miércoles, agosto 31, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 01 de Setiembre)

El Fin del Tiempo de Prueba
ANTE JUZGADOS Y CONCILIOS

Hablaré de tus testimonios delante de los reyes, y no me avergonzaré. (Sal. 119: 46).

En la gran obra final, nos encontraremos con perplejidades que no sabremos cómo afrontar, pero no olvidemos que los tres grandes poderes del cielo están actuando, que una mano divina maneja el timón y que Dios obrará para que se realicen sus propósitos.

Llegará el tiempo cuando seremos llevados ante concilios y multitudes por causa de su nombre, y cada uno tendrá que dar razón de su fe.

Toda proposición relativa a la verdad presentada por nuestros hermanos tendrá que soportar la crítica de los más grandes intelectos; los más encumbrados de los grandes hombres del mundo serán puestos en relación con la verdad, y por lo tanto cada postulado nuestro debiera ser examinado y probado con espíritu crítico por medio de las Escrituras. Ahora parece que nadie nos notara, pero eso no siempre será así. Están sucediendo cosas que nos pondrán sobre el tapete, y si nuestras teorías acerca de la verdad pueden ser desmenuzadas por los historiadores o los más grandes hombres del mundo, eso se hará.

El Señor Jesús dará a sus discípulos un lenguaje y una sabiduría que sus adversarios no podrán contradecir ni resistir. Los que no puedan rebatir con razonamientos los engaños satánicos, presentarán un testimonio afirmativo que confundirá a hombres supuestamente eruditos. De labios de los indoctos brotarán palabras con tal poder de convicción y sabiduría que se producirán conversiones a la verdad. Miles se convertirán por causa de su testimonio.

¿Por qué los hombres sin letras pueden tener ese poder que no tienen los sabios? El iletrado, por fe en Cristo, ha entrado en la atmósfera de la verdad pura y limpia, en tanto que el sabio se ha apartado de ella. El hombre humilde es testigo de Cristo. No puede apelar ni a la historia ni a la así llamada alta ciencia, pero se aferra de las poderosas evidencias de la Palabra de Dios. La verdad que expresa bajo la inspiración del Espíritu es tan pura y notable, y lleva consigo un poder tan incontrovertible, que su testimonio no podrá ser contradicho. 251

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 31 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
EL JUICIO INVESTIGADOR

Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después. (1 Tim. 5: 24).

La obra del juicio investigador y el acto de borrar los pecados deben realizarse antes del segundo advenimiento del Señor. En vista de que los muertos han de ser juzgados según las cosas escritas en los libros, es imposible que los pecados de los hombres sean borrados antes del fin del juicio en que sus vidas han de ser examinadas. . . Cuando el juicio investigador haya concluido, Cristo vendrá con su recompensa para dar a cada cual según sus obras.

En el servicio ritual típico el sumo sacerdote, hecha la propiciación por Israel, salía y bendecía a la congregación. Así también Cristo, una vez terminada su obra de mediador, aparecerá "sin pecado. . . para la salvación" (Heb. 9: 28, VM), para bendecir con el don de la vida eterna su pueblo que le espera. Así como, al quitar los pecados del santuario, el sacerdote los confesaba sobre la cabeza del macho cabrío emisario, así también Cristo colocará todos estos pecados sobre Satanás, autor e instigador del pecado. El macho cabrío emisario, que cargaba con los pecados de Israel, era enviado "a tierra inhabitada" (Lev. 16: 22); así también Satanás, cargado con la responsabilidad de todos los pecados que ha hecho cometer al pueblo de Dios, será confinado durante mil años en la tierra entonces desolada y sin habitantes, y sufrirá finalmente la plena sanción del pecado en el fuego que destruirá a todos los impíos.

Unos pocos, poquísimos, del inmenso número que puebla la tierra, serán salvos para vida eterna, en tanto que las multitudes que no han perfeccionado sus almas en la obediencia de la verdad, serán destinadas a la muerte segunda.

Mientras se prosigue el juicio investigador en el cielo, mientras los pecados de los creyentes arrepentidos son quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la tierra. 250

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 30 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
EL JUICIO DE LOS VIVOS

Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdale, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. (Apoc. 3: 3).

En el tiempo señalado para el juicio -al fin de los 2.300 días, en 1844- empezó la obra de investigación y el acto de borrar los pecados. Todos los que hayan profesado el nombre de Cristo deben pasar por ese riguroso examen. Tanto los vivos como los muertos deben ser juzgados "de acuerdo con las cosas escritas en los libros, según sus obras".

El juez dijo: "Todos serán justificados por su fe y juzgados por sus obras".

Los pecados que no hayan inspirado arrepentimiento y que no hayan sido abandonados, no serán perdonados ni borrados de los libros de memoria, sino que permanecerán como testimonio contra el pecador en el día de Dios.

Empeñada lucha espera a todos los que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra individual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirá la falta de estas cualidades en otro. Si bien todas las naciones deben pasar en juicio ante Dios, sin embargo él examinará el caso de cada individuo de un modo tan rígido y minucioso como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante.

El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto -nadie sabe cuándo- les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En éste más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación del Señor: "Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo". "Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti" (Mar. 13: 33; Apoc. 3: 3). 249

domingo, agosto 28, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 29 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
INSTRUCCIÓN PROVENIENTE DEL SANTUARIO
Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia. (Heb. 10: 22).
"Y he aquí en las nubes del cielo como un hijo de hombre que venía, y llegó hasta el Anciano de grande edad, e hiciéronle llegar delante de él" (Dan. 7. 13). . . La venida de Cristo descripta aquí no es su segunda venida a la tierra. El viene hacia el Anciano de días en el ciclo para recibir el dominio y la gloria y un reino, que le será dado a la conclusión de su obra de mediador. Es esta venida, y no su segundo advenimiento a la tierra, la que la profecía predijo que había de realizarse al fin de los 2.300 días en 1844. Acompañado por ángeles celestiales nuestro gran Sumo Sacerdote entra en el lugar santísimo, y allí, en la presencia de Dios, da principio a los últimos actos de su ministerio en beneficio del hombre, a saber, cumplir la obra del juicio y hacer expiación por todos los que resulten tener derecho a ella.
Ojalá que el Señor nos permita ver la necesidad de beber de la fuente viva del agua de vida. Su corriente pura nos renovará y sanará y vivificará todo lo que se halle relacionado con nosotros. ¡Oh, si los corazones tan solo se sometieran a él! Si se tuviera en vista únicamente la gloria de Dios, ¡con qué abundancia se derramaría sobre el alma la luz celestial! Aquel que ha hablado como ningún hombre lo ha hecho jamás, fue un Educador en este mundo. Después de su resurrección fue Maestro de los desanimados y solitarios discípulos que viajaban a Emaús y de los que se reunieron en el aposento alto. Les reveló lo que las Escrituras decían respecto a su Persona e hizo que sus corazones se ligaran a una esperanza y un gozo santos, nuevos y sagrados.
Desde el lugar santísimo prosigue la gran obra de instrucción. . . Cristo oficia en el santuario. Nosotros no lo seguimos hasta el interior del santuario tal como deberíamos hacerlo. Cristo y los ángeles obran en el corazón de los hijos de los hombres. La iglesia del cielo unida con la iglesia de la tierra está peleando la buena batalla de la fe en este mundo. Debe producirse una purificación del alma aquí en la tierra, en armonía con la purificación efectuada por Cristo en el santuario celestial.
El pueblo de Dios debe tener ahora sus ojos fijos en el santuario celestial, donde. . . nuestro gran Sumo Sacerdote. . . está intercediendo por su pueblo. 248

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 28 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LA PURIFICACIÓN DEL SANTUARIO

Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. (Dan. 7: 13).

Después de su ascensión, nuestro Salvador empezó a actuar como nuestro Sumo Sacerdote. Pablo dice: "No entró Cristo en un lugar santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros" (Heb. 9: 24, VM). . .

Este ministerio siguió efectuándose durante dieciocho siglos en el primer departamento del santuario. La sangre de Cristo, ofrecida en beneficio de los creyentes arrepentidos, les aseguraba perdón y aceptación cerca del Padre, no obstante lo cual sus pecados permanecían inscriptos en los libros de registro. Como en el servicio típico había una obra de expiación al fin del año, así también, antes de que la obra de Cristo para la redención de los hombres se complete, queda por hacer una obra de expiación para quitar el pecado del santuario. Este es el servicio que empezó cuando terminaron los 2.300 días. Entonces. . . nuestro Sumo Sacerdote entró en el lugar santísimo, para cumplir la última parte de su solemne obra: la purificación del santuario.

La venida de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote al lugar santísimo para la purificación del santuario, de la que se había en Daniel 8: 14; la venida del Hijo del hombre al lugar donde está el Anciano de días, tal como está presentada en Daniel 7: 13; y la venida del Señor a su templo, predicha por Malaquías, son descripciones del mismo acontecimiento representado también por la venida del Esposo a las bodas, descripta por Cristo en la parábola de las diez vírgenes, según Mateo 25.

La purificación del Santuario implica. . . una obra de investigación: Una obra de juicio. Esta obra debe realizarse antes de que venga Cristo para redimir a su pueblo, pues cuando venga, su galardón estará con él, para que pueda otorgar la recompensa a cada uno según haya sido su obra.

En el día final del ajuste de cuentas, la posición, el rango o la riqueza no alterarán ni en el espesor de un cabello el caso de nadie. El Dios que todo lo ve juzgará a los hombres por lo que éstos son en pureza, nobleza y amor a Cristo. 247

viernes, agosto 26, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 27 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
ESTUDIEMOS EL TEMA DEL SANTUARIO

Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado. (Dan. 8: 14).

Debemos ser fervientes estudiosos de la profecía; no debiéramos descansar hasta entender plenamente el tema del santuario, que aparece en las visiones de Daniel y de Juan. Este asunto esparce mucha luz sobre nuestro punto de vista actual y nuestra obra, y nos da una prueba irrefutable de que Dios nos ha dirigido en nuestra experiencia pasada. Explica nuestra desilusión de 1844, pues nos muestra que el santuario que debía ser purificado no era la tierra, como habíamos supuesto, sino que Cristo entró entonces en el lugar santísimo del santuario celestial, y allí está realizando la obra final de su misión sacerdotal, en cumplimiento de las palabras que el ángel dirigió al profeta Daniel.

Se había comprobado que los 2.300 días principiaron cuando entró en vigor el decreto de Artajerjes ordenando la restauración y edificación de Jerusalén, en el otoño del año 457 AC. Tomando esto como punto de partida, había perfecta armonía en la aplicación de todos los acontecimientos predichos en la explicación de ese período hallada en Daniel 9: 25-27. . . Las setenta semanas, o 490 años, les correspondían especialmente a los judíos. Al fin del período, la nación selló su rechazamiento de Cristo con la persecución de sus discípulos, y los apóstoles se volvieron hacia los gentiles en el año 34 de nuestra era. Habiendo terminado entonces los 490 primeros años de los 2.300, quedaban aún 1.810 años. Contando desde el año 34, 1.810 años llegan a 1844. "Entonces -había dicho el ángel- será purificado el santuario".

Nuestra fe con referencia a los mensajes del primero, el segundo y el tercer ángeles, era correcta. Los grandes hitos por los cuales hemos pasado son inamovibles. Aunque las huestes del infierno intenten sacarlos de sus fundamentos, y se entusiasmen con la idea de que han tenido éxito, no alcanzarán su objetivo. Estas columnas de la verdad permanecen tan firmes como las colinas eternas, inamovibles a pesar de todos los esfuerzos de los hombres combinados con los de Satanás y sus huestes. Podemos aprender mucho, y debemos estar constantemente escudriñando las Escrituras para ver si estas cosas son así. 246

jueves, agosto 25, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Viernes, 26 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
EL SÁBADO ES LA SEÑAL DE DIOS

Santificad mis días de reposo [sábados], y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. (Eze. 20: 20).

Los israelitas colocaron sobre sus puertas una señal de sangre para indicar que eran propiedad de Dios. Así también los hijos le Dios de este tiempo de llevar la señal que Dios ha especificado.

Se pondrán en armonía con la santa ley de Dios. Sobre cada justo del pueblo de Dios se coloca una marca tan ciertamente como en tiempos pasados se puso una señal sobre las puertas de los hogares hebreos para preservar al pueblo de la ruina general. Dios declara: "Les dí también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico".

Cada alma que hay en este mundo es propiedad del Señor por creación y por redención. Cada alma, en forma individual, está en conflicto por su vida. ¿Le ha entregado a Dios lo que le pertenece? ¿Le ha sometido todo lo que es suyo, considerándolo como su posesión adquirida? Todos los que estiman al Señor como su porción en esta vida, permanecerán bajo su dominio y recibirá la señal, la marca de Dios, que los distingue como su posesión especial. La justicia de Cristo los precederá y la gloria del Señor será su retaguardia. El Señor protege a cada ser humano que lleva su señal.

"Habló además Jehová a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo [sábados]; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. . . Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo [sábado] consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo [sábado], ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de reposo [sábado] los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó" (Exo. 31: 12, 13, 15-17).

Esta actitud de aceptación y de reconocimiento de Dios por parte del ser humano es de un valor altísimo para él. Todos los que aman y sirven al Señor son muy valiosos a sus ojos. El desea que permanezcan en el sitio donde sean dignos representantes de la verdad tal como es en Jesús. 245

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 25 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
IMPORTANCIA Y GLORIA DEL SÁBADO

Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová lo ha hablado. (Isa. 58: 14).

El sábado pasamos un día magnífico, glorioso. . . que hizo que nos regocijáramos y glorificáramos a Dios por su extraordinaria bondad hacia nosotros. . . Fui arrebatada en visión. . .

Vi que percibíamos y comprendíamos escasamente la importancia del sábado. . . Vi que no sabíamos qué significaba subir sobre las alturas de la tierra y ser alimentados con la heredad de Jacob. Pero cuando desciendan de la presencia del Señor la refrescante lluvia tardía y la gloria de su poder, sí sabremos qué significa comer de la heredad de Jacob y estar sobre las alturas de la tierra. Entonces apreciaremos mejor la importancia y la gloria que tiene el sábado. Pero no lo veremos en toda su gloria hasta que se establezca el pacto de paz con nosotros al llamado de la voz de Dios, hasta que las puertas de perlas de la Nueva Jerusalén se abran de par en par y giren sobre sus resplandecientes goznes, y se perciba la bella y jubilosa voz del amante Jesús -más dulce que toda música que jamás haya llegado a oídos humanos- invitándonos a entrar. [Vi] que teníamos absoluto derecho de entrar en la ciudad porque habíamos guardado los mandamientos de Dios, y el cielo, el hermoso cielo es nuestro hogar.

Vi en ellas [en las tablas] los diez mandamientos escritos por el dedo de Dios. En una tabla había cuatro, y en la otra seis. Los cuatro de la primera brillaban más que los otros seis. Pero el cuarto, el mandamiento del sábado, brillaba más que todos, porque el sábado fue puesto aparte para que se lo guardase en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado resplandecía, rodeado de un nimbo de gloria. Vi que el mandamiento del sábado no estaba clavado en la cruz, pues de haberlo estado, también lo hubieran estado los otros nueve, y tendríamos libertad para violarlos todos, así como el cuarto. . . Vi que el santo sábado es y será, el muro separador entre el verdadero Israel de Dios y los incrédulos, así como la institución más adecuada para unir los corazones de los queridos y esperanzados santos de Dios. 244

martes, agosto 23, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 24 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LA SEÑAL QUE DISTINGUE AL PUEBLO DE DIOS

Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. (Eze. 20: 12).

Así como el sábado fue la señal que distinguía a Israel cuando salió de Egipto para entrar en la Canaán terrenal, así también es la señal que ahora distingue al pueblo de Dios cuando sale del mundo para entrar en el reposo celestial.

La observancia del sábado es el medio dispuesto por Dios para reservar el conocimiento de sí mismo y para establecer una distinción entre sus súbditos fieles y los transgresores de su ley.

El sábado. . . pertenece a Cristo. . . Y como lo hizo todo, creó también el sábado. Por él fue apartado como un monumento recordativo de la obra de la creación. Nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios. Porque, hablando de Israel, dijo: "Díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico", es decir, que los hace santos. Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificarnos. Es dado a todos aquellos a quienes Cristo hace santos. Como señal de su poder santificador, el sábado es dado a todos los que por medio de Cristo llegan a formar parte del Israel de Dios. . . A todos los que reciban el sábado como señal del poder creador y redentor de Cristo, les resultará una delicia. . . El sábado les indica las obras de la creación cómo evidencia de su gran poder redentor. Al par que recuerda la perdida paz del Edén, habla de la paz restaurada por el Salvador. Y todo lo que encierra la naturaleza, repite su invitación: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar".

El sábado es el broche áureo que une a Dios con su pueblo. 243

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 23 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LOS ÁNGELES VEN LA SEÑAL DE DIOS

Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en su frente a los siervos de nuestro Dios. (Apoc. 7: 2, 3).

Todo en el mundo está alterado. Las naciones se han airado y se realizan grandes preparativos para la guerra. Una nación conspira contra otra y un reino contra otro. El gran día de Dios se apresura rápidamente. Pero aunque las naciones alistan sus fuerzas para la guerra y el derramamiento de sangre, todavía está en vigencia la orden dada a los ángeles de que retengan los cuatros vientos hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes.

Los cuatro vientos siguen retenidos hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Entonces los poderes de la tierra reunirán sus fuerzas para la gran batalla final. ¡Con cuánto cuidado deberíamos aprovechar, entonces, el corto período que resta de nuestra peregrinación!

Mentes que se han entregado a pensamientos desordenados deben cambiar. . . Los pensamientos deben concentrarse en Dios. Ahora es tiempo de realizar un ferviente esfuerzo para vencer las tendencias naturales del corazón carnal.

Precisamente antes de entrar en [el tiempo de angustia], todos recibiremos el sello del Dios vivo. Entonces vi que los cuatro ángeles dejaban de retener los cuatro vientos. Y vi hambre, pestilencia y espada; una nación se levantaba contra otra y el mundo se hallaba en confusión. . .

¿Cuál es el sello del Dios vivo que se pone en la frente de sus hijos? Es una marca que pueden ver los ángeles y no los ojos humanos, puesto que el ángel destructor debe percibir esa señal de redención. La mente inteligente ha visto la señal de la cruz del Calvario sobre los hijos e hijas que ha adoptado el Señor. El pecado de la transgresión de la ley de Dios es borrado. Están ataviados con el vestido de bodas y son obedientes y fieles a todos los mandamientos de Dios.

Nos hallamos en el tiempo del zarandeo, cuando todo lo que pueda ser sacudido lo será. El Señor no excusará a los que conocen la verdad si no obedecen sus mandamientos en palabra y obra. 242

lunes, agosto 22, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 22 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
EL TIEMPO DEL SELLAMIENTO ESTÁ POR PASAR

Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. (Juan 9: 4).

El tiempo del sellamiento es muy corto y pronto terminará. Ahora, mientras los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que debemos asegurar nuestra vocación y elección. . .

Se me señaló la época en que terminaría el mensaje del tercer ángel. El poder de Dios había asistido a sus hijos, quienes después de cumplir su obra estaban preparados para sobrellevar la hora de prueba que les aguardaba. Habían recibido la lluvia tardía o refrigerio de la presencia del Señor y se había reavivado el viviente testimonio. Por todas partes había cundido la postrera gran amonestación, agitando y enfureciendo a los moradores de la tierra que no habían querido recibir el mensaje.

Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz: "Consumado es"...

Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando que el tiempo del "refrigerio" y la "lluvia tardía" los preparasen para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡ y a cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia!. . . [Cuando Jesús salga del santuario] los santos y justos seguirán siendo santos y justos, porque todos sus pecados habrán quedado borrados, y ellos recibirán el sello del Dios vivo; pero quienes sean injustos e impuros, seguirán siendo también injustos e impuros, porque ya no habrá en el santuario sacerdote que ofrezca ante el trono del Padre las oraciones, los sacrificios y las confesiones de ellos. Por lo tanto, lo que deba hacerse para salvar almas de la inminente tormenta de ira, ha de ser hecho antes de que Jesús salga del lugar santísimo del santuario celestial. 241

sábado, agosto 20, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 21 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
¿QUIÉNES RECIBEN EL SELLO?

En sus bocas no fue hallada mentira pues son sin mancha delante del trono de Dios. (Apoc. 14: 5).

El sello del Dios vivo será puesto únicamente sobre los que tienen en su carácter la semejanza de Cristo. Así como la cera recibe la impresión del sello, así también el alma debe recibir la impronta del Espíritu de Dios y conservar la imagen de Cristo. Muchos no recibirán el sello de Dios porque no guardan sus mandamientos, es decir, no producen frutos de justicia.

La gran masa de cristianos profesos sufrirá una amarga desilusión en el día del Señor. No tienen en sus frentes el sello del Dios vivo. Por ser tibios e indiferentes deshonran a Dios mucho más que el incrédulo declarado. Se mueven a tientas, en tinieblas, cuando podrían andar en la claridad meridiana de la Palabra, guiados por Aquel que jamás se equivoca.

Aquellos a quienes el Cordero conducirá hacia fuentes de agua viva, y de cuyos ojos enjugará toda lágrima, son los que ahora están recibiendo el conocimiento y la sabiduría revelados en la Biblia, la Palabra de Dios. . .

No hemos de imitar a ningún ser humano. No existe ningún hombre suficientemente sabio que pueda servirnos de ejemplo. Debemos contemplar al Hombre Cristo Jesús, en quien habita plenamente la perfección de la justicia y la santidad. El es el Autor y el Consumador de nuestra fe. El es el Hombre modelo. Su experiencia es la medida de la experiencia que nosotros debemos obtener. Su carácter es nuestro modelo. Por lo tanto, apartemos nuestra mente de las perplejidades y las dificultades de esta vida, y fijémosla en él, para que mediante la contemplación podamos ser transformados a su semejanza. Podemos contemplar a Cristo con un fin elevado. Podemos volvernos a él con seguridad pues es omnisapiente. A medida que lo contemplemos y pensemos en él, se formará en nosotros él, la esperanza de gloria.

Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para hallarnos entre los ciento cuarenta y cuatro mil. Únicamente los que reciban el sello del Dios vivo obtendrán el salvoconducto para entrar por las puertas de la Santa Ciudad. 240

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 20 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LA MARCA PURA DE LA VERDAD

Y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. (Eze. 9: 4).

Nótese esto con cuidado: Los que reciban la marca pura de la verdad desarrollada en ellos por el poder del Espíritu Santo y representada por el sello del hombre vestido de lino, son los que "gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen" en la iglesia.

Los que no sienten pesar por su propia decadencia espiritual ni lloran por los pecados, quedarán sin el sello de Dios. . . No todos los que profesan observar el sábado serán sellados. Aun entre los que enseñan la verdad a otros hay muchos que no recibirán el sello de Dios en sus frentes. Tuvieron la luz de la verdad, conocieron la voluntad de su Maestro, comprendieron todo punto de nuestra fe, pero no hicieron las obras correspondientes. Los que conocieron tan bien la profecía y los tesoros de la sabiduría divina, debieran haber actuado de acuerdo con su fe. . .

Ninguno de nosotros recibirá jamás el sello de Dios mientras nuestros caracteres tengan una mancha. Nos toca a nosotros remediar los defectos de nuestro carácter, limpiar el templo del alma de toda contaminación. Entonces la lluvia tardía caerá sobre nosotros como cayó la lluvia temprana sobre los discípulos en el día de Pentecostés. . .

Los que se unen con el mundo reciben su molde y se preparan para la marca de la bestia. Los que desconfían de sí mismos, se humillan delante de Dios y purifican sus almas obedeciendo a la verdad, son los que reciben el molde celestial y se preparan para tener el sello de Dios en sus frentes. Cuando se promulgue el decreto y se estampe el sello, su carácter permanecerá puro y sin mancha para la eternidad.

Ahora es momento de prepararse. El sello de Dios no será puesto nunca en la frente de un hombre o una mujer que sean impuros. Nunca será puesto sobre la frente de seres humanos ambiciosos y amadores del mundo. Nunca será puesto sobre la frente de hombres y mujeres de corazón falso o engañoso. Todos los que reciban el sello deberán estar sin mancha delante de Dios y ser candidatos para el cielo. 239

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Viernes, 19 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
TOCAD ALARMA

Reconócelo en todos tus caminos, y el enderezará tus verdades. (Prov. 3: 6).

Deberíamos reconocer a Dios en todos nuestros caminos, y él dirigirá nuestra senda. Deberíamos consultar su Palabra con humildad de corazón, pedir consejos y someter nuestra voluntad a la suya. No podemos hacer nada sin Dios.

Existe la razón más elevada para que apreciemos y defendamos el verdadero día de reposo, porque es la señal que distingue del mundo al pueblo de Dios. El mandamiento que el mundo invalida es el que, por esa misma razón, el pueblo de Dios deberá honrar en gran manera. Se llama a los fieles Calebs en un momento cuando los incrédulos desprecian la Palabra de Dios. Entonces han de permanecer firmes en el puesto del deber sin ostentación y sin vacilar a causa de los vituperios. Los espías incrédulos estaban listos para dar muerte a Caleb. Este vio las piedras en las manos de los que habían dado un informe falso, pero no se atemorizó; tenía un mensaje y lo iba a dar. Los que hoy son fieles a Dios manifestarán ese mismo espíritu.

El salmista dice: "Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley. Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que oro muy puro" (Sal. 119: 126, 127). Cuando los hombres se acercan bien a Jesús, cuando Cristo mora en sus corazones mediante la fe, entonces su amor a los mandamientos de Dios se fortalece en proporción al desprecio que el mundo acumula sobre sus santos preceptos. Ahora debe ser presentado el verdadero día de reposo ante la gente mediante la pluma y la voz. Cuando el cuarto mandamiento y los que lo observan son ignorados y despreciados, los fieles piensan que no es el momento de ocultar su fe sino de exaltar la ley de Jehová desplegando el estandarte en el que están inscriptos el mensaje del tercer ángel, los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

Los que poseen la verdad como ha sido revelada por Jesús, no deben aprobar ni aun con silencio la obra del ministerio de iniquidad. Jamás dejen de dar la nota de alarma. . . No hay que ocultar la verdad, no hay que negarla ni disfrazarla, sino que hay que presentarla plenamente y proclamarla con osadía. 238

miércoles, agosto 17, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 18 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
A QUIENES SE CONCEDE LA SANTIFICACIÓN

Acuérdate del día de reposo para santificarlo. . . El séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna. (Exo. 20: 8, 10).

Dios ha declarado en su Palabra que el séptimo día es una señal entre su Persona y su pueblo escogido: Una señal de la lealtad de ese pueblo. . . El sábado es el día que Dios ha elegido. El Señor no ha dejado este asunto en manos de sacerdotes, o dirigentes para que ellos lo modifiquen. Es demasiado importante para ser sometido al arbitrio humano. Dios vio que los hombres estudiarían sus propias conveniencias y elegirían el día que mejor se ajustara a sus inclinaciones, un día que no contara en absoluto con el apoyo de la autoridad divina; y el Señor ha manifestado claramente que el séptimo día es su día de reposo.

Cada habitante de este mundo está sujeto a las leyes del gobierno de Dios. El Señor ha puesto el sábado en el centro del Decálogo y ha hecho de él la norma de la obediencia por su intermedio podemos aprender acerca del poder divino según está manifestado e sus obras y en su Palabra. . .Los hombres no pueden oponerse más categóricamente contra la obra y ley de Dios que cuando apoyan un día que no tiene evidencia de santidad cuando profesan rendirle culto a Dios en ese día. Los que han adulterado la ley sustituyendo el santo sábado del Señor por un falso día de reposo, e imponen por la fuerza su observancia, se exaltan por encima de Dios y honran lo espurio poniéndolo sobre lo verdadero.

Los cristianos profesos que menosprecian el santo día de reposo de Dios y aceptan en cambio uno falso, hacen alarde de santidad. Pero el Señor declara que la santificación proveniente de él se concede sólo a los que lo honran obedeciendo sus mandamientos. La santidad que aseveran poseer quienes permanecen en la transgresión es una santidad espuria. De esta manera el mundo religioso es engañado por el enemigo de Dios y del hombre. . .

Los hombres han buscado muchas mentiras. Han tomado un día común, al cual Dios no ha santificado, y lo han investido de características sagradas. Lo han proclamado como día santo, pero este hecho no le confiere la menor señal de santidad. Deshonran a Dios aceptando instituciones humanas y presentando al mundo como día de reposo cristiano un día cuya observancia no está avalada por la autoridad de un "Así dice Jehová". 237

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 17 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
EL SIGNIFICADO DE LA CONVERSIÓN

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Cor. 5: 17).

La vieja naturaleza, nacida de sangre y de voluntad de carne, no puede heredar el reino de Dios. Es necesario abandonar las sendas antiguas, las tendencias hereditarias, los viejos hábitos, pues la gracia no se hereda. El nuevo nacimiento consiste en tener nuevos motivos, gustos y tendencias. Los que han nacido a una vida nueva mediante el Espíritu Santo, son partícipes de la naturaleza divina y en todos sus hábitos y procedimientos dan testimonio de su relación con Cristo. Cuando los que se dicen cristianos conservan todos los defectos naturales de su carácter y disposición, ¿en qué se diferencia su situación de la de los mundanos? Los tales no aprecian la verdad como un elemento santificador, refinador. No han nacido de nuevo. . .

La verdadera conversión transforma las tendencias al mal hereditarias y cultivadas. La religión de Dios es un paño compacto integrado por innumerables fibras entretejidas con tacto y habilidad. Únicamente la sabiduría que proviene de Dios puede hacer perfecto ese tejido. Hay muchas clases de telas que al comienzo parecen finas, pero finalmente no pueden soportar la prueba. Se destiñen. Sus colores no son firmes. Se decoloran bajo el sol veraniego y se malogran. No pueden soportar el maltrato.

Lo mismo sucede con la religión de muchos. Cuando la trama y la urdimbre del carácter no soportan el embate de la prueba, significa que el material que lo compone es inservible. Los esfuerzos hechos para remendar la tela vieja con un trozo nuevo no mejoran la situación, pues el material viejo y endeble se desprende arrancado por el nuevo. Los remiendos no sirven. Lo único que se puede hacer es desechar la prenda vieja y conseguir una totalmente nueva.

El plan de Cristo es el único que ofrece seguridad. El Señor declara: "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas" (Apoc. 21: 5). "Si alguno está en Cristo, nueva criatura es" (2 Cor. 5: 17). Una religión de remiendos no tiene el menor valor para Dios. El Señor demanda la entrega total del corazón.

Pero Jesús dio su vida en sacrificio por nosotros, ¿y no le rendiremos nuestros mejores afectos, nuestras más santas aspiraciones, nuestro servicio más pleno? 236

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 16 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LA SALVACIÓN: UNA EXPERIENCIA DIARIA

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. (1 Cor. 10: 12).

La caída de Pedro no fue instantánea, sino gradual. La confianza propia lo indujo a creer que estaba salvado, y dio paso tras paso en el camino descendente hasta que pudo negar a su Maestro. Nunca podemos con seguridad poner la confianza en el yo, ni tampoco, estando, como nos hallamos, fuera del cielo, hemos de sentir que nos encontramos seguros contra la tentación. Nunca debe enseñarse a los que aceptan al Salvador, aunque sean sinceros en su conversión, a decir o sentir que están salvados. Eso es engañoso. Debe enseñarse a todos a acariciar la esperanza y la fe, pero aun cuando nos entregamos a Cristo y sabemos que él nos acepta, no estamos fuera del alcance de la tentación. . . Sólo el que soporte la prueba, "recibirá la corona de vida" (Sant. 1: 12). . . Los que aceptan a Cristo dicen en su primera fe: "Soy salvo" están en peligro de confiar en sí mismos. . . Se nos amonesta: "el que piense estar firme, mire no caiga" (1 Cor. 10: 12). Nuestra única seguridad está en desconfiar constantemente de nosotros mismos y confiar en Cristo.

Hay muchos que profesan seguir a Cristo, pero que nunca llegan a ser cristianos maduros. Admiten que el hombre está caído, que sus facultades están debilitadas, que es incapaz de hazañas morales, pero añaden que Cristo ha llevado todas las cargas, todos los sufrimientos, toda la abnegación, y que están dispuestos a dejar que él lo lleve todo. Dicen que no hay nada que puedan hacer sino creer; pero dijo Cristo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame" (Mat. 16: 24). . .

Nunca debemos descansar satisfechos de nuestra condición y cesar de progresar diciendo: "Estoy salvado". Cuando se fomenta esta idea, cesan de existir los motivos para velar, para orar, para realizar fervientes esfuerzos a fin de avanzar hacia logros más elevados. Ninguna lengua santificada pronunciará esas palabras hasta que venga Cristo y entremos por las puertas de la ciudad de Dios. Entonces, con plena razón podremos dar gloria a Dios y al Cordero por la liberación eterna. . . No puede jactarse de la victoria el que se reviste de la armadura, pues tiene todavía que pelear la batalla y ganar la victoria. El que soporte hasta el fin es el que será salvo. 235

martes, agosto 16, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 15 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
NINGÚN MOTIVO PARA JACTARSE

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. (Isa. 6: 5).

Los que experimenten la santificación de que habla la Biblia, manifestarán un espíritu de humildad. Como Moisés, contemplaron la terrible majestad de la santidad y se dan cuenta de su propia indignidad en contraste con la pureza y la alta perfección del Dios infinito.

El profeta Daniel fue ejemplo de verdadera santificación. Llenó su larga vida del noble servicio que rindió a su Maestro. Era un hombre "muy amado" (Dan. 10: 11) en el cielo. Sin embargo, en lugar de prevalerse de su pureza y santidad, este profeta tan honrado de Dios se identificó con los mayores pecadores de Israel cuando intercedió cerca de Dios en favor de su pueblo: "¡No derramamos nuestros ruegos ante tu rostro a causa de nuestras justicias, sino a causa de tus grandes compasiones" "He pecado, hemos obrado impíamente" (Dan. 9: 18, 15). . .

Cuando Job oyó la voz del Señor de entre el torbellino, exclamó: "Me aborrezco, y me arrepiento en el polvo y la ceniza" (Job 42: 6). Cuando Isaías contempló la gloria del Señor, y oyó a los querubines que clamaban: "¡Santo, santo, santo es Jehová!" "¡Ay de mí, pues soy perdido!" (Isa. 6: 3, 5, VM). Después de haber sido arrebatado hasta el tercer cielo y haber oído cosas que no le es dado al hombre expresar, Pablo habló de sí mismo como del "más pequeño de todos los santos" (2 Cor 12: 2-4; Efe. 3: 8). Y el amado Juan, el que había descansado en el pecho de Jesús y contemplado su gloria, fue el que cayó como muerto a los pies del ángel. (Apoc. 1: 17.)

No puede haber glorificación de sí mismo, ni arrogantes pretensiones de estar libres de pecado por parte de los que andan a la sombra de la cruz del Calvario. Harta cuenta se dan de que fueron sus pecados los que causaron la agonía del Hijo de Dios y destrozaron su corazón; y este pensamiento les inspira profunda humildad. Los que viven más cerca de Jesús son también los que mejor ven la fragilidad y culpabilidad de la humanidad, y su sola esperanza se cifra en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado. 234

sábado, agosto 13, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 14 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
TAMBORES, DANZAS Y ESTRÉPITO

Hágase todo decentemente y con orden. (1 Cor. 14: 40).

Esas mismas cosas que habéis explicado que ocurrían. . . el Señor me ha mostrado que volverán a ocurrir justamente antes de la terminación del tiempo de gracia. Se manifestará toda clase de cosas extrañas. Habrá vocerío acompañado de tambores, música y danza. El juicio de algunos. . . se confundirá de tal manera que no podrán confiar en él para tomar decisiones correctas. Y a eso considerarán manifestación del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo nunca se manifiesta en esa forma, mediante ese ruido enloquecedor. Eso es una invención de Satanás para disimular sus ingeniosos métodos destinados a desvirtuar la pura, sincera, elevadora, ennoblecedora y santificadora verdad para este tiempo. . . El ruido enloquecedor aturde los sentidos y desnaturaliza lo que, si se condujera en la forma debida, constituiría una bendición. La influencia de los instrumentos satánicos se combina con el estrépito y el vocerío, semejante al de un carnaval, y a eso se lo denomina la obra del Espíritu Santo. . . Los que participan en el supuesto reavivamiento reciben impresiones que los desorientan. Son incapaces de decir qué creían anteriormente con respecto a los principios bíblicos. No debería estimularse esta clase de culto. Esa misma influencia se manifestó después de cumplida la fecha de 1844. Se ofreció la misma clase de espectáculo. Los hombres se excitaron y se sintieron impulsados por un poder que se creía era el de Dios.

Hombres y mujeres supuestamente guiados por el Espíritu Santo celebraron reuniones en estado de desnudez. Hablaban acerca de la carne santificada. Decían que estaban fuera del alcance del poder de la tentación, y cantaban, gritaban y hacían toda clase de manifestaciones ruidosas. . . Satanás le estaba dando forma a la obra, y el resultado era la sensualidad. La causa de Dios fue deshonrada. La verdad, la sagrada verdad fue arrojada en tierra por agentes humanos. . . Dí mi testimonio, declarando que esos movimientos fanáticos, ese ruido, ese bullicio, eran inspirados por el espíritu de Satanás, quien estaba haciendo milagros para engañar, si era posible, aun a los escogidos. Debemos ser vigilantes, mantener una relación íntima con Cristo, para no ser engañados por los artificios de Satanás. El Señor desea que en su culto haya orden y disciplina, no agitación y confusión. 233

· ¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 13 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
IMPRESIONES, SENTIMIENTOS Y DROGAS

De tus mandamientos he adquirido Inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira. (Sal. 119: 104).

Son muchos los espíritus inquietos que no quieren someterse a la disciplina, el sistema y el orden. Piensan que sus libertades quedarían cercenadas si pusiesen a un lado su propio juicio y se sometiesen al de personas de experiencia. La obra de Dios no progresará a menos que los hermanos decidan someterse al orden y expulsar de las reuniones el espíritu temerario y desordenado del fanatismo. Las impresiones y los sentimientos no son evidencia segura de que una persona es conducida por el Señor. Satanás creará sentimientos e impresiones, si no se sospecha de él. Estas cosas no son una guía segura. Todos deben familiarizarse cabalmente con las evidencias de nuestra fe, y el gran objeto de su estudio debe ser cómo adornar la profesión de fe con frutos dignos de la gloria de Dios.

Durante algún tiempo (un paciente del sanatorio de Battle Creek) supuso que tenía nueva luz. Estaba muy enfermo y pronto iba a morir. . . Presentó sus visiones a algunos que lo escucharon con avidez y lo consideraron inspirado. . . Muchos creyeron que su razonamiento era perfecto y hablaron de las poderosas exhortaciones pronunciadas por él en su cuarto de enfermo. Las visiones más maravillosas habían pasado delante de sus ojos. Pero, ¿cuál había sido la fuente de su inspiración?: La morfina que se le había administrado para calmar sus dolores.

Los venenos contenidos en muchos así llamados remedios crean hábitos y apetitos que labran la ruina del alma y del cuerpo. Muchos de los específicos populares, y aun algunas de las drogas recetadas por los médicos, contribuyen a que se contraigan los vicios del alcoholismo, del opio y de la morfina, que tanto azotan a la sociedad.

Si la bendición que aseguran haber recibido los que se dicen santos, los lleva a confiar en una determinada emoción y a declarar que no necesitan escudriñar las Escrituras para conocer la voluntad revelada de Dios, esa supuesta bendición es una impostura, pues hace que sus poseedores den importancia a sus emociones y fantasías no santificadas, y cierren sus oídos a la voz de Dios manifestada en su Palabra. 232

jueves, agosto 11, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Viernes, 12 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
SANTIFICACIÓN ESPURIA

El que dice: Yo le conozco y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. (1 Juan 2: 4, 5).

La santificación, tal cual la entiende ahora el mundo religioso en general, lleva en sí misma un germen de orgullo espiritual y de menosprecio de la ley de Dios que nos la presenta como del todo ajena a la religión de la Biblia. Sus defensores enseñan que la santificación es una obra instantánea, por la cual, mediante la fe solamente, alcanzan perfecta santidad. "Tan sólo creed -dicen- y la bendición es vuestra". Según ellos, no se necesita mayor esfuerzo de parte del que recibe la bendición. Al mismo tiempo niegan la autoridad de la ley de Dios y afirman que están dispensados de obligación de guardar los mandamientos. Pero, ¿será acaso posible que los hombres sean santos y concuerden con la voluntad y el modo de ser de Dios, sin ponerse en armonía con los principios que expresan su naturaleza y voluntad?. . .

El Deseo de llevar una religión fácil, que no exija luchas, ni desprendimiento, ni ruptura con las locuras del mundo, ha hecho popular la doctrina de la fe, y de la fe sola; pero, ¿qué dice la Palabra de Dios? El apóstol Santiago dice: "Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?. . . ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?" (Sant. 2: 14, 20). . . El testimonio de la Palabra de Dios se opone a esta doctrina seductora de la fe sin obras. No es fe pretender el favor del Cielo sin cumplir las condiciones necesarias para que la gracia sea concedida. Es presunción, pues la fe verdadera se funda en las promesas y disposiciones de las Sagradas Escrituras. Nadie se engañe a sí mismo creyendo que puede volverse santo mientras viole premeditadamente uno de los preceptos divinos. Un pecado cometido deliberadamente acalla la voz atestiguadora del Espíritu y separa al alma de Dios. . . Aunque Juan habla mucho del amor en sus epístolas, no vacila en poner de manifiesto el verdadero carácter de esa clase de personas que pretenden ser santificadas y seguir transgrediendo la ley de Dios. "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no esta en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado" (1 Juan 2: 4, 5). 231

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 11 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
EN ARMONÍA CON SU LEY

Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón. (Sal. 119: 34).

En el nuevo nacimiento el corazón viene a quedar en armonía con Dios, al estarlo con su ley. Cuando se ha efectuado este gran cambio en el pecador, entonces ha pasado de muerte a vida, del pecado a la santidad, de la transgresión y la rebelión a la obediencia y a la lealtad. . . Falsas teorías sobre la santificación, debidas a que no se hizo caso de la ley divina, o se la rechazó, desempeñan importante papel en los movimientos religiosos de nuestros días. Esas teorías son falsas en cuanto a la doctrina y peligrosas en sus resultados prácticos, y el hecho de que hallen tan general aceptación hace doblemente necesario que todos tengan una clara comprensión de lo que las Sagradas Escrituras enseñan sobre este punto.

La doctrina de la santificación verdadera es bíblica. El apóstol Pablo, en su carta a la iglesia de Tesalónica, declara: "Esta es la voluntad de Dios, es a saber, vuestra santificación". Y ruega así: "El mismo Dios de paz os santifique del todo" (1 Tes. 4: 3; 5: 23, VM). La Biblia enseña claramente lo que es la santificación, y cómo se la puede alcanzar. El Salvador oró por sus discípulos: "Santifícalos con la verdad: tu Palabra es la verdad" (Juan 17: 17, VM). Y San Pablo enseña que los creyentes deben ser santificados por el Espíritu Santo (Rom. 15: 16). ¿Cuales la obra del Espíritu Santo? Jesús dijo a sus discípulos: "Cuando viniere aquél, el Espíritu de verdad, el los guiará al conocimiento de la verdad" (Juan 16: 13, VM). Y el salmista dice: "Tu ley es la verdad ". Por la Palabra y el Espíritu de Dios quedan de manifiesto ante los hombres los grandes principios de justicia encerrados en la ley divina. Y ya que la ley de Dios es santa, justa y buena, un trasunto de la perfección divina, resulta que el carácter formado por la obediencia a esa ley será santo. Cristo es el ejemplo perfecto de semejante carácter. . . Los discípulos de Cristo han de volverse semejantes a él, es decir, adquirir por la gracia de Dios un carácter conforme a los principios de su santa ley. Esto es lo que la Biblia llama santificación. Esta obra no se puede realizar sino por la fe en Cristo, por el poder del Espíritu de Dios que habite en el corazón. 230

martes, agosto 09, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 10 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LA SANTIFICACIÓN TOTAL DEL HOMBRE

Renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efe. 4: 23, 24).

La verdad debe santificar íntegramente al hombre abarcando su mente, sus pensamientos, su corazón, su fuerza. No debe malgastar sus energías vitales en prácticas lascivas. Debe vencerlas, pues de otro modo ellas lo vencerán. . . La malaria sensual obnubila la mente. Los pensamientos necesitan purificación. ¡Qué alturas habrían podido alcanzar los hombres y las mujeres si hubieran comprendido que el trato que se dispensa al cuerpo está íntimamente relacionado con el vigor y la pureza de la mente y el corazón!

El verdadero cristiano obtiene una experiencia que le reporta santidad. No tiene mancha de pecado en su conciencia ni señal de corrupción en su alma. Se incorpora a su vida la espiritualidad de la ley de Dios con sus principios restrictivos. La luz de la verdad ilumina su entendimiento. La lumbre del perfecto amor hacia el Redentor disipa los miasmas interpuestos entre su alma y Dios. La voluntad de Dios ha llegado a ser la suya: pura, elevada, refinada y santificada. En su rostro se revela la luz del cielo. Su cuerpo es templo apropiado del Espíritu Santo. La santidad adorna su carácter. Dios puede tener comunión con él, pues el alma y el cuerpo están en armonía con el Señor. . .

Dios quiere que comprendamos que él tiene derecho sobre todo lo que poseemos: mente, alma, cuerpo y espíritu. Somos suyos por creación y por redención. Como Creador, demanda de nosotros un servicio sin reservas. Como Redentor, tiene sobre nosotros derecho afectivo y también legal a un amor sin paralelos. Deberíamos comprender este derecho en todo momento de nuestra existencia. . . Nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestra vida le pertenecen no sólo porque constituyen su generoso don, sino porque constantemente nos provee de sus beneficios y nos da fortaleza para usar nuestras facultades. . . "A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios", dice el Señor (Juan 1: 12). . . Los que son hijos de Dios representarán a Cristo en su carácter. Sus obras tendrán la fragancia de la ternura, la compasión, el amor y la pureza infinitos del Hijo de Dios. Y cuanto más sometamos al Espíritu Santo la mente y el cuerpo, tanto mayor será la fragancia de la ofrenda que le hagamos. 229

lunes, agosto 08, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 09 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
PARA VENCER LOS MALOS HÁBITOS

Consérvate puro. (1 Tim. 5: 22).

Saber lo que constituye pureza de la mente, el alma y el cuerpo, es parte importante de la educación. Cuando al carácter le falta pureza, cuando el pecado ha llegado a formar parte de él, tiene un poder hechizador que se asemeja al vaso de licor embriagante. El poder del dominio propio y la razón resulta sobrepujado por actos que contaminan el ser entero; y si se continúa con estas costumbres pecaminosas, el cerebro se debilita y enferma, y pierde su equilibrio. Los tales son una maldición para sí mismos y para los que se relacionan con ellos de alguna manera.

Los malos hábitos se adquieren más fácilmente que los buenos, y son más difíciles de abandonar. La natural depravación del corazón explica este hecho bien conocido: Requiere mucho menos trabajo desmoralizar a la juventud, corromper sus ideas relativas al carácter moral y lo religioso, que injertar en su carácter los hábitos duraderos, puros e incorruptos, de justicia y verdad. La complacencia propia, el amor a los placeres, la enemistad, el orgullo, la estima propia, la envidia, los celos, se desarrollarán espontáneamente, sin ejemplo ni enseñanza. En nuestra actual situación de seres caídos, todo lo que tenemos que hacer es abandonar la mente y el carácter a sus tendencias naturales. En el mundo natural, si dejáis un campo abandonado, lo veréis cubrirse de espinas y cardos; pero para que produzca preciosa semilla o hermosas flores, hay que poner cuidado y labor incesantes.

Os presento la necesidad de resistir constantemente al mal. Todo el cielo está interesado en los hombres y las mujeres a quienes Dios ha valorado hasta el punto de entregar a su Hijo amado a la muerte para redimirlos. Ningún otro ser creado por Dios es capaz de lograr tal grado de perfeccionamiento, de refinamiento, de nobleza como el hombre. Pero cuando llega a quedar embotado por sus pasiones envilecedoras, sumergido en el vicio, ¡qué espécimen tiene que contemplar el Señor! El hombre no alcanza y lo que puede ser y lo que puede llegar a ser. Mediante la gracia de Cristo es capaz de efectuar un constante progreso mental. Resplandezca la luz de la verdad en la mente del hombre y prodíguese el amor de Dios en su corazón, y podrá ser un hombre poderoso, hijo de la tierra, pero heredero de la inmortalidad. 228

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 08 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
PROBIDAD EN LOS MOTIVOS Y LAS ACCIONES

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. (Efe. 4: 32).

Siempre hay que fomentar los principios, la rectitud y la honestidad. Esta última no permanecerá donde se dé albergue a la conveniencia. Jamás podrá haber acuerdo entre ambas. Una proviene de Dios, la otra, de Baal. El Maestro exige que sus siervos sean probos en sus motivos y acciones. Se debe vencer toda forma de codicia y avaricia. Los que elijan como compañía a la honestidad, la incluirán en todos sus actos. Esta clase de hombres no son del agrado de la mayoría, pero son preciosos para Dios.

Satanás está trabajando para introducirse en todas partes. Es su intención separar a quienes son verdaderos amigos. Hay hombres que siempre están hablando, chismeando, dando falso testimonio, sembrando semillas de discordia y originando contiendas. El cielo considera a esta clase de personas como los siervos más eficientes de Satanás. Pero el que resulta agraviado se halla en una situación mucho menos peligrosa que cuando se lo adula y ensalza por unas pocas labores que aparentemente ha realizado con buen éxito. La alabanza, de los supuestos amigos es más peligrosa que su vituperio.

Todo hombre que se alaba a sí mismo empaña el brillo de sus mejores esfuerzos. Un carácter verdaderamente noble no se rebaja hasta sentirse ofendido por las acusaciones de sus enemigos. Toda palabra pronunciada resulta inocua porque no hace más que corroborar lo que no puede abatir. El Señor quiere que su pueblo esté íntimamente unido a él, a su Dios de paciencia y amor. Todos deben manifestar en su vida el amor de Cristo. Que nadie se atreva a menoscabar la reputación o la posición de otro porque esto es egotismo. . . Nunca habléis desdeñosamente de nadie, porque puede ser valioso a la vista del Señor, en tanto que los que se consideran importantes pueden ser de escasa estima para Dios debido a la perversidad de su corazón. Nuestra única seguridad consiste en que permanezcamos ocultos al pie de la cruz, en que nos veamos insignificantes y confiemos en Dios, pues sólo él tiene poder para hacemos grandes.* 227

sábado, agosto 06, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 07 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
PERFECCIÓN EN LA ESFERA HUMANA

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro padre que está en los cielos es perfecto. (Mat. 5: 48).

Nuestro Salvador comprende perfectamente la naturaleza humana y nos dice a cada uno:" Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto". Así como Dios es perfecto en su esfera, así debe serlo el hombre en la suya. A quienes reciben a Cristo se dirigen estas palabras llenas de esperanza: "A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". Ellas nos indican que no debemos conformarnos con nada que sea inferior a un carácter sobresaliente y elevado, formado a la semejanza divina. Cuando se posee un carácter tal, la vida, la fe, la pureza de la religión constituyen un ejemplo instructivo para los demás.

Pero se chasquearán los que esperan contemplar un cambio mágico en su carácter sin que haya un esfuerzo decidido de su parte para vencer el pecado. Mientras contemplemos a Jesús, no tendremos razón para temer ni para dudar de que Cristo es capaz de salvar hasta lo sumo a todos los que acuden a él. Pero podemos temer constantemente para que nuestra vieja naturaleza no gane otra vez la supremacía, no sea que el enemigo invente alguna trampa por la que seamos otra vez sus cautivos. Hemos de ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor, pues Dios es el que obra en nosotros así el querer como el hacer su buena voluntad. Con nuestras facultades limitadas hemos de ser tan santos en nuestra esfera como Dios es santo en la suya. Hasta donde alcance nuestra capacidad, hemos de manifestar la verdad, el amor y la excelencia del carácter divino. Así como la cera recibe la impresión del sello, así el alma ha de recibir la impresión del Espíritu de Dios y ha de retener la imagen de Cristo.

Hemos de crecer diariamente en belleza espiritual. Fracasaremos con frecuencia en nuestros esfuerzos de imitar el modelo divino. Con frecuencia tendremos que prosternarnos para llorar a los pies de Jesús, debido a nuestras faltas y errores, pero no hemos de desanimarnos. Hemos de orar más fervientemente, creer más plenamente y tratar otra vez, con mayor firmeza, de crecer a la semejanza de nuestro Señor. Al desconfiar de nuestro propio poder, confiaremos en el poder de nuestro Redentor y daremos alabanza al Señor, quien es la salud de nuestro rostro y nuestro Dios. 226

viernes, agosto 05, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 06 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LA CIMA DE LA PERFECCIÓN CRISTIANA

Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros. (Efe. 3: 20).

Si hacéis de Dios vuestra fortaleza podréis alcanzar, aun bajo las condiciones más desalentadoras, una altura y una amplitud en la perfección cristiana que ahora os parecen imposibles de lograr. Vuestros pensamientos pueden ennoblecerse; podéis tener aspiraciones dignas, vislumbres claras de la verdad y propósitos de acción que os eleven por sobre toda motivación sórdida.

Si deseáis alcanzar la perfección del carácter debéis poner en juego el pensamiento y la acción. Mientras os halléis en contacto con el mundo, debéis cuidaros de no buscar ansiosamente el aplauso de los hombres ni de vivir conformándoos a su opinión. Actuad prudentemente si queréis andar por camino seguro; cultivad la gracia de la humanidad y apoyad vuestra alma desvalida en Cristo. Podéis ser hombres de Dios en todo sentido. En medio de la confusión y la tentación que representa el tumulto mundano, podéis mantener con toda tranquilidad la independencia de vuestra alma.

Si tenéis comunión diaria con Dios, aprenderéis a estimar a los hombres en la medida en que él lo hace, y cumpliréis con agrado el deber que tenéis de auxiliar a la humanidad sufriente. No sois dueños de vosotros mismos. El Señor tiene derechos sagrados sobre vuestros más grandes afectos y el servicio supremo de vuestra vida. Tiene derecho de usaros para su honra y gloria hasta el límite máximo de vuestra capacidad física y espiritual. Sea cual fuere la cruz que os toque llevar. . . debéis aceptarla sin una queja.

Muchos viven sin Dios y sin esperanza. . . Son pecaminosos, corrompidos, degradados y se hallan cautivos de los engaños de Satanás. Pero son precisamente aquellos a quienes Cristo vino a redimir. Son el objeto de su más tierna compasión, simpatía e incansable esfuerzo, pues se hallan al borde de la ruina. Sufren por sus deseos insatisfechos, por sus pasiones desordenadas y por los reproches de su conciencia; se sienten miserables en todo el sentido de la palabra, pues están perdiendo su esperanza para esta vida y no tienen ninguna perspectiva para la vida futura.

Tenéis un campo de labor importante. Debéis ser activos y vigilantes y obedecer gozosa e incondicionalmente las demandas del Maestro. 225

jueves, agosto 04, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Viernes, 05 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
ALCANCEMOS UN ELEVADO NIVEL ESPIRITUAL

Aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría. (Jud. 24).

Cristo fue obediente a todo requerimiento de la ley. . . Por su perfecta obediencia ha hecho posible que todo ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y la deformidad del pecado, sino su propio manto de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová.

Mediante el plan de redención, Dios ha provisto medios para vencer cada, rasgo pecaminoso y resistir cada tentación, no importa cuán poderosa sea.

La tentación más poderosa no puede excusar el pecado. Por intensa que sea la presión ejercida sobre el alma, la transgresión es un acto nuestro. Ni la tierra ni el infierno tienen poder para obligar a nadie a pecar. Debe haber consentimiento de la voluntad, sometimiento del corazón, pues de otro modo la pasión no puede vencer a la razón, ni la iniquidad triunfar sobre la justicia.

Si permanecéis bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel, haciendo fielmente su servicio, nunca tendréis que ceder a la tentación, pues estará a vuestro lado Aquel que es poderoso para guardaros sin caída.

No tenemos motivo para conservar nuestras tendencias pecaminosas. . . A medida que nos hagamos partícipes de la naturaleza divina, se irán eliminando del carácter las tendencias al mal hereditarias y cultivadas, y nos iremos transformando en un poder viviente para el bien. Al aprender constantemente del Maestro divino, al participar diariamente de su naturaleza, cooperamos con Dios en vencer las tentaciones de Satanás. Dios y el hombre obran de común acuerdo a fin de que éste pueda ser uno con Cristo así como Cristo es uno con Dios. Entonces nos sentaremos juntamente con Cristo en los lugares celestiales, y nuestra mente reposará en paz y seguridad en Jesús. 224

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 04 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
CRISTO, NUESTRO AUXILIADOR Y REDENTOR

Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos. (Rom. 5: 19).

Adán y Eva fueron colocados en el Edén en circunstancias extremadamente favorables. . . Estaban sin la condenación del pecado. La luz de Dios y de los ángeles estaba con ellos y los rodeaba. El Autor de su existencia era su maestro. Pero cayeron bajo el poder y las tentaciones del artero enemigo. Durante cuatro mil años Satanás estuvo obrando contra el gobierno de Dios y obtuvo fortaleza y experiencia gracias a su constante actividad en este sentido. Los hombres caídos no tenían las ventajas de Adán en el Edén. Habían estado separados de Dios durante cuatro mil años. La sabiduría para comprender y el poder para resistir las tentaciones de Satanás habían disminuido más y más, al punto que éste parecía reinar triunfante sobre la tierra. El apetito y la pasión, el amor del mundo y pecados temerarios eran las grandes ramas del mal, de las cuales crecían toda suerte de crímenes, violencias y corrupción.

Puesto que el hombre caído no podía vencer a Satanás con su fortaleza humana, vino Cristo de las reales cortes del cielo para ayudarlo con su fortaleza humana y divina combinadas. Cristo sabía que Adán en el Edén, con sus excelentes ventajas, podía haber resistido la tentación de Satanás y podía haber vencido. Sabía también que no era posible que el hombre, fuera del Edén, separado de la luz y del amor de Dios, desde la caída, resistiera con su propia fuerza las tentaciones de Satanás. A fin de proporcionar esperanza al hombre y salvarlo de su completa ruina, se humilló a sí mismo al tomar la naturaleza humana, para que, con su poder divino combinado con el humano, pudiera alcanzar al hombre donde éste está. Obtuvo para los caídos hijos e hijas de Adán aquella fortaleza que, es imposible que logren por sí mismos, para que en el nombre de Cristo puedan vencer las tentaciones de Satanás.

Nuestra vida puede parecer enredada, pero al confiarnos al. . . Maestro, él desentrañará el modelo de vida y carácter que sea para su propia gloria. Y ese carácter que expresa la gloria -o carácter- de Cristo, será recibido en el Paraíso de Dios.

Todo el que cumpla por fe los mandamientos de Dios, alcanzará el estado de impecabilidad en que vivía Adán antes de la caída. 223

martes, agosto 02, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 03 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
EL CARÁCTER, CUALIDAD DEL ALMA

No se hará mención de coral ni de perlas; la sabiduría es mejor que las piedras preciosas. (Job 28: 18).

Un carácter formado a la semejanza divina es el único tesoro que podemos llevar de este mundo al venidero. Los que en este mundo andan de acuerdo con las instrucciones de Cristo, llevarán consigo a las mansiones celestiales toda adquisición divina. Y en el cielo mejoraremos continuamente. . .

La capacidad mental y el genio no son el carácter, porque a menudo son posesión de quienes tienen justamente lo opuesto a lo que es un buen carácter. La reputación no es el carácter. El carácter íntegro es una cualidad del alma que se manifiesta en la conducta.

Un buen carácter es un capital de más valor que el oro o la plata. No lo afectan las crisis ni los fracasos, y en aquel día en que serán barridas las posesiones terrenales, os producirá ricos dividendos. La integridad, la firmeza y la perseverancia son cualidades que todos deben procurar cultivar fervorosamente; porque invisten a su poseedor con un poder irresistible, un poder que lo hará fuerte para hacer el bien, fuerte para resistir el mal y para soportar la adversidad.

La fuerza de carácter consiste en dos cosas: la fuerza de voluntad y el dominio propio. Muchos jóvenes consideran equivocadamente la pasión fuerte y sin control como fuerza de carácter; pero la verdad es que el que es dominado por sus pasiones es un hombre débil. La verdadera grandeza y nobleza del hombre se miden por su poder de subyugar sus sentimientos, y no por el poder que tienen sus sentimientos de subyugarlo a él. El hombre más fuerte es aquel que, aunque sensible al maltrato, refrena sin embargo la pasión y perdona a sus enemigos.

Si se considerara tan importante que los jóvenes poseyeran un carácter hermoso y una disposición amistosa, como se estima importante que imiten las modas del mundo en el vestir y el comportarse, veríamos a cientos, donde hoy vemos a uno, que suben al escenario de la vida activa preparados para ejercer una influencia ennoblecedora sobre la sociedad. 222

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 02 de Agosto)

La Santificación y el Santuario
LA ESENCIA DEL CARÁCTER MORAL

No nos gloriamos desmedidamente en trabajos ajenos, sino que esperamos que conforme crezca vuestra fe seremos muy engrandecidos entre vosotros, conforme a nuestra regla. (2 Cor. 10: 15).

Debéis mantenemos alejados del terreno encantado de Satanás y no permitir que vuestras mentes sean apartadas de la fidelidad a Dios. Mediante Cristo podéis y debéis ser felices y adquirir hábitos de dominio propio. Hasta vuestros pensamientos deben ser sometidos a la voluntad de Dios y vuestros sentimientos al dominio de la razón y la religión. No os fue dada la imaginación para que se le permitiese correr tumultuosamente y salirse con la suya, sin hacer ningún esfuerzo por refrenarla o disciplinarla. Si los pensamientos son malos, los sentimientos serán malos; y los pensamientos y sentimientos combinados forman el carácter moral. . . Si cedéis a vuestras impresiones y permitís que vuestros pensamientos vayan por un camino de suspicacia, duda y descontento, os contaréis entre los más desgraciados de los mortales.

Estimada Hna. F., usted tiene una imaginación enfermiza y deshonra a Dios permitiendo que sus sentimientos controlen totalmente su razón y su juicio. Usted tiene una voluntad decidida que induce a la mente a influir sobre el cuerpo desequilibrando la circulación y produciendo congestión en ciertos órganos. De ese modo usted está sacrificando su salud en aras de sus sentimientos.

Está cometiendo un error que si no lo corrige terminará por arruinar no sólo su felicidad. No sólo se está haciendo verdadero daño a sí misma, sino también a los miembros de su familia. . . Esta actitud no sería pecado si usted no tuviera dominio sobre sus sentimientos; pero ni aún en ese caso tendría excusa para someterse al enemigo. Su voluntad necesita ser santificada y subyugada en lugar de alzarse en contra de la voluntad de Dios.

El hombre se encuentra en un mundo de aflicción, cuidados y confusión. Se halla aquí para ser examinado y probado así como lo fueron Adán y Eva a fin de poder desarrollar un carácter noble y extraer armonía de la discordia y la confusión. Nos quedan por realizar muchas cosas esenciales. . . y nos queda mucho por disfrutar. Mediante Cristo nos ponemos en conexión con Dios. Su misericordia nos pone continuamente en deuda con él. Al sentirnos indignos de sus favores, hemos de apreciar aun el más ínfimo de ellos. 221