. . . En la casa de mi Padre muchas moradas hay. . . voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo" (Juan 14: 1-3). 

Los ángeles que estuvieron en el Monte de las Olivas después de la ascensión de Cristo, repitieron a los discípulos la promesa de volver que él les hiciera: "Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hech. 1: 11). Y el apóstol Pablo, hablando por inspiración, asegura: "El Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo" (1 Tes. 4: 16). El profeta de Patmos dice: "He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá" (Apoc. 1: 7). 

En torno de su venida se agrupan las glorias de "la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Hech. 3: 21). Entonces será quebrantado el poder del mal que tanto tiempo duró; "los reinos del mundo" vendrán "a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos" (Apoc. 11: 15). 19

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (12 de Enero)

El Rey ya viene 

LAS ÚLTIMAS AMONESTACIONES DEL TERCER ÁNGEL 

Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. (Apoc. 18: 1). 

El ángel que une su voz a la proclamación del tercer mensaje, alumbrará toda la tierra con su gloria. Así se predice una obra de extensión universal y de poder extraordinario. El movimiento adventista de 1840 a 1844 fue una manifestación gloriosa del poder divino; el mensaje del primer ángel fue llevado a todas las estaciones misioneras de la tierra, y en algunos países se distinguió por el mayor interés religioso que se haya visto en país cualquiera desde el tiempo de la Reforma del siglo XVI; pero todo esto será superado por el poderoso movimiento que ha de desarrollarse bajo la proclamación de la última amonestación del tercer ángel. . . 

La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volverse a cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio. . . 

Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán, y señales y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará sus falsos milagros, al punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres. (Apoc. 13: 13.) Es así como los habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad. . . 

Las publicaciones distribuidas por los misioneros han ejercido su influencia; sin embargo, muchos cuyo espíritu fue impresionado han sido impedidos de entender la verdad por completo o de obedecerla. Pero entonces los rayos de luz penetrarán por todas partes, la verdad aparecerá en toda su claridad, y los sinceros hijos de Dios romperán las ligaduras que los tenían sujetos. Los lazos de familia y las relaciones de la iglesia serán impotentes para detenerlos. La verdad les será más preciosa que cualquier otra cosa. A pesar de los poderes coligados contra la verdad, un sinnúmero de personas se alistará en las filas del Señor. 18 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (11 de Enero)

El Rey ya viene 

APRESUREMOS EL REGRESO DEL SEÑOR 

Porque el Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud. (Rom. 9: 28). 

En la profecía referente a la destrucción de Jerusalén, Cristo dijo: "Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mat. 24: 12-14). Esta profecía volverá a cumplirse. La abundante iniquidad de aquel día halla su contraparte en esta generación. Lo mismo ocurre con la predicción referente a la predicación del Evangelio. Antes de la caída de Jerusalén, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del Espíritu Santo, declaró que el Evangelio había sido predicado a "toda criatura que está debajo del cielo" (Col. 1: 23 V.A.) Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el Evangelio eterno ha de ser predicado "a toda nación, tribu, lengua y pueblo" (Apoc. 14: 6, 14). 

Dios "ha establecido un día en el cual juzgará al mundo" (Hech. 17: 31). Cristo nos dice cuándo ha de iniciarse ese día. No afirma que todo el mundo se convertirá, sino que "será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No sólo hemos de esperar la venida del día de Dios, sino apresurarla. (2 Ped. 3: 12. ) Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el Señor le ordenaba, todo el mundo habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús habría venido a nuestra tierra con poder y grande gloria.

La incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y las contiendas entre el profeso pueblo de Dios nos han mantenido en este mundo de pecado y tristeza tantos años. . . 

Tal vez tengamos que permanecer aquí en este mundo muchos años más debido a la insubordinación, como les sucedió a los hijos de Israel; pero por amor de Cristo, su pueblo no debe añadir pecado sobre pecado culpando a Dios de las consecuencias de su propia conducta errónea. 17 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (10 de Enero)

El Rey ya viene 

LA VERDAD TRIUNFARÁ 

Y el ángel. . . juró por el que vive por los siglos. . . que el tiempo no sería más. (Apoc. 10: 5, 6). 

El mensaje de Apocalipsis 14 que proclama que la hora del juicio ha llegado, es dado en el tiempo del fin; y al ángel de Apocalipsis 10 se lo representa con un pie en el mar y el otro sobre la tierra para demostrar que el mensaje se llevará a países distantes; se cruzará el océano y las islas del mar escucharán la proclamación del último mensaje de amonestación. . . 

"Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más" (Apoc. 10: 5, 6). Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que esperaban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ardientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera este chasco, y que los corazones se manifestaran. 

No ha habido ni una sola nube que ha caído sobre la iglesia para la cual Dios no haya hecho provisión; no se ha levantado ni una sola fuerza opositora para contrarrestar la obra de Dios que él no haya previsto. Todo ha ocurrido como lo predijo por medio de sus profetas. No ha dejado a su iglesia en tinieblas y olvidada, sino que ha mostrado mediante declaraciones proféticas lo que ocurriría, y obrando por medio de su providencia en el lugar designado de la historia del mundo, ha dado lugar a aquello que el Espíritu Santo reveló a sus profetas para que lo predijeran. Todos sus propósitos se cumplirán y se afirmarán. Su ley está unida con su trono, y los instrumentos satánicos combinados con los instrumentos humanos no pueden destruirla. La verdad es inspirada y está protegida por Dios; perdurará y tendrá buen éxito, aunque algunas veces aparezca oscurecida. El Evangelio de Cristo es la ley ejemplificada en el carácter. Los engaños practicados contra ella, toda invención destinada a vindicar la falsedad, y todo error forjado por los instrumentos satánicos, llegarán a ser desbaratados para siempre, y el triunfo de la verdad será como la apariencia del sol en el mediodía. El Sol de justicia brillará con poder sanador en sus rayos, y toda la tierra estará llena de su gloria. 16

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (9 de Enero)

El Rey ya viene 

HOMBRES HUMILDES PROCLAMAN EL MENSAJE 

Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. (2 Ped. 1: 19). 

Este mensaje [Apoc. 14: 6,7] es declarado parte del "evangelio eterno". La predicación del Evangelio no ha sido encargada a los ángeles, sino a los hombres. En la dirección de esta obra se han empleado ángeles santos y ellos tienen a su cargo los grandes movimientos para la salvación de los hombres; pero la proclamación misma del Evangelio es llevada a cabo por los siervos de Cristo en la tierra. 

Hombres fieles, obedientes a los impulsos del Espíritu de Dios y a las enseñanzas de su Palabra, iban a pregonar al mundo esta amonestación. Eran los que habían estado atentos a la firme. . . "palabra profética" la "antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga" (2 Ped. 1: 19). Habían estado buscando el conocimiento de Dios más que todos los tesoros escondidos, estimándolo más que "la ganancia de plata" y "su rédito" más "que el oro puro" (Prov. 3: 14, VM). Y el Señor les reveló los grandes asuntos del reino. "El secreto de Jehová es para los que le temen; y a ellos hará conocer su alianza" (Sal. 25: 14). 

Los que llegaron a comprender esta verdad y se dedicaron a proclamarla no fueron los teólogos eruditos. Si éstos hubiesen sido centinelas fieles y hubieran escudriñado las Santas Escrituras con diligencia y oración, habrían sabido qué hora era de la noche; las profecías les habrían revelado los acontecimientos que estaban por realizarse. Pero tal no fue su actitud, y fueron hombres más humildes los que proclamaron el mensaje. Jesús había dicho: "Anda entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas" (Juan 12: 35). Los que se apartan de la luz que Dios les ha dado, o no la procuran cuando está a su alcance, son dejados en las tinieblas. Pero el Salvador dice también: "El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8: 12). Cualquiera que con rectitud de corazón trate de hacer la voluntad de Dios siguiendo atentamente la luz que ya le ha sido dada, recibirá aún más luz; a esa alma le será enviada alguna estrella de celestial resplandor para guiarla a la plenitud de la verdad. 15

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (8 de Enero)

El Rey ya viene 

DESILUSIONES SEMEJANTES 

He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo. (Sant. 5: 11). 

A menudo la mente del pueblo -y hasta de los siervos de Dios- es ofuscada por las opiniones humanas, las tradiciones y las falsas enseñanzas de los hombres, de suerte que no alcanza a comprender más que parcialmente las grandes cosas que Dios reveló en su Palabra. Así les pasó a los discípulos de Cristo, cuando el mismo Señor estaba con ellos en persona. Su espíritu estaba dominado por la creencia popular de que el Mesías sería un príncipe terrenal, que exaltaría a Israel a la altura de un imperio universal, y no pudieron comprender el significado de sus palabras cuando les anunció sus padecimientos y su muerte. . . 

Desde su más tierna edad la esperanza de su corazón se había cifrado en la gloria de un futuro imperio terrenal, y eso les cegaba la inteligencia. . . 

Lo que experimentaron los discípulos que predicaron el "evangelio del reino" cuando vino Cristo por primera vez tuvo su contraparte en lo que experimentaron los que proclamaron el mensaje de su segundo advenimiento. . . 

Como los primeros discípulos, Guillermo Miller y sus colaboradores no comprendieron ellos mismos enteramente el alcance del mensaje que proclamaban. Los errores que existían desde hacía largo tiempo en la iglesia les impidieron interpretar correctamente un punto importante de la profecía. Por eso, si bien proclamaron el mensaje que Dios les había confiado para que lo diesen al mundo, sufrieron un desengaño debido a un falso concepto de su significado. 

A estos creyentes les pasó lo que a los primeros discípulos: Lo que en la hora de la prueba pareciera oscuro a su inteligencia, les fue aclarado después. Cuando vieron el "fin que vino del Señor", supieron que a pesar de la prueba que resultó de sus errores, los propósitos del amor divino para con ellos no habían dejado de seguir cumpliéndose. Merced a tan bendita experiencia llegaron a saber que el "Señor es muy misericordioso y compasivo"; que todos sus caminos "son misericordia y verdad, para los que guardan su pacto y sus testimonios". 14

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (7 de Enero)

El Rey ya viene 

LA CLAVE DE LA HISTORIA 

Guarda, ¿qué de la noche? El guarda respondió: La mañana viene, y después la noche; preguntad si queréis, preguntad; volved, venid. (Isa. 21: 11 úp. 12). 

La comprensión de la esperanza en la segunda venida de Cristo es la clave que abre toda la historia futura, y explica todas las lecciones del porvenir. 

Ahora debe oírse a lo largo de toda la línea la voz del centinela: "La mañana viene, y después la noche". La trompeta debe producir una nota certera porque estamos en el gran día de la preparación del Señor. 

Las verdades de la profecía están unidas, y al estudiarlas, forman un hermoso conjunto de verdades prácticas. Todos los discursos que damos han de revelar claramente que estamos esperando, trabajando y orando por la venida del Hijo de Dios. Su venida es nuestra esperanza. Esta esperanza ha de estar vinculada con todas nuestras palabras y obras, con todas nuestras asociaciones y relaciones. . . 

La segunda venida del Hijo del hombre ha de ser el tema maravilloso que se mantenga ante la gente. He aquí un tema que no debe descartarse de nuestros discursos. Las realidades eternas deben mantenerse ante la mente, y las atracciones del mundo aparecerán como son, completamente inútiles, como vanidades. ¿Qué hemos de hacer con las vanidades del mundo, sus alabanzas, sus riquezas, sus honores, o sus placeres? 

Somos peregrinos y extranjeros que esperamos la bienaventurada esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y oramos por ella. Si creemos esto y lo manifestamos en nuestra vida práctica, ¡qué acción vigorosa inspirarán esta fe y esta esperanza; qué ferviente amor mutuo; qué vida cuidadosa y santa para la gloria de Dios; y en el respeto que manifestemos por la remuneración, qué nítidas líneas de demarcación nos distinguirán con evidencia del mundo! 

La verdad de que Cristo viene debe ser mantenida ante toda mente. 13 

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (6 de Enero)

El Rey ya viene 

LA FE DE LOS REFORMADORES 

Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. (1 Cor. 15: 26). 

Lutero declaró: "Estoy verdaderamente convencido de que el día del juicio no tardará más de trescientos años. Dios no quiere ni puede sufrir por más tiempo a este mundo malvado". "Se acerca el gran día en que el reino de las abominaciones será derrocado". 

"Este viejo mundo no está lejos de su fin", decía Malanchton. Calvino invita a los cristianos a "desear sin vacilar y con ardor el día de la venida de Cristo como el más propicio de todos los acontecimientos", y declara que "toda la familia de los fieles no perderá de vista ese día". "Debemos tener hambre de Cristo -dice-, debemos buscarlo, contemplarlo hasta la aurora de aquel gran día en que nuestro Señor manifestará la gloria de su reino en su plenitud" (Daniel T. Taylor, The Reign of Christ on Earth or the Voice of the Church in all Ages, págs. 158, 134). 

"¿No llevó acaso nuestro Señor Jesús nuestra carne al cielo? -dice Knox, el reformador escocés-, ¿y no ha de regresar por ventura? Sabemos que volverá, y esto con prontitud". Ridley y Latimer, que dieron su vida por la verdad, esperaban con fe la venida del Señor. Ridley escribió: "El mundo llega sin duda a su fin. Así lo creo y por eso lo digo. Clamemos del fondo de nuestros corazones a nuestro Salvador, Cristo, con Juan el siervo de Dios: Ven, Señor Jesús, ven" (Id., págs. 151, 145). 

"El pensar en la venida del Señor -decía Baxter- es dulce en extremo para mí y me llena de alegría". "Es obra de fe y un rasgo característico de sus santos desear con ansia su advenimiento y vivir con tan bendita esperanza". "Si la muerte es el último enemigo que ha de ser destruido en la resurrección, podemos representarnos con cuánto ardor los creyentes esperarán y orarán por la segunda venida de Cristo, cuando esta completa y definitiva victoria sea alcanzada". "Ese es el día que todos los creyentes deberían desear con ansia por ser el día en que habrá de quedar consumada toda la obra de su redención, cumplidos todos los deseos y esfuerzos de sus almas". "¡Apresura, oh Señor, ese día bendito!" (Ricardo Baxter, Works, tomo 17, págs. 555, 500; 182, 183). 

Tal fue la esperanza de la iglesia apostólica, de la "iglesia del desierto", y de los reformadores. 12

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (5 de Enero)

El Rey ya viene 

EL "LEITMOTIV" DE LAS ESCRITURAS 

Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo. (Job. 19: 25). 

Una de las verdades más solemnes y más gloriosas que revela la Biblia, es la de la segunda venida de Cristo para completar la gran obra de la redención. Al pueblo peregrino de Dios, que por tanto tiempo hubo de morar "en región y sombra de muerte", le es dada una valiosa esperanza inspiradora de alegría en la promesa de la venida de Aquel que es "la resurrección y la vida" para hacer "volver al hogar a sus hijos exiliados". La doctrina del segundo advenimiento es verdaderamente la nota tónica de las Sagradas Escrituras. Desde el día en que la primera pareja se alejara apesadumbrada del Edén, los hijos de la fe han esperado la venida del Prometido que había de aniquilar el poder destructor de Satanás y volverlos a llevar al paraíso perdido. . . Enoc, que se contó entre la séptima generación descendiente de los que moraran en el Edén y que por tres siglos anduvo con Dios en la tierra, pudo contemplar desde lejos la venida del Libertador. "He aquí que viene el Señor, con las huestes innumerables de sus santos ángeles, para ejecutar juicio sobre todos" (Jud. 14, 15, VM). El patriarca Job, en la lobreguez de su aflicción, exclamaba con confianza inquebrantable: "Pues yo sé que mi Redentor vive, y que en lo venidero ha de levantarse sobre la tierra. . . aun desde mi carne he de ver a Dios; a quien yo tengo de ver por mí mismo, y mis ojos le mirarán; y ya no como a un extraño" (Job 19: 25-27, VM).

Quiera el Dios de toda gracia iluminar de tal manera vuestro entendimiento que podáis discernir las cosas eternas, para que por medio de la luz de la verdad vuestros propios errores, que son numerosos, puedan verse tales como son, para que podáis hacer los esfuerzos necesarios para abandonarlos, a fin de que en lugar de este fruto malo y amargo, podáis producir un fruto precioso para vida eterna. 

Humillad delante de Dios vuestro corazón pobre, orgulloso y lleno de justicia propia; humillaos muy profundamente a sus pies, plenamente quebrantados en vuestra pecaminosidad. Dedicaos a la obra de preparación. No descanséis hasta que podáis decir: Mi Redentor vive, y puesto que él vive, yo también viviré. 

Si perdéis el cielo, lo perdéis todo; si obtenéis el cielo, lo obtenéis todo. Os ruego que no os equivoquéis en esto. Hay intereses eternos en juego. 11

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (4 de Enero)

El Rey ya viene 

LA ESPERANZA DE LA SEGUNDA VENIDA 

El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. (Apoc. 22: 20). 

La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos discípulos. La promesa que hizo el Salvador al despedirse en el Monte de las Olivas, de que volvería, iluminó el porvenir de sus discípulos al llenar sus corazones de una alegría y una esperanza que las penas no podían apagar ni las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, "la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo" era la "esperanza bienaventurada". Cuando los cristianos de Tesalónica, agobiados por el dolor, enterraban a sus amados que habían esperado vivir hasta ser testigos de la venida del Señor, Pablo, su maestro, les recordaba la resurrección, que había de verificarse cuando viniese el Señor. Entonces los que hubiesen muerto en Cristo resucitarían, y juntamente con los vivos serían arrebatados para recibir a Cristo en el aire. "Y así -dijo- estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras" (1 Tes. 4: 16-18). . . 

Desde la cárcel, la hoguera y el patíbulo, donde los santos y los mártires dieron testimonio de la verdad, llega hasta nosotros a través de los siglos la expresión de su fe y esperanza. Estando "seguros de la resurrección personal de Cristo, y, por consiguiente, de la suya propia, a la venida de Aquel -como dice uno de estos cristianos-, ellos despreciaban la muerte y la superaban" (Daniel T. Taylor, The Reign of Christ on Earth or the Voice of the Church in all Ages, pág. 33). Estaban dispuestos a bajar a la tumba, a fin de que pudiesen "resucitar libertados". Esperaban al "Señor que debía venir del cielo entre las nubes con la gloria de su Padre", "trayendo para los justos el reino eterno". Los valdenses acariciaban la misma fe. Wiclef aguardaba la aparición del Redentor como la esperanza de la iglesia (Id., págs. 54, 129-134).  

En la isla peñascosa de Patmos, el discípulo amado oyó la promesa: "Ciertamente vengo en breve". Y su anhelante respuesta expresa la oración que la iglesia exhaló durante toda su peregrinación: ¡"Ven, Señor Jesús"! (Apoc. 22: 20). 10

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (3 de Enero)

El Rey ya viene 

CUANDO JESÚS NACIÓ 

Cuando Jesús nació en Belén. . . vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? (Mat. 2: 1, 2). 

El Rey de gloria descendió muchísimo para asumir la humanidad; y los ángeles, que habían sido testigos de su esplendor en las cortes celestiales, cuando era adorado por todas las huestes del cielo, se desilusionaron al descubrir que su divino Comandante ocupaba un puesto que implicaba tan profunda humillación. 

Los judíos se habían separado tanto de Dios por causa de sus malas obras, que los ángeles no les podían transmitir las nuevas del advenimiento del niño Redentor. Dios eligió a los sabios de Oriente para que cumplieran su voluntad... 

La aparición desusada de una estrella grande y brillante, Que nunca habían visto antes, y que aparecía como una señal en los cielos, atrajo su atención. No tuvieron el privilegio de escuchar la proclamación de los ángeles a los pastores. Pero el Espíritu de Dios los impulsó a buscar al Visitante celestial que había venido a este mundo caído. Los sabios enderezaron su rumbo en la dirección en que la estrella parecía conducirlos. Al acercarse a la ciudad de Jerusalén, la estrella se envolvió en tinieblas, y no los guió más. Llegaron a la conclusión de que los judíos no podían ignorar el gran acontecimiento de la llegada del Mesías; de modo que comenzaron a inquirir al respecto en las proximidades de Jerusalén. 

Los sabios se sorprendieron al verificar que no había un interés especial con respecto al tema de la venida del Mesías. . . Cuando abandonaron Jerusalén, ya no abrigaban tanta confianza y esperanza como cuando llegaron. Se maravillaban de que los judíos no tuvieran interés ni manifestaran gozo frente a la perspectiva del gran acontecimiento de la venida del Cristo. 

Las iglesias de nuestro tiempo están buscando la grandeza mundana y están tan poco dispuestas a ver la luz de las profecías y a recibir la evidencia de su cumplimiento, que muestran que Cristo muy pronto vendrá, como los judíos con respecto a su primer advenimiento. Esperaban el reino temporal y triunfante del Mesías en Jerusalén. Los profesos cristianos de nuestra época esperan la prosperidad temporal de la iglesia, manifestada en la conversión del mundo, y el gozo del milenio temporal. 9

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (2 de Enero)

El Rey ya Viene 

LA LECCIÓN DE BELÉN 

Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. (Heb. 9: 28). 

Cuando se produjo el primer advenimiento de Cristo, los sacerdotes y los fariseos de la ciudad santa, a quienes fueran confiados los oráculos de Dios, habrían podido discernir las señales de los tiempos y proclamar la venida del Mesías prometido. La profecía de Miqueas señalaba el lugar de su nacimiento. (Miq. 5: 2.) Daniel especificaba el tiempo de su advenimiento. (Dan. 9: 25.) Dios había encomendado estas profecías a los caudillos de Israel; no tenían pues excusa por no saber que el Mesías estaba a punto de llegar y por no habérselo dicho al pueblo. Su ignorancia era resultado de culpable descuido. . . Todo el pueblo debería haber estado velando y esperando para hallarse entre los primeros en saludar al Redentor del mundo. En vez de todo esto, vemos, en Belén, a dos caminantes cansados que vienen de los collados de Nazaret, y que recorren toda la longitud de la angosta calle del pueblo hasta el extremo este de la ciudad, buscando en vano lugar de descanso y abrigo para la noche. Ninguna puerta se abre para recibirlos. En un miserable cobertizo para el ganado, encuentran al fin un refugio, y allí fue donde nació el Salvador del mundo. . . 

No hay señales de que se espere a Cristo ni preparativos para recibir al Príncipe de la vida. Asombrado, el mensajero celestial está a punto de volverse al cielo con la vergonzosa noticia, cuando descubre un grupo de pastores que están cuidando sus rebaños durante la noche, y que al contemplar el cielo estrellado, meditan en la profecía de un Mesías que debe venir a la tierra y anhelan el advenimiento del Redentor del mundo. Aquí tenemos un grupo de seres humanos preparados para recibir el mensaje celestial. Y de pronto aparece el ángel del Señor proclamando las buenas nuevas de gran gozo... 

¡Oh! ¡Qué lección encierra esta maravillosa historia de Belén! ¡Qué reconvención para nuestra incredulidad, nuestro orgullo y amor propio! ¡Cómo nos amonesta a que tengamos cuidado, no sea que por nuestra criminal indiferencia, nosotros también dejemos de discernir las señales de los tiempos, y no conozcamos el día de nuestra visitación! 8

martes, enero 29, 2008

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (1 de Enero)

El Rey ya viene 

LA PRIMERA VENIDA DE JESÚS 

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo,. . . para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. (Gál. 4: 4, 5). 

La venida del Salvador había sido predicha en el Edén. Cuando Adán y Eva oyeron por primera vez la promesa, esperaban que se cumpliese pronto. Dieron gozosamente la bienvenida a su primogénito, esperando que fuese el Libertador. Pero el cumplimiento de la promesa tardó. Los que la recibieron primero, murieron sin verlo. Desde los días de Enoc, la promesa fue repetida por medio de los patriarcas y los profetas, manteniendo viva la esperanza de su aparición, y sin embargo no había venido. La profecía de Daniel revelaba el tiempo de su advenimiento, pero no todos interpretaban correctamente el mensaje. Transcurrió un siglo tras otro, y las voces de los profetas cesaron. La mano del opresor pesaba sobre Israel, y muchos estaban listos para exclamar: "Se van prolongando los días, y desaparecerá toda visión" (Eze. 12: 22). 

Pero, como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora. Por los símbolos de las densas tinieblas y el horno humeante, Dios había anunciado a Abrahán la servidumbre de Israel en Egipto, y había declarado que el tiempo de su estada allí abarcaría cuatrocientos años. "Después de esto -dijo Dios- saldrán con gran riqueza" (Gen. 15: 14). Y contra esta palabra se empeñó en vano todo el poder del orgulloso imperio de los faraones. "En el mismo día" señalado por la promesa divina, "todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto" (Exo. 12: 41). Así también fue determinada en el concilio celestial la hora en que Cristo había de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marcó aquella hora, Jesús nació en Belén. 

"Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo". La Providencia había dirigido los movimientos de las naciones, así como el flujo y reflujo de impulsos e influencias de origen humano, a tal punto que el mundo estaba maduro para la llegada del Libertador. . . 

Entonces vino Jesús a restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor. Nadie, excepto Cristo, puede amoldar de nuevo el carácter que ha sido arruinado por el pecado. Él vino para expulsar a los demonios que habían dominado la voluntad. Vino para levantarnos del polvo, para rehacer según el modelo divino el carácter que había sido mancillado, para hermosearlo con su propia gloria. 7