domingo, diciembre 25, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Martes 27 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
ESPECULACIONES CON RESPECTO A LA TIERRA NUEVA
Cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos. (Mar. 12: 25).
Hay quienes hoy día expresan su creencia de que habrá casamientos y nacimientos en la tierra nueva, pero los que creen en las Escrituras no pueden aceptar tales doctrinas. La doctrina de que nacerán niños en la tierra nueva no es una parte de la "palabra profética más segura" (2 Ped. 1: 19). Las palabras de Cristo son demasiado claras para ser mal entendidas. Debieran resolver para siempre la cuestión de los casamientos y nacimientos en la tierra nueva. Ni los que serán levantados de los muertos ni los que serán trasladados sin ver la muerte se casarán o serán dados en casamiento. Serán como los ángeles de Dios, miembros de la familia real.
Quiero decir a los que sostienen puntos de vista contradictorios a la declaración de Cristo: En tales asuntos, el silencio es elocuencia. Es presunción ocuparse de suposiciones y teorías acerca de asuntos que Dios no nos ha hecho conocer en su Palabra. No necesitamos entrar en especulaciones acerca de nuestro futuro estado. . .
"Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo" (2 Tim. 4: 2). No pongáis en el fundamento madera, heno y hojarasca: Vuestras propias conjeturas y especulaciones que no pueden beneficiar a nadie.
Cristo no retuvo ninguna verdad esencial para nuestra salvación. Las cosas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, pero no debemos permitir que nuestra imaginación invente doctrinas acerca de cosas que no son reveladas.
Se me presentó el hecho de que muchos están siendo seducidos por fábulas espirituales. . . A todos los que están dando rienda suelta a esas fantasías profanas quiero decirles: Deteneos; por el amor de Cristo, deteneos allí mismo donde estáis. Os encontráis en terreno prohibido.
El Señor ha provisto todo para nuestra felicidad en la vida futura, pero no ha hecho revelaciones acerca de esos planes y no hemos de conjeturar en cuanto a ellos. Tampoco hemos de medir las condiciones de la vida futura por las condiciones de esta vida. 368

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Lunes 26 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
INFINIDAD DE MUNDOS POR VISITAR
Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé. (Isa. 45: 12).
Parece que muchos tienen la idea de que este mundo y las mansiones celestiales constituyen todo el universo de Dios. No es así.
Dios tiene infinidad de mundos que obedecen su ley. Esos mundos son gobernados teniendo en cuenta la gloria del Creador. Cuando los habitantes de esos mundos consideran el elevado precio que se pagó para salvar al hombre, se llenan de asombro.
El Señor me mostró en visión otros mundos. Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso. La hierba era de un verde vivo y las aves gorjeaban un dulce canto. Los moradores de aquel lugar eran de todas estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos. . .
Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: "Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamiento de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra". Después vi dos árboles, uno de los cuales se parecía mucho al árbol de la vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer de uno de ellos. Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: "Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían".
Después me transportaron a un mundo que tenía siete lunas; donde vi al anciano Enoc, que había sido trasladado. . . Le pregunté si aquel era el lugar adonde lo habían transportado. . . desde la tierra. Él me respondió: "No es éste. Mi morada es la ciudad, y he venido a visitar este sitio". Andaba por allí como si estuviese en su casa.
Supliqué a mi ángel acompañante que me dejara permanecer allí. No podía sufrir el pensamiento de volver a este tenebroso mundo. El ángel me dijo entonces: "Debes volver, y si eres fiel, tendrás, con los 144.000, el privilegio de visitar todos los mundos, y ver la obra de las manos de Dios". 367

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Domingo 25 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
NUESTRO TEMA DE ESTUDIO
¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios. (Sal. 104: 24).
En este mundo sólo podemos comenzar a conocer las obras y los caminos de Dios; este estudio continuará a través de la eternidad. Él ha provisto para el hombre temas de reflexión que pondrán en actividad toda facultad de la mente. Podemos percibir el carácter de nuestro Creador arriba en los cielos y abajo en la tierra, lo que llena nuestro corazón de gratitud. Cada nervio y cada sensación responderán a las manifestaciones del amor de Dios revelado en sus obras maravillosas.
¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio cuando se quite el velo que oscurece nuestra vista y nuestros ojos contemplen ese mundo de belleza del cual ahora tenemos vislumbres por medio del microscopio; cuando contemplemos las glorias de los cielos estudiados ahora por medio del telescopio; cuando, borrada la mancha del pecado, toda la tierra aparezca en "la hermosura de Jehová nuestro Dios"! Allí el estudiante de la ciencia podrá leer los informes de la creación, sin hallar señales de la ley del mal. Escuchará la música de las voces de la naturaleza y no descubrirá ninguna nota de llanto ni voz de dolor. En todas las cosas creadas descubrirá una escritura, en el vasto universo contemplará "el nombre de Dios escrito en grandes caracteres" y ni en la tierra, ni en el mar, ni en el cielo, quedará señal de mal.
La multitud de los redimidos incursionará de mundo en mundo, y empleará gran parte de su tiempo en la investigación de los misterios de la redención. Y durante toda la eternidad, este tema se estará abriendo continuamente ante sus mentes. Los privilegios de los que venzan mediante la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio escapan a nuestra comprensión.
Todos los tesoros del universo serán abiertos al estudio de los hijos de Dios. Entraremos con inefable deleite en el gozo y en la sabiduría de los seres no caídos. Compartiremos los tesoros ganados durante siglos y siglos pasados en la contemplación de la obra de Dios. 366

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Sábado 24 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
TEMAS INAGOTABLES
Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos. (1 Ped 1: 10, 11).
En esta vida apenas podemos empezar a comprender el tema maravilloso de la redención. Con nuestra inteligencia limitada podemos considerar con todo fervor la ignominia y la gloria, la vida y la muerte, la justicia y la misericordia que se tocan en la cruz; pero ni con el mayor esfuerzo de nuestras facultades mentales llegamos a comprender todo su significado. La largura y anchura, la profundidad y altura del amor redentor se comprenden tan sólo confusamente. El plan de redención no se entenderá por completo ni siquiera cuando los rescatados vean como serán vistos ellos mismos y conozcan como serán conocidos; pero a través de la edades sin fin, nuevas verdades se desplegarán continuamente ante la mente admirada y deleitada. Aunque las aflicciones, las penas y las tentaciones terrenales hayan concluido, y aunque la causa de ellas haya sido suprimida, el pueblo de Dios tendrá siempre un conocimiento claro e inteligente de lo que costó su salvación. . .
El misterio de la cruz explica todos los demás misterios. A la luz que irradia del Calvario, los atributos de Dios, que nos llenaban de temor respetuoso, nos resultarán hermosos y atractivos. Se ve que la misericordia, la compasión y el amor paternal se unen a la santidad, la justicia y el poder. Al mismo tiempo que contemplamos la majestad de su trono, tan grande y elevado, vemos su carácter en sus manifestaciones misericordiosas y comprendemos, como nunca antes, el significado de este conmovedor vocativo: "Padre nuestro".
Se echará de ver que Aquel cuya sabiduría es infinita no hubiera podido idear otro plan para salvarnos que el del sacrificio de su Hijo. La compensación de este sacrificio es la dicha de poblar la tierra con seres rescatados, santos, felices e inmortales. El resultado de la lucha del Salvador contra las potestades de la tinieblas es la dicha de los redimidos, la cual contribuirá a la gloria de Dios por toda la eternidad. 365

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Viernes 23 Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
NUESTRO ESTUDIO EN LOS SIGLOS FUTUROS
Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. (Efe. 2: 7).
La ciencia de la redención es la más grande de todas las ciencias; es la que estudian los ángeles y todos los seres de los mundos no caídos; es la ciencia que interesa al Señor y Salvador, y penetra en los propósitos madurados en la mente Infinita, mantenidos en silencio durante siglos eternos; es la ciencia que estudiarán los redimidos en el curso de la eternidad. Este es el estudio más elevado a que puede dedicarse un ser humano. Como ningún otro, avivará la mente y elevará el alma. . .
Los ángeles desean escudriñar el tema de la redención; que será la ciencia y el canto de los redimidos a través de los siglos sin fin de la eternidad. ¿No valdrá la pena que pensemos en él y lo estudiemos en esta vida?. . .
El estudio de la encarnación de Cristo, su sacrificio expiatorio y su obra mediadora, ocuparán la mente del alumno diligente mientras dure el tiempo; y al pensar en el cielo y los siglos innumerables, exclamará: "Grande es el misterio de la piedad".
En la eternidad aprenderemos lo que habría abierto nuestro entendimiento si hubiéramos recibido la luz que estaba a nuestro alcance en esta vida. Los temas de la redención henchirán el corazón y la mente y la lengua de los redimidos por todos los siglos eternos. Entenderán las verdades que Cristo deseaba explicar a sus discípulos, pero que éstos no podían captar por falta de fe. Se nos presentarán nuevos aspectos de la perfección y la gloria de Cristo por toda la eternidad. Y en el curso de la vida perdurable el fiel Amo sacará cosas nuevas y viejas de entre sus tesoros.
Si nos fuera posible alcanzar aquí un conocimiento pleno de Dios y su verdad, no habría para nosotros nuevos descubrimientos con respecto a ella, ni mayores conocimientos, ni un desarrollo más amplio. . . Gracias a Dios, no es así. Puesto que Dios es infinito, y en él se encuentran todos los tesoros de la sabiduría, podremos continuar investigando durante toda la eternidad, aprendiendo siempre, sin agotar jamás las riquezas de su sabiduría, su bondad o su poder. 364

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Jueves 22 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
CRISTO SERÁ NUESTRO MAESTRO
Mi pueblo sabrá mi nombre. . . en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente. (Isa. 52: 6).
Restaurado a la presencia de Dios, el hombre volverá a ser enseñado por él, como en el principio.
No tenemos la menor idea de lo que se abrirá entonces delante de nosotros. Con Cristo andaremos al lado de las aguas vivas. Nos revelará lo que él es para nosotros, y lo que somos para él. Conoceremos entonces la verdad que no podemos conocer ahora, por causa de nuestras limitaciones.
En el mundo venidero Cristo guiará a los redimidos junto al río de la vida y les enseñará maravillosas lecciones relativas a la verdad. Desenvolverá ante ellos los misterios de la naturaleza. Entonces los redimidos comprenderán que hay una mano superior que mantiene los mundos en su puesto. Advertirán la habilidad desplegada por el gran Artista al vestir de color las flores del campo y comprenderán los propósitos del Padre misericordioso, que dispensa todo rayo de luz; entonces juntamente con los santos ángeles, los redimidos elevarán himnos de gratitud y alabanza en reconocimiento del supremo amor de Dios por un mundo ingrato.
Se ofrecerá al estudiante una historia de alcance infinito y de riqueza inefable. . . la historia del comienzo del pecado; de la fatal mentira y su perversa obra; de la verdad, que sin desviarse de lo recto, ha hecho frente al error y lo ha vencido. Será descorrido el velo que se interpone entre el mundo visible y el invisible y se revelarán cosas maravillosas.
Entraremos con inefable deleite en el gozo y en la sabiduría de los seres no caídos. Compartiremos los tesoros ganados durante siglos y siglos pasados en la contemplación de la obra de Dios. Y los años de la eternidad, a medida que transcurran, seguirán ofreciendo revelaciones más gloriosas. "Infinitamente más de todo cuanto podemos pedir, ni aún pensar", será para siempre la forma en que recibiremos los dones de Dios.
En este mundo debemos adquirir una educación que nos capacite para vivir con Dios por la eternidad. La educación que iniciaremos aquí se perfeccionará en el cielo. No haremos más que entrar en un curso superior. 363

domingo, diciembre 18, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Miércoles 21 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LA ESCUELA DEL MÁS ALLÁ
He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos. (Apoc. 21:3).
Entre la escuela establecida al principio en el Edén y la escuela futura, se extiende todo el período de la historia de este mundo, historia de la transgresión y del sufrimiento humano, del sacrificio divino, y de la victoria sobre la muerte y el pecado. En la escuela de la vida futura no se hallarán todas las condiciones de la primera escuela del Edén. Ningún árbol del conocimiento del bien y del mal ofrecerá oportunidad a la tentación.
No hay allí tentador ni posibilidad de injusticia. Todos los caracteres han resistido la prueba del mal, y han dejado de ser susceptibles a su poder. . . Restaurado a la presencia de Dios, el hombre volverá a ser enseñado por él, como en el principio.
La educación empezada aquí no se completará en esta vida, sino que ha de continuar por toda la eternidad, progresando siempre, nunca completa.
Todo principio correcto, toda verdad aprendida en una escuela terrenal, nos hará progresar en esa proporción en la escuela celestial. Como Cristo anduvo y conversó con sus discípulos durante su ministerio en esta tierra, así nos enseñará en la escuela celestial, guiándonos por las márgenes del río de aguas vivas y revelándonos verdades que en esta vida permanecerán ocultas como misterios debido a las limitaciones de la mente humana, tan perjudicada por el pecado.
Será manifestada la historia del comienzo del pecado; de la fatal mentira y su perversa obra; de la verdad que, sin desviarse de lo recto, ha hecho frente al error y lo ha vencido. Será descorrido el velo que se interpone entre el mundo visible y el invisible y se revelarán cosas maravillosas.
Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo. 362

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Martes 20 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
EL MAYOR HONOR DE NUESTRO SALVADOR
Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos. (Zac. 13: 6).
"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado" (Apoc. 21: 1, VM). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de maldición. . .
Sólo queda un recuerdo: Nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado. . . En sus manos y su costado heridos, de donde manó la corriente purpurina que reconcilió al hombre con Dios, allí está la gloria del Salvador, "allí mismo está el escondedero de su poder". "Poderoso para salvar" por el sacrificio de la redención, fue por consiguiente fuerte para ejecutar la justicia para con aquellos que despreciaron la misericordia de Dios. Y las marcas de su humillación son su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder.
La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado contemplarán al Cristo crucificado. Nunca olvidarán que Aquel cuyo poder creó los mundos innumerables y los sostiene a través de la inmensidad del espacio, el Amado de Dios, la Majestad del cielo, Aquel a quien los querubines y los serafines resplandecientes se deleitan en adorar, se humilló para levantar al hombre caído; que llevó la culpa y el oprobio del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del Calvario. El hecho de que el Hacedor de todos los mundos, el Árbitro de todos los destinos, dejase su gloria y se humillase por amor al hombre, despertará eternamente la admiración y la adoración del universo. Cuando las naciones de los salvos miren a su Redentor y vean la gloria eterna del Padre brillar en su rostro; cuando contemplen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su reino no tendrá fin, entonces prorrumpirán en un cántico de júbilo: "¡Digno, digno es el Cordero que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia preciosísima sangre!" 361

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Lunes 19 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
MÚSICA INCOMPARABLE
Los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido. (Isa. 35: 10).
Habrá allí música y canto tales como, salvo en las visiones de Dios, ningún mortal ha oído ni concebido ninguna mente.
"Y cantores y tañedores en ella", "alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová". "Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su Paraíso en desierto, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto" (Isa. 51: 3).
Se me mostró el orden, el perfecto orden del cielo, y me sentí extasiada cuando escuché allá esa música perfecta. Después de salir de la visión, el canto de aquí me parecía áspero y discordante. He visto grupos de ángeles, que formaban un rectángulo, cada uno de los cuales tenía un arpa de oro. En el extremo del arpa había un instrumento para afinarla o cambiar los tonos. Sus dedos no tañían las cuerdas con descuido, sino que tocaban diferentes cuerdas para producir distintos sonidos. Hay un ángel que siempre dirige, que toca primero el arpa y da la nota, y luego todos se unen en la rica y perfecta música del cielo. No se la puede describir. Es una melodía divina, celestial; en tanto que de todos los rostros resplandece la imagen de Jesús, que brilla con gloria indescriptible.
¡Qué himno será aquel que se entonará cuando se reúnan los redimidos del Señor! Todo el cielo se llenará de música exquisita y de cantos de alabanza al Cordero. ¡Salvados, salvados para siempre en el reino de gloria! Tener una vida que se equipara con la vida de Dios; tal es la recompensa.
Las palabras son demasiado pobres para intentar una descripción del cielo. Siempre que se vuelven a presentar ante mi vista, el espectáculo me anonada de admiración. Arrobada por el insuperable esplendor y la excelsa gloria, dejo caer la pluma exclamando: "¡Oh! ¡qué amor, qué maravilloso amor!" El lenguaje más exaltado no bastaría para describir la gloria del cielo ni las incomparables profundidades del amor del Salvador. 360

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Domingo 18 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
ACTIVIDADES EN LA TIERRA NUEVA
Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán del fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. (Isa. 65: 21, 22).
No podemos suponer que cuando llegue el triunfo final y tengamos las mansiones que nos han sido preparadas, nuestra parte será permanecer ociosos y descansar en un estado de bienaventurada inactividad.
En la tierra renovada, los redimidos participarán de las ocupaciones y los placeres que daban felicidad a Adán y Eva en el principio. Se vivirá la existencia del Edén, en huertos y campos.
"Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán del fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos".
Allí vi bellísimas casas que parecían de plata, sostenidas por cuatro columnas engastadas de preciosas perlas muy admirables a la vista. Estaban destinadas a ser residencias de los santos. En cada una había un anaquel de oro. Vi a muchos santos que entraban en las casas y, quitándose las resplandecientes coronas, las colocaban sobre el anaquel. Después salían al campo contiguo a las casas para hacer algo con la tierra, aunque no en modo alguno para cultivarla como hacemos ahora. Una gloriosa luz circundaba sus cabezas, y estaban continuamente alabando a Dios.
Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las mayores empresas podrán llevarse a cabo, satisfacerse las aspiraciones más sublimes, realizarse las más encumbradas ambiciones; y sin embargo, surgirán nuevas alturas que superar, nuevas maravillas que admirar, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo. 359

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Sábado 17 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
INESPERADA RECOMPENSA
El bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor. (Efe. 6: 8).
En esta vida el trabajo que hacemos por Dios parece a menudo casi infructuoso. Nuestros esfuerzos para hacer bien pueden ser fervientes y perseverantes, sin que podamos ver sus resultados. El esfuerzo puede parecernos perdido. Pero el Salvador nos asegura que nuestra obra queda anotada en el cielo, y que la recompensa no puede faltar.
La viuda pobre que echó las dos blancas en la caja del Señor, poco sabía lo que estaba haciendo. Su ejemplo de abnegación ha influido y ha vuelto a influir sobre millares de corazones en todos los países y en todas las épocas. Esa ofrenda ha traído a la tesorería de Dios dones de parte de los encumbrados y los humildes, de los ricos y los pobres. Ha ayudado a sostener misiones, a fundar hospitales, a alimentar a los hambrientos, a vestir a los desnudos, a sanar a los enfermos, a predicar el Evangelio a los pobres. Multitudes han sido bendecidas por el acto de abnegación de esa mujer. Y en el día de Dios se le permitirá ver el resultado de todas estas influencias. Lo mismo ocurrirá con el precioso don de María al Salvador. ¡Cuántos se han sentido inspirados a rendir un servicio de amor por el recuerdo de aquel vaso de alabastro roto! ¡Y cuánto se gozará ella cuando contemple todo esto!
"De cierto os digo -declaró Cristo-, que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella". Mirando en lo futuro, el Salvador habló con certeza concerniente a su Evangelio. Iba a predicarse en todo el mundo. Y hasta donde el Evangelio se extendiese, el don de María exhalaría su fragancia y los corazones serían bendecidos por su acción espontánea. Se levantarían y caerían reinos; los nombres de los monarcas y conquistadores serían olvidados; pero la acción de esta mujer sería inmortalizada en las páginas de la historia sagrada. Hasta que el tiempo no fuera más, aquel vaso de alabastro contaría la historia del abundante amor de Dios para con la especie caída. 358

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Viernes 16 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LA IGLESIA TRIUNFANTE
Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. (Apoc. 15: 2).
La iglesia es ahora militante. Actualmente arrostramos un mundo en tinieblas, casi enteramente entregado a la idolatría. Pero se acerca el día cuando habrá terminado la batalla y la victoria habrá sido ganada. La voluntad de Dios ha de cumplirse en la tierra como en el cielo. Las naciones de los salvados no conocerán otra ley que la del cielo. Todos constituirán una familia dichosa, unida, vestida con las prendas de alabanza y de acción de gracias, con el manto de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza, en su incomparable belleza, ofrecerá a Dios tributo de alabanza y adoración. El mundo quedará bañado en la luz celestial. La luz de la luna será como la del sol, y la luz del sol siete veces más intensa que ahora. Los años transcurrirán alegremente. Y sobre todo las estrellas de la mañana cantarán juntas, y los hijos de Dios clamarán de gozo, mientras que Dios y Cristo declararán a una voz que "ya no habrá más pecado, ya no habrá más muerte". . .
Deteneos en el umbral de la eternidad y oíd la misericordiosa bienvenida dada a los que en esta vida cooperaron con Cristo y consideraron como un privilegio y un honor sufrir por su causa. Con los ángeles, echan sus coronas a los pies del Redentor, exclamando: "El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. . . Al que está sentado en el trono, y al Cordero sea la alabanza, la honra, la gloria, y el poder, por los siglos de los siglos" (Apoc. 5: 12, 13).
Allí los redimidos saludan a quienes los encaminaron hacia el Salvador. Se unen en alabanzas a Aquel que murió para que los humanos gozaran una vida tan duradera como la de Dios. Acabó el conflicto. Concluyeron las tribulaciones y las luchas; los cantos de victoria llenan el cielo, al rodear los rescatados el trono de Dios. Todos entonan el alegre coro: "Digno, digno es el Cordero que fue inmolado", y que nos rescató para Dios. 357

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Jueves 15 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LA HERENCIA INMORTAL
Dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. (Col. 1: 12).
El rescate ha sido pagado. Todos pueden acercarse a Dios y obtener la eternidad mediante una vida de obediencia. Cuán triste es, entonces, que el hombre se aparte de la herencia inmortal y viva para satisfacer el orgullo, el egoísmo y el afán de ostentación, y. . . pierda la bendición que podría recibir en esta vida y en la venidera. [Los hombres] podrían entrar en los palacios celestiales y alternar con libertad y en igualdad de condiciones con Cristo, los ángeles celestiales y los príncipes de Dios. Y aun así, por increíble que parezca, rechazan los atractivos celestiales.
El Creador de todos los mundos se propone amar a los que creen que su Hijo unigénito es su Salvador personal así como ama a su Hijo. Aun aquí y ahora nos concede en grado máximo su gracia y su favor. Ha dado a los hombres el don de la Luz y la Majestad del cielo, y con él les ha concedido todos los tesoros celestiales. Por mucho que sea lo que nos ha prometido para la vida venidera, también en esta vida nos concede magníficos dones, y como objetos de su gracia, permitirá que gocemos de todo lo que ennoblezca, expanda y eleve nuestros caracteres. Es su propósito prepararnos para las cortes celestiales. Pero Satanás está contendiendo por las almas de los hombres. . . No quiere que tengan una vislumbre del futuro honor y de las glorias eternas preparadas para los que serán habitantes del cielo, ni que prueben la experiencia que les daría un anticipo de la felicidad del cielo. . .
Los que aceptan a Cristo como su Salvador personal tienen la promesa de la vida presente y también de la venidera. . . El más humilde discípulo de Cristo puede llegar a ser un habitante del cielo, heredero de Dios, de una herencia incorruptible que jamás se marchitará. ¡Oh, que cada cual se decida a aceptar el don celestial, para que llegue a ser heredero de Dios, de esa herencia cuyo título está fuera del alcance de todo destructor, y que es un mundo sin fin! ¡Oh, no elijáis el mundo; elegid la herencia mejor! Apresuraos y esforzaos para alcanzar la meta que es el premio de vuestra elevada vocación en Cristo Jesús. 356

sábado, diciembre 10, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Miércoles 14 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LA NUEVA JERUSALÉN: NUESTRO HOGAR

Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. (Isa. 65: 18).

Allá está la Nueva Jerusalén, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, "corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios" (Isa. 62: 3, VM). "Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como cristal" (Apoc. 21: 11, VM). "Las naciones andarán a la luz de ella: y los reyes de la tierra traen a ella su gloria" (vers. 24). El Señor dijo: "Me regocijaré en Jerusalén, y gozaréme en mi pueblo" (Isa. 65: 19). . .

En la ciudad de Dios "no habrá ya más noche". Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agotará. "No necesitan luz de lámpara, ni luz de sol; porque el Señor Dios los alumbrará" (Apoc. 22: 5, VM). El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo. "Ahora vemos oscuramente, como por medio de un espejo" (1 Cor. 13: 12, VM). Vemos la imagen de Dios reflejada como en un espejo en las obras de la naturaleza y en su modo de obrar para con los hombres; pero entonces lo veremos cara a cara sin velo que nos lo oculte. Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro.

Allí conoceremos como somos conocidos. Allí hallarán aplicación más dulce y verdadera el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el alma. La comunión pura con seres celestiales, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas las épocas, el sagrado compañerismo que une "toda la familia en los cielos, y en la tierra" (Efe. 3: 15, VM), todas estas cosas se cuentan entre las experiencias del más allá. 355

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Martes 13 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LAS GLORIAS DEL MUNDO ETERNO

Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre. (Sal. 16: 11).

La gloria del mundo eterno fue abierta ante mí. Os digo que vale la pena ganar el cielo. La aspiración de vuestra vida debiera ser prepararos para relacionaros con los redimidos, los santos ángeles y Jesús, el Redentor del mundo. Si pudiéramos tener aunque sea una vislumbre de la ciudad celestial, jamás desearíamos vivir nuevamente en la tierra. Hay paisajes muy hermosos en la tierra y yo disfruto de todas estas manifestaciones de amor que observamos en la naturaleza. Las relaciono con el Creador. Pero sé que si amo a Dios y guardo sus mandamientos, en el cielo hay un más excelente y eterno peso de gloria reservado para mí. *

Esta tierra será purificada con el fuego y será entonces mucho más hermosa. El pasto será de un verde vivo y nunca se marchitará. Allá habrá rosas, lirios y toda clase de flores. Nunca se ajarán ni se agostarán, ni perderán su belleza y fragancia.

El león, al que tanto tememos aquí, se acostará con el cordero, todo en la tierra nueva será paz y armonía. Los árboles serán derechos y elevados, y no tendrán ninguna deformidad.

Los santos ceñirán coronas de gloria sobre sus cabezas y tendrán arpas de oro en las manos. Tañirán esas arpas de oro, cantarán acerca del amor redentor y elevarán melodías a Dios. Olvidarán las pruebas y los sufrimientos que tuvieron en este mundo, que desaparecerán en medio de las glorias de la tierra nueva.

Todo lo que hay de bello en nuestro hogar terrenal tendría que hacernos pensar en el río de cristal y los verdes prados, los árboles cimbreantes y las fuentes vivas, la ciudad resplandeciente y los cantores vestidos de blanco de nuestro hogar celestial, mundo de hermosura que ningún artista puede representar en el lienzo, y que ninguna lengua mortal puede describir.

Represéntese vuestra imaginación la morada de los justos; y recordad que será más gloriosa que cuanto pueda figurarse la más brillante imaginación.

El lenguaje humano es incapaz de describir la recompensa de los justos. La conocerán sólo los que la vean. 354

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Lunes 12 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
SE RESTAURA EL JARDÍN DEL EDÉN

Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. (Apoc. 2: 7).

El huerto del Edén permaneció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos. (Véase Gén. 4: 16.) Durante mucho tiempo después, se le permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de su inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles. En la puerta del paraíso, custodiada por querubines, se revelaba la gloria divina. Allí iban Adán y sus hijos a adorar a Dios. Allí renovaban sus votos de obediencia a aquella ley cuya transgresión los había arrojado del Edén. Cuando la ola de iniquidad cubrió el mundo, y la maldad de los hombres trajo su destrucción por medio del diluvio, la mano que había plantado el Edén lo quitó de la tierra. Pero en la final restitución, cuando haya "un cielo nuevo, y una tierra nueva" (Apoc. 21: 1), ha de ser restaurado y más gloriosamente embellecido que al principio.

Entonces, los que hayan guardado los mandamientos de Dios respirarán llenos de inmortal vigor bajo el árbol de la vida; y a través de las edades sin fin los habitantes de los mundos sin pecado contemplarán en aquel huerto de delicias un modelo de la perfecta obra de la creación de Dios, incólume de la maldición del pecado, una muestra de lo que toda la tierra hubiera llegado a ser si el hombre hubiera cumplido el glorioso plan de Dios.

Adán es restaurado a su primitiva soberanía. Transportado de dicha, contempla los árboles que fueron una vez su delicia; los mismos árboles cuyos frutos recogiera en los días de su feliz inocencia. Ve las vides que sus manos cultivaron, las mismas flores que se gozaba en cuidar en otros tiempos. Su espíritu abarca la escena; comprende que éste es en verdad el Edén restaurado. . .

Reintegrados en su derecho al árbol de la vida, en el Edén perdido desde hace tanto tiempo, los redimidos crecerán hasta alcanzar la estatura perfecta de la raza humana en su gloria primitiva. Las últimas señales de la maldición del pecado serán quitadas, y los fieles discípulos de Cristo aparecerán en "la hermosura de Jehová nuestro Dios". 353

miércoles, diciembre 07, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Domingo 11 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LA HERENCIA DE LOS SALVADOS

Mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo. (Isa. 32: 18).

En la Biblia se llama a la herencia de los bienaventurados una patria. (Heb. 11: 14-16.) Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales de aguas vivas. El árbol de la vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar. . .

Allí se "alegrarán el desierto y el sequedal, y el yermo se regocijará y florecerá como la rosa". "En vez del espino subirá el abeto, y en lugar de la zarza subirá el arrayán". "Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo sesteará junto con el cabrito; . . . y un niñito los conducirá". "No dañarán, ni destruirán en todo mi santo monte", dice el Señor. (Isa. 35: 1; 55: 13; 11: 6, 9, VM.)

Allí el hombre recobrará su perdida dignidad real, y los seres inferiores reconocerán su supremacía; los fieros se tornarán mansos, y los tímidos, confiados.

El dolor no puede existir en el ambiente del cielo. Allí no habrá más lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni manifestaciones de duelo. "Y la muerte no será más; ni habrá más gemido, ni clamor, ni dolor; porque las cosas de antes han pasado ya". "No dirá más el habitante: Estoy enfermo; al pueblo que mora en ella le habrá sido perdonada su iniquidad" (Apoc. 21: 4; Isa. 33: 24, VM).

Allí se vivirá la vida edénica, la vida en el jardín y el campo. "Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos" (Isa. 65: 21, 22). 352

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Sábado 10 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
¡NUNCA MÁS HABRÁ MUERTE!

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. (Apoc. 21: 4).

Cuando entremos en el reino de Dios para pasar allí la eternidad, las pruebas, las dificultades y las perplejidades que tuvimos, se hundirán en la insignificancia.

En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni indicios de luto. "No dirá el morador: Estoy enfermo: al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad" (Isa. 33: 24). Nos invadirá una grandiosa ola de felicidad que irá ahondándose a medida que transcurra la eternidad. . . Penetre nuestra fe a través de toda nube de tinieblas, y contemplemos a Aquel que murió por los pecados del mundo. Abrió las puertas del paraíso para todos los que reciban y crean en él. Les da la potestad de llegar a ser hijos e hijas de Dios. Permitamos que las aflicciones que tanto nos apenan y agravian sean lecciones instructivas, que nos enseñen a avanzar hacia la meta del premio de nuestra alta vocación en Cristo. Sintámonos alentados por el pensamiento de que el Señor vendrá pronto. Alegre nuestro corazón esta esperanza. . .

Vamos hacia la patria. El que nos amó al punto de morir por nosotros, nos ha edificado una ciudad. La Nueva Jerusalén es nuestro lugar de descanso. No habrá tristeza en la ciudad de Dios. Nunca más se oirá el llanto ni la endecha de las esperanzas destrozadas y de los afectos tronchados. Pronto las vestiduras de pesar se trocarán por el manto de bodas. Pronto presenciaremos la coronación de nuestro Rey. Aquellos cuya vida quedó escondida con Cristo, aquellos que en esta tierra pelearon la buena batalla de la fe, resplandecerán con la gloria del Redentor en el reino de Dios.

No transcurrirá mucho tiempo antes que veamos a Aquel en quien ciframos nuestras esperanzas de vida eterna. Y en su presencia todas las pruebas y los sufrimientos de esta vida serán como nada. . . Alzad los ojos, sí, alzad los ojos y permitid que vuestra fe aumente de continuo. Dejad que esta fe os guíe a lo largo de la senda estrecha que, pasando por las puertas de la ciudad de Dios, nos lleva al gran más allá, al amplio e ilimitado futuro de gloria destinado a los redimidos. 351

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Viernes 9 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
CIELOS NUEVOS Y TIERRA NUEVA

Nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. (2 Ped. 3: 13).

Los pies de los malvados nunca profanarán la tierra renovada. Del cielo descenderá fuego de Dios para devorarlos y quemarlos: raíz y rama. Satanás es la raíz y sus hijos las ramas.

El mismo fuego proveniente de Dios que consumió a los impíos purificó toda la tierra. Las desgarradas montañas se derritieron con el ardiente calor; también la atmósfera y todo el rastrojo fueron consumidos. Entonces nuestra heredad apareció delante de nosotros, gloriosa y bella, y heredamos toda la tierra renovada.

"Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado" (Apoc. 21: 1, VM). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.

El mar separa a los amigos; establece una barrera entre nosotros y aquellos a quienes amamos. El vasto e insondable océano rompe nuestros vínculos. En la tierra nueva ya no habrá mar, ni habrá allí "galeras con remos". En lo pasado, muchos que amaban y servían a Dios fueron encadenados a los asientos de las galeras y obligados a cumplir la voluntad de hombres crueles y de corazón duro. El Señor ha contemplado sus sufrimientos con simpatía y compasión. Gracias a Dios, en la tierra nueva no habrá corrientes impetuosas, ni océanos invasores, ni olas inquietas y bulliciosas.

Todo lo hermoso de nuestra patria terrenal ha de recordarnos el río de cristal y los campos verdes, los árboles ondeantes y las fuentes de aguas vivas, la ciudad resplandeciente y los cantores vestidos de blanco de nuestra patria celestial, el mundo de una belleza que ninguna lengua humana puede describir. "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman". 350

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Jueves 8 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
OCUPACIÓN SATISFACTORIA

Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. (Juan 5: 17).

El cielo es un lugar de actividad provechosa. Sin embargo para el cansado y sobrecargado, para los que han peleado la buena batalla de la fe, será un descanso glorioso, pues será suyo el vigor juvenil de la inmortalidad, y no tendrán que luchar más contra el pecado y Satanás. Para los obreros enérgicos sería tedioso un estado de eterna indolencia. No sería cielo para ellos.

A los moradores del Edén se les encomendó el cuidado del huerto, para que lo labraran y lo guardasen. Su ocupación no era cansadora, sino agradable y vigorizadora. Dios dio el trabajo como una bendición con que el hombre ocupara su mente, fortaleciera su cuerpo y desarrollara sus facultades. . .

Están en gran error los que consideran el trabajo como una maldición, si bien éste lleva aparejados dolor y fatiga. A menudo los ricos miran con desdén a las clases trabajadoras; pero esto está enteramente en desacuerdo con los designios de Dios al crear al hombre. ¿Qué son las riquezas del más opulento en comparación con la herencia dada al señorial Adán? Sin embargo, éste no había de estar ocioso. Nuestro Creador, que sabe lo que constituye la felicidad del hombre, señaló a Adán su trabajo. El verdadero regocijo de la vida lo encuentran sólo los hombres y mujeres que trabajan.

En el cielo se trabaja constantemente. No hay holgazanes allá. "Mi Padre hasta ahora trabaja" dijo Cristo, "y yo trabajo". No podemos imaginar que nuestra parte consistirá en estar ociosos y descansar en un estado de bienaventurada inactividad cuando llegue el triunfo final y tengamos las mansiones que nos han sido preparadas.

Dios quiere que todos trabajen. La atareada bestia de carga responde mejor a los propósitos de su creación que el hombre indolente . Dios trabaja constantemente. Los ángeles trabajan; son ministros de Dios para los hijos de los hombres. Los que esperan un cielo de inactividad quedarán chasqueados; porque en la economía del cielo no hay lugar para la satisfacción de la indolencia. Pero se promete descanso a los cansados y cargados. El siervo fiel es el que recibirá la bienvenida al pasar de sus labores al gozo de su Señor. 349

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Miércoles 7 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
PERTENECEMOS A LA FAMILIA REAL

Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. (1 Juan 3: 2).

¿Puede alguna institución terrenal conferir un honor igual al de ser hijos de Dios, vástagos del Rey celestial, miembros de la familia real?. . . Los nobles de la tierra son sólo hombres; mueren y vuelven al polvo y no hay satisfacción perdurable en su alabanza y honor. Pero el honor que proviene de Dios es duradero. Ser herederos de Dios y coherederos con Cristo significa tener derecho a incalculables riquezas, a tesoros de tal valor que el compararlos con el oro, la plata, las gemas y las piedras preciosas de la tierra, éstas se hunden en su insignificancia.

Tener comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo significa ser ennoblecidos, elevados y participar de goces indescriptibles y llenos de gloria. El alimento, la ropa, la posición social y la riqueza pueden tener su importancia; pero estar relacionado con Dios y participar de su naturaleza divina es de inestimable valor. Nuestras vidas deben estar escondidas con Cristo en Dios; y aun cuando "aún no se ha manifestado lo que hemos de ser", "cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es". La regia dignidad del carácter cristiano brillará como el sol, y los destellos de luz que provienen del rostro de Cristo se reflejarán sobre los que se hayan purificado así como él es puro. El privilegio de ser hijos de Dios se obtiene a bajo precio, aun cuando implique el sacrificio de todo lo que poseemos, incluso la vida misma.

Cuando, en su estado mortal, Juan contempló la gloria de Dios, cayó como muerto; no pudo soportar la visión. Pero cuando los hijos de Dios hayan recibido la inmortalidad, lo verán "como él es". Estarán delante del trono, aceptos en el Amado. Todos sus pecados habrán sido borrados, todas sus transgresiones expiadas. Entonces podrán mirar sin velo la gloria del trono de Dios. Habrán participado con Cristo en sus sufrimientos, habrán trabajado con él en el plan de la salvación, y participarán con él del gozo de ver las almas salvadas en el reino de Dios, para alabar allí a Dios durante toda la eternidad. 348

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Martes 6 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
EL ÚNICO RECUERDO DEL PECADO

Ciertamente el justo será recompensado en la tierra; ¡Cuánto más el impío y el pecador! (Prov. 11: 31).

Los impíos reciben su recompensa en la tierra. (Prov. 11: 31.) "Serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejército" (Mal. 4: 1). Algunos son destruidos como en un momento, mientras otros sufren muchos días. Todos son castigados "conforme a sus hechos". Habiendo sido cargados sobre Satanás los pecados de los justos, tiene éste que sufrir no sólo por su propia rebelión, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios. Su castigo debe ser mucho mayor que el de aquellos a quienes engañó. Después de haber perecido todos los que cayeron por sus seducciones, el diablo tiene que seguir viviendo y sufriendo. En las llamas purificadoras quedan por fin destruidos los impíos, raíz y rama: Satanás la raíz sus secuaces las ramas.

Satanás y todos los que se han unido con él en la rebelión serán cortados. . . Entonces "no existirá el malo: observarás su lugar, y no estará allí"; "serán como si no hubieran sido" (Sal. 37:10; Abd. 16).

La justicia de Dios ha sido satisfecha y los santos y toda la hueste angélica dicen en alta voz: Amén.

Mientras el fuego de la venganza de Dios envuelve la tierra, los justos moran seguros en la santa ciudad. La segunda muerte no tiene poder sobre los que han participado de la primera resurrección. (Apoc. 20: 6.) En tanto que para los impíos Dios es fuego consumidor, para su pueblo es un sol y un escudo. (Sal. 84: 11.)

El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de la maldición. Ningún infierno que arda eternamente recordará a los redimidos las terribles consecuencias del pecado.

Sólo queda un recuerdo: Nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. . . Todo lo que se había perdido por el pecado, ha sido restaurado. . . El propósito primitivo que Dios tenía al crear la tierra se cumple al convertirse ésta en la morada eterna de los redimidos. "Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella" (Sal. 37: 29). 347

sábado, diciembre 03, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Lunes 5 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LA DESTRUCCIÓN DEL PECADO Y LOS PECADORES

He aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz, ni rama. (Mal. 4: 1).

A pesar de que Satanás se ha visto obligado a reconocer la justicia de Dios, y a inclinarse ante la supremacía de Cristo, su carácter sigue siendo el mismo. El espíritu de rebelión, cual poderoso torrente, vuelve a estallar. Lleno de frenesí, determina no cejar en el gran conflicto. Ha llegado la hora de intentar un último y desesperado esfuerzo contra el Rey del cielo. Se lanza en medio de sus súbditos, y trata de inspirarles con su propio furor y de moverlos a dar inmediata batalla. Pero entre todos los innumerables millones a quienes indujo engañosamente a la rebelión, no hay ahora ninguno que reconozca su supremacía. Su poder ha concluido. Los impíos están llenos del mismo odio contra Dios que el que inspira a Satanás; pero ven que su caso es desesperado, que no pueden prevalecer contra Jehová. Se enardecen contra Satanás y contra los que fueron sus agentes para engañar, y con furia demoníaca se vuelven contra ellos.

Dice el Señor: "Por cuanto has puesto tu corazón como corazón de Dios, por tanto, he aquí que voy a traer contra ti extraños, los terribles de las naciones; y ellos desenvainarán sus espadas contra tu hermosa sabiduría, y profanarán tu esplendor. Al hoyo te harán descender". "Te destruyo, ¡oh querubín que cubres con tus alas! y te echo de en medio de las piedras de fuego. . . Te echo a tierra; te pongo delante de reyes para que te miren. . . Te torno en ceniza sobre la tierra, ante los ojos de todos los que te ven. . . Serás ruinas, y no existirás más para siempre" (Eze. 28: 6-8; 16-19, VM). . .

Dios hace descender fuego del cielo. La tierra se quebranta. Salen a relucir las armas escondidas en sus profundidades. Llamas devoradoras se escapan por todas partes de grietas amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado el día que arderá como horno. Los elementos se disuelven con calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están abrasadas. 346

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Domingo 4 de Mayo)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
SE REIVINDICA EL CARÁCTER DE DIOS

Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. (Apoc. 15: 3).

Toda cuestión de verdad y error en la controversia que tanto ha durado, ha quedado aclarada. Los resultados de la rebelión y el apartamiento de los estatutos divinos han sido puestos a la vista de todos los seres inteligentes creados por Dios. La obra del gobierno de Satanás en contraste con el de Dios ha sido presentado a todo el universo. Satanás ha sido condenado por sus propias obras. La sabiduría de Dios, su justicia y su bondad quedan por completo reivindicadas. Queda también comprobado que todos sus actos en el gran conflicto fueron ejecutados de acuerdo con el bien eterno de su pueblo y el bien de todos los mundos que creó. . . En vista de todos los hechos del gran conflicto, todo el universo, tanto los justos como los rebeldes, declaran al unísono: "¡Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos!"

El universo entero contempló el gran sacrificio hecho por el Padre y el Hijo en beneficio del hombre. Ha llegado la hora en que Cristo ocupa el puesto a que tiene derecho, y es exaltado sobre los principados y potestades, y sobre todo nombre que se nombra. A fin de alcanzar el gozo que le fuera propuesto -el de llevar a muchos hijos a la gloria- sufrió la cruz y menospreció la vergüenza. Y por inconcebiblemente grandes que fuesen el dolor y el oprobio, mayores aún son la dicha y la gloria. Echa una mirada hacia los redimidos, transformados a su propia imagen, cuyos corazones llevan el sello perfecto de lo divino y cuyos rostros reflejan la semejanza de su Rey. Contempla en ellos el resultado de las angustias de su alma, y está satisfecho. Luego, con voz que llega hasta las multitudes reunidas de los justos y de los impíos, exclama: "¡Contemplad el rescate de mi sangre! Por éstos sufrí, por éstos morí, para que pudiesen permanecer en mi presencia a través de las edades eternas". Y de entre los revestidos con túnicas blancas en torno del trono, asciende el canto de alabanza: "Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!" (Apoc. 5: 12, VM) 345

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Sábado 3 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LOS IMPÍOS RECONOCEN LA JUSTICIA DE DIOS

Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo. Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. (Rom. 14: 10, 11).

Como fuera de sí, los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la explosión de admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y. . . todos exclaman a una voz: "¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de los siglos!" (Apoc. 15: 3, VM). Y cayendo prosternados, adoran al Príncipe de la vida.

Satanás parece paralizado al contemplar la gloria y la majestad de Cristo. El que en otro tiempo fue uno de los querubines cubridores, recuerda de dónde cayó. El que fue serafín resplandeciente, "hijo de la aurora", ¡cuán cambiado se ve, y cuán degradado! Está excluido para siempre del consejo en que antes se lo honraba. Ve ahora a otro que, junto al Padre, vela su gloria. Ha visto la corona colocada sobre la cabeza de Cristo por un ángel de elevada estatura y majestuoso continente, y sabe que la posición exaltada que ocupa este ángel habría podido ser la suya.

Recuerda la mansión de su inocencia y pureza. . . Al considerar Satanás su reino y los frutos de sus esfuerzos, sólo ve fracaso y ruina. . . Pero llegó el momento en que la rebelión debe ser sofocada finalmente y puestos en evidencia la historia y el carácter de Satanás. El archiengañador ha sido desenmascarado por completo en su último gran esfuerzo para destronar a Cristo, destruir a su pueblo y apoderarse de la ciudad de Dios. Los que se han unido a él se dan cuenta del fracaso total de su causa . . . Ahora se vuelve objeto de execración universal.

Satanás ve que su rebelión voluntaria lo incapacitó para el cielo. Ejerció su poder guerreando contra Dios; la pureza, la paz y la armonía del cielo serían para él suprema tortura. Sus acusaciones contra la misericordia y la justicia de Dios están ya acalladas. Los vituperios que procuró lanzar contra Jehová recaen enteramente sobre él. Y ahora Satanás se inclina y reconoce la justicia de su sentencia. 344

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Viernes 2 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
PERSONAJES HISTÓRICOS PRESENTES EN EL JUICIO

Por mí mismo hice juramento. . . que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua. (Isa. 45: 23).

Entre la multitud de los rescatados están los apóstoles de Cristo: el heroico Pablo, el ardiente Pedro, el amado y amoroso Juan y sus hermanos de corazón leal, y con ellos la inmensa hueste de los mártires; mientras que fuera de los muros, con todo lo que es vil y abominable, se encuentran aquellos que los persiguieron, encarcelaron y mataron. Allí está Nerón, monstruo de crueldad y de vicios, y puede ver la alegría y el triunfo de aquellos a quienes torturó, y cuya dolorosa angustia le proporcionará deleite satánico. Su madre está allí para ser testigo de los resultados de su propia obra; para ver cómo los malos rasgos de carácter transmitidos a su hijo y las pasiones fomentadas y desarrolladas por la influencia y el ejemplo de ella, produjeron crímenes que horrorizaron al mundo.

Allí [está] el soberbio y ambicioso Napoleón cuya presencia [hizo] temblar reinos.

Allí hay sacerdotes y prelados católicos, que dijeron ser los embajadores de Cristo y que no obstante emplearon instrumentos de suplicio, calabozos y hogueras para dominar las conciencias de su pueblo. Allí están los orgullosos pontífices que se ensalzaron por encima de Dios y que pretendieron alterar la ley del Altísimo. Aquellos así llamados padres de la iglesia tienen que redimir a Dios una cuenta de la que bien quisieran librarse. Demasiado tarde ven que el Omnisciente es celoso de su ley y que no tendrá por inocente al culpable de violarla. Comprenden entonces que Cristo identifica sus intereses con los de su pueblo perseguido, y sienten la fuerza de sus propias palabras: "En cuanto lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mí lo hicisteis" (Mat. 25: 40, VM).

Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna. 343

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Jueves 1 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
VISIÓN PANORÁMICA DE LOS SUFRIMIENTOS DE CRISTO

Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. (2 Cor. 5: 10).

Por encima del trono se destaca la cruz; y como en vista panorámica aparecen las escenas de la tentación, la caída de Adán y las fases sucesivas del gran plan de redención. El humilde nacimiento del Salvador; su juventud pasada en la sencillez y en la obediencia; su bautismo en el Jordán; el ayuno y la tentación en el desierto; su ministerio público, que reveló a los hombres las bendiciones más preciosas del cielo; los días repletos de obras de amor y misericordia, y las noches pasadas en oración y vigilia en la soledad de los montes; las conspiraciones de la envidia, del odio y de la malicia con que se recompensaron sus beneficios; la terrible y misteriosa agonía en Getsemaní, bajo el peso anonadador de los pecados de todo el mundo; la traición que lo entregó en manos de la turba asesina; los terribles acontecimientos de esa noche de horror: el preso resignado y olvidado de sus discípulos más amados, arrastrado brutalmente por las calles de Jerusalén; el Hijo de Dios presentado con visos de triunfo ante Anás, obligado a comparecer en el palacio del sumo sacerdote, en el pretorio de Pilato, ante el cobarde y cruel Herodes; ridiculizado, insultado, atormentado y condenado a muerte. Todo eso está representado a lo vivo.

Luego, ante las multitudes agitadas, se reproducen las escenas finales: el paciente Varón de dolores recorriendo el sendero del Calvario; el Príncipe del cielo colgado de la cruz; los sacerdotes altaneros y el populacho escarnecedor ridiculizando la agonía de la muerte; la oscuridad sobrenatural; el temblor de la tierra, las rocas destrozadas y los sepulcros abiertos que señalaron el momento en que expiró el Redentor del mundo.

La escena terrible se presenta con toda exactitud. Satanás, sus ángeles y sus súbditos no pueden apartar los ojos del cuadro que representa su propia obra. Cada actor recuerda el papel que desempeñó. . . Todos contemplan la enormidad de su culpa. En vano procuran esconderse ante la divina majestad de su presencia que sobrepuja el resplandor del sol, mientras que los redimidos echan sus coronas a los pies del Salvador, exclamando: "¡Él murió por mí!" 342

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Miércoles 30 de Noviembre)

Durante el Milenio
PREMIOS Y CASTIGOS

Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. (Mat. 25: 34).

El Salvador nos presenta la escena del juicio final cuando se da la recompensa a los que están a su mano derecha, y se pronuncia sentencia de condenación sobre los que están a su mano izquierda. Se presenta a los justos preguntando qué hicieron para que se los recompense con tanta prodigalidad. Tuvieron en sus corazones la presencia de Cristo, fueron imbuídos de su Espíritu y sin esfuerzo consciente de su parte, sirvieron a Cristo en la persona de sus santos y por lo tanto lograron ciertamente la recompensa. Pero no tuvieron en cuenta el premio que iban a recibir, y la expectativa de él no formó parte del motivo que los impulsó a actuar en su servicio. Lo que realizaron fue hecho por amor a Cristo y al prójimo, y Jesús se identifica con la humanidad que sufre, y considera como hechos a él mismo todos los actos de simpatía, compasión y amor que se hayan realizado en favor de los hombres.

En un sentido secundario todos debemos tener en cuenta la recompensa. Pero al mismo tiempo que apreciamos la bendición prometida, debemos confiar plenamente en Jesucristo, creer que él obrará con justicia y que nos recompensará de acuerdo con nuestras acciones. La dádiva de Dios es vida eterna, pero Jesús no desea que estemos tan ansiosos con respecto a nuestra recompensa como al hecho de que hagamos su voluntad porque es correcto hacerlo, al margen de toda ganancia. . .

Los que van a recibir la mayor recompensa serán los que incorporaron a su actividad y celo la cortesía, y la tierna compasión por el pobre, el huérfano, el oprimido y el afligido. . .

Hay entre nosotros quienes tienen un espíritu manso y humilde -el espíritu de Cristo-, que realizan muchas acciones pequeñas con el objeto de ayudar a los que están a su alrededor y que no piensan en ello. Se sorprenderán en el día final al descubrir que Cristo tuvo en cuenta la palabra bondadosa que dirigieron al desalentado, y los pequeños donativos que dieron para ayudar al pobre, y que implicaron abnegación para ellos. El Señor toma en cuenta el espíritu que impulsa un acto y recompensa consecuentemente; y la pureza, la humildad y el espíritu de amor como el de un niño influyen para que la ofrenda sea preciosa a su vista. 341

lunes, noviembre 28, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Martes 29 de Noviembre)

Durante el Milenio
CRISTO ES EL JUEZ

El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo. (Juan 5: 22).

Al impartir sus enseñanzas, Cristo procuró impresionar a los hombres con la certeza y el carácter público del juicio venidero. No es el juicio de unos pocos individuos o aun de una nación, sino del conjunto total de inteligencias humanas, de seres responsables. Se llevará a cabo en presencia de los otros mundos, para que el amor, la integridad y el servicio del hombre a Dios puedan ser honrados supremamente. Allí no faltarán ni la gloria ni el honor. . . La ley de Dios será revelada en su majestad; y los que hayan asumido una actitud de desafiante rebelión contra sus santos preceptos, comprenderán que la ley que desecharon, menospreciaron y hollaron bajo sus pies es la norma de Dios para evaluar el carácter. . .

Por este mundo minúsculo el universo manifiesta su mayor interés, porque Jesús pagó un precio infinito por las almas de sus habitantes. . . Dios encomendó todo el juicio al Hijo porque sin duda él es Dios manifestado en carne.

Dios decidió que el Príncipe de los sufrientes entre los humanos fuera el Juez de todo el mundo. El que vino desde las cortes celestiales a salvar al hombre de la muerte eterna; . . . el que se sometió a comparecer ante un tribunal terrenal y sufrió la ignominiosa muerte de cruz, sólo él ha de pronunciar la sentencia que determine la recompensa o el castigo. El que se sometió aquí al sufrimiento y la humillación de la cruz, tendrá en el consejo de Dios la más amplia compensación, y ascenderá al trono reconocido por todo el universo celestial como Rey de los santos. Él emprendió la obra de la salvación y demostró ante los mundos no caídos y la familia celestial que era capaz de terminar la obra que comenzó. . .

En ese día de castigo y recompensa definitivos, tanto los santos como los pecadores reconocerán en el que fue crucificado al Juez de todos los vivientes. . . Se nos concede un tiempo de prueba; se nos dan oportunidades y privilegios a fin de que afirmemos nuestra vocación y elección. ¡Cuánto deberíamos valorar este tiempo precioso y aprovechar cada talento que Dios nos ha dado para ser fieles administradores de nosotros mismos!

Solemne será el día de la decisión final. 340

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Lunes 28 de Noviembre)

Durante el Milenio
TODA OBRA SERÁ TRAÍDA A JUICIO

Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala. (Ecl. 12: 14).

En el caso de cada individuo hay un proceso en marcha mucho más maravilloso que aquel por el cual el artista transfiere los rasgos de una persona a la placa bruñida. El arte del fotógrafo consiste meramente en obtener fotografías de algo que es perecedero; pero en el registro de la vida, el carácter se graba con exactitud, y si ese registro es oscuro, jamás podrá ser borrado, excepto por la sangre del sacrificio expiatorio.

Los ángeles de Dios están ocupados en obtener un daguerrotipo del carácter con la misma fidelidad con que el artista reproduce las facciones del rostro humano; ¡y seremos juzgados por lo que revele ese daguerrotipo!

Cuando se inicie el juicio y los libros se abran, habrá muchas revelaciones asombrosas. Los hombres no aparecerán entonces como se exponen ante los ojos humanos y los juicios falibles. Los pecados secretos quedarán a la vista de todos. Se revelarán motivos e intenciones que se ocultaron en la cámara secreta del corazón.

Todo aparecerá como un retrato de tamaño natural.

En esa hora solemne y tremenda la infidelidad del esposo quedará expuesta ante la esposa, y la deslealtad de la esposa ante el esposo. Por primera vez los padres sabrán cuál fue el carácter verdadero de sus hijos, y los hijos verán los errores y desaciertos de sus padres. El que robó a su vecino recurriendo a falsedades, no escapará con sus ganancias mal habidas. Dios lleva en sus libros un registro exacto de todo acto injusto y de cada negocio deshonesto.

La memoria será fiel y vívida cuando condene al culpable que en ese día haya sido hallado falto. La mente recordará todos los pensamientos y acciones del pasado; la vida entera pasará en revista como las escenas de un panorama. 339

miércoles, noviembre 23, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Domingo 27 de Noviembre)

Durante el Milenio
EL JUICIO FINAL

Vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; . . . y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. (Apoc. 20:12).

Entonces Cristo reaparece a la vista de sus enemigos. Muy por encima de la ciudad, sobre un fundamento de oro bruñido, hay un trono alto y encumbrado. En el trono está sentado el Hijo de Dios, y en torno suyo están los súbditos de su reino. Ningún lenguaje, ninguna pluma pueden expresar ni describir el poder y la majestad de Cristo. La gloria del Padre eterno envuelve a su Hijo. El esplendor de su presencia llena la ciudad de Dios, rebosando más allá de las puertas e inundando toda la tierra con su brillo.

Inmediatos al trono se encuentran los que fueron alguna vez celosos en la causa de Satanás, pero que, cual tizones arrancados del fuego, siguieron luego a su Salvador con profunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y de la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades que fueron martirizados por su fe. Y más allá está la "grande muchedumbre, que nadie puede contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas. . . de pie ante el trono y adelante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos" (Apoc. 7: 9, VM). . .

Los redimidos entonan un canto de alabanza que se extiende y repercute por las bóvedas del cielo: "¡Atribúyase la salvación a nuestro Dios, que está sentado sobre el trono, y al Cordero!" (Vers. 10). Ángeles y serafines unen sus voces en adoración. . .

En presencia de los habitantes de la tierra y del cielo reunidos, se efectúa la coronación final del Hijo de Dios. Y entonces revestido de suprema majestad y poder, el Rey de reyes falla el juicio de aquellos que se rebelaron contra su gobierno, y ejecuta sentencia contra los que transgredieron su ley y oprimieron a su pueblo. . .

Apenas se abren los registros, y la mirada de Jesús se dirige hacia los impíos, éstos reconocen todos los pecados que cometieron. 338

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Sábado 26 de Noviembre)

Durante el Milenio
SE DISPONEN A ATACAR LA NUEVA JERUSALÉN

Satanás. . . saldrá a engañar a las naciones. . . a fin de reunir [las] para la batalla. (Apoc. 20: 7, 8).

Entre aquella inmensa muchedumbre se cuentan numerosos representantes de la raza longeva que existía antes del diluvio; hombres de estatura elevada y de capacidad intelectual gigantesca, que habiendo cedido al dominio de los ángeles caídos, consagraron toda su habilidad y todos sus conocimientos a la exaltación de sí mismos; hombres cuyas obras artísticas maravillosas hicieron que el mundo idolatrase su genio, pero cuya crueldad y malos ardides mancillaron la tierra y borraron la imagen de Dios, de suerte que el Creador los hubo de raer de la superficie de la tierra. Allí hay reyes y generales que conquistaron naciones, hombres valientes que nunca perdieron una batalla, guerreros soberbios y ambiciosos cuya venida hacía temblar reinos. . . Al salir de la tumba, reasumen el curso de sus pensamientos en el punto mismo en que lo dejaran. Se levantan animados por el mismo deseo de conquista que los dominaba cuando cayeron.

Satanás consulta con sus ángeles, y luego con esos reyes, conquistadores y hombres poderosos. Consideran la fuerza y el número de los suyos, y declaran que el ejército que está dentro de la ciudad es pequeño, comparado con el de ellos, y que se los puede vencer. Preparan sus planes para apoderarse de las riquezas y la gloria de la Nueva Jerusalén. . . Hábiles artífices fabrican armas de guerra. Renombrados caudillos organizan en compañías y divisiones las muchedumbres de guerreros.

Al fin se da la orden de marcha, y las huestes innumerables se ponen en movimiento; un ejército cual no fue jamás reunido por conquistadores terrenales ni podría ser igualado por las fuerzas combinadas de todas las edades desde que empezaron las guerras en la tierra. Satanás, el más poderoso guerrero, marcha al frente, y sus ángeles unen sus fuerzas para esta batalla final. Hay reyes y guerreros en su comitiva, y las multitudes siguen en grandes compañías, cada cual bajo su correspondiente jefe. Con precisión militar las columnas cerradas avanzan sobre la superficie desgarrada y escabrosa de la tierra hacia la ciudad de Dios. Por orden de Jesús, se cierran las puertas de la nueva Jerusalén y los ejércitos de Satanás circundan la ciudad y se preparan para el asalto. 337

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Viernes 25 de Noviembre)

Durante el Milenio
SATANÁS QUEDA LIBRE

Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá para engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra. (Apoc. 20: 7, 8).

Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del juicio "decretado". Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descripto la resurrección de los justos, dice: "Los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años" (Apoc. 20: 5). E Isaías declara, con respecto a los impíos: "Serán juntados como se juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados al suplicio"(Isa. 24: 22, VM).

Entonces Satanás se prepara para la última tremenda lucha por la supremacía. Mientras estaba despojado de su poder e imposibilitado para hacer su obra de engaño, el príncipe del mal se sentía abatido y desgraciado; pero cuando resucitan los impíos y ve las grandes multitudes que tiene a su lado, sus esperanzas reviven y resuelve no rendirse en el gran conflicto. Alistará bajo su bandera a todos los ejércitos de los perdidos y por medio de ellos tratará de ejecutar sus planes. Los impíos son sus cautivos. Al rechazar a Cristo aceptaron la autoridad del jefe de los rebeldes. Están listos para aceptar sus sugestiones y ejecutar sus órdenes. No obstante, fiel a su antigua astucia, no se da por Satanás. Pretende ser el príncipe que tiene derecho a la posesión de la tierra y cuya herencia le ha sido arrebatada injustamente. Se presenta ante sus súbditos engañados como redentor, asegurándoles que su poder los ha sacado de sus tumbas, y que está a punto de librarlos de la más cruel tiranía. Al no estar presente Cristo, Satanás obra milagros para sostener sus pretensiones. Fortalece a los débiles y a todos infunde su propio espíritu y energía. Propone dirigirlos contra el campamento de los santos y tomar posesión de la ciudad de Dios. En un arrebato belicoso señala los innumerables millones que han sido resucitados de entre los muertos, y declara que como jefe de ellos es muy capaz de destruir la ciudad y recuperar su trono y su reino. 336

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Jueves 24 de Noviembre)

Durante el Milenio
CRISTO REGRESA NUEVAMENTE A LA TIERRA

También profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos. (Judas 14, 15).

Al fin de los mil años, Cristo regresa otra vez a la tierra. Lo acompaña la hueste de los redimidos, y lo sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que resuciten para recibir su condenación. Se levanta ese gran ejército, innumerable como la arena del mar. ¡Qué contraste entre ellos y los que resucitaron en la primera resurrección! Los justos estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos llevan las huellas de la enfermedad y de la muerte.

Todas las miradas de esa inmensa multitud se vuelven para contemplar la gloria del Hijo de Dios. A su voz las huestes de los impíos exclaman: "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" No es amor a Jesús lo que les inspira esta exclamación, sino que el poder de la verdad arranca esas palabras de sus labios. Los impíos salen de sus tumbas tales como a ellas bajaron, con la misma enemistad hacia Cristo y el mismo espíritu de rebelión. No disponen de un nuevo tiempo de gracia para remediar los defectos de su vida pasada, pues de nada les serviría. Toda una vida de pecado no ablandó sus corazones. De serles concedido un segundo tiempo de gracia, lo emplearían como el primero, eludiendo las exigencias de Dios e incitándose a la rebelión contra él.

Cristo baja sobre el monte de los Olivos, de donde ascendió después de su resurrección, y donde los ángeles repitieron la promesa de su regreso. El profeta dice: "Vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos". "Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente: y el monte de los Olivos se partirá por en medio. . . haciendo un valle muy grande". "Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre" (Zac. 14: 5, 4, 9). La Nueva Jerusalén, que desciende del cielo en su deslumbrante esplendor, se asienta en el lugar purificado y preparado para recibirla, y Cristo, su pueblo y los ángeles, entran en la santa ciudad. 335

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Miércoles 23 de Noviembre)

Durante el Milenio
EL JUICIO DURANTE EL MILENIO

¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de la vida? (1 Cor. 6: 3).

Durante los mil años que transcurrirán entre la primera resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. El apóstol señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo advenimiento.

"No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor; el cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones". (1 Cor. 4: 5, VM). Daniel declara que cuando vino el Anciano de días, "se dio el juicio a los santos del Altísimo" (Dan. 7: 22). En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de Dios. San Juan dice en el Apocalipsis: "Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar". "Serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años" (Apoc. 20: 4, 6). Entonces será cuando, como está predicho por San Pablo "los santos han de juzgar al mundo" (1 Cor. 6: 2).

Junto con Cristo juzgan a los impíos, comparando sus actos con el libro de la ley, la Biblia, y faltando cada caso en conformidad con los actos que cometieron por medio de su cuerpo. Entonces lo que los malos tienen que sufrir es medido según sus obras, y queda anotado frente a sus nombres en el libro de la muerte.

También Satanás y los ángeles malos son juzgados por Cristo y su pueblo. San Pablo dice: "¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?" (Vers. 3). Y San Judas declara que "a los ángeles que no guardaron su original estado, sino que dejaron su propia habitación, los ha guardado en prisiones eternas, bajo tinieblas, hasta el juicio del gran día" (Jud. 6: VM).

Al fin de los mil años vendrá la segunda resurrección. Entonces los impíos serán resucitados, y comparecerán ante Dios para la ejecución del juicio "decretado". Así el escritor del Apocalipsis, después de haber descripto la resurrección de los justos, dice: "Los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años" (Apoc. 20: 5). E Isaías declara con respecto a los impíos: "Serán juntados como se juntan los presos en el calabozo, y estarán encerrados en la cárcel; y después de muchos días serán sacados a suplicio" (Isa. 24: 22, VM). 334

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Martes 22 de Noviembre)

Durante el Milenio
BIENAVENTURADOS LOS QUE LAVAN SUS VESTIDURAS

Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. (Apoc. 22: 14).

¿Esperamos llegar al cielo al fin y unirnos al coro celestial? Como descendimos a la tumba así saldremos, en cuanto concierne al carácter. . . Ahora es el momento de lavar y planchar. . .

Juan vio el trono de Dios rodeado por un grupo, y preguntó: "¿Quiénes son éstos?" La respuesta fue: "Son los que. . . han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero" (Apoc. 7: 14). Cristo los lleva a las fuentes de aguas vivas y allí está el árbol de la vida y el precioso Salvador. Se nos presenta aquí una vida que se mide con la vida de Dios. Allí no hay dolor, pena, enfermedad o muerte. Todo es paz, armonía y amor. . .

Ahora es el momento de recibir gracia, fortaleza y poder para combinarlos con nuestros esfuerzos humanos a fin de que podamos formar caracteres para la vida eterna. Cuando hagamos esto, descubriremos que los ángeles de Dios nos servirán, y seremos herederos de Dios y coherederos de Cristo. Y cuando suene la última trompeta, y los muertos sean llamados de su prisión y transformados en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, se colocarán las coronas de gloria inmortal sobre la cabeza de los merecedores. Las puertas perlinas se abrirán para dejar entrar a las naciones que han guardado la verdad. El conflicto habrá terminado.

"Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo" (Mat. 25: 34). ¿Deseamos esta bendición? Yo sí, y creo que vosotros también. Dios os ayude para librar las batallas de esta vida, ganar diariamente la victoria y al fin estar entre los que arrojarán sus coronas a los pies de Jesús, pulsarán las arpas de oro y llenarán el cielo con la música más dulce. Deseo que améis a mi Jesús. . . No rechacéis a mi Salvador porque él pagó un precio infinito por vosotros. Veo en Jesús encantos incomparables, y deseo que vosotros también los veáis. 333

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Lunes 21 de Noviembre)

Durante el Milenio
CONTEMPLAD LAS COSAS ETERNAS

No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. (2 Cor. 4: 18).

Si la iglesia estuviese dispuesta a vestirse con la justicia de Cristo, apartándose de toda obediencia al mundo, se presentaría ante ella el amanecer de un brillante y glorioso día. La promesa que Dios le hizo permanecerá firme para siempre. . . La verdad, pasando por alto a los que la desprecian y rechazan, triunfará. Aunque a veces ha parecido sufrir retrasos, su progreso nunca ha sido detenido. . . Dotado de energía divina, [el mensaje] podrá abrirse camino a través de las barreras más fuertes, y triunfar sobre todo obstáculo.

¿Qué sostuvo al Hijo de Dios en su vida de pruebas y sacrificios? Vio los resultados del trabajo de su alma y fue saciado. Mirando hacia la eternidad, contempló la felicidad de los que por su humillación obtuvieron el perdón y la vida eterna. Su oído captó la aclamación de los redimidos. Oyó a los rescatados cantar el himno de Moisés y del Cordero.

Podemos tener una visión del futuro, de la bienaventuranza en el cielo. En la Biblia se revelan visiones de la gloria futura, escenas bosquejadas por la mano de Dios, las cuales son muy estimadas por su iglesia. Por la fe podemos estar en el umbral de la ciudad eterna, y oír la bondadosa bienvenida dada a los que en esta vida cooperaron con Cristo, considerándose honrados al sufrir por su causa. Cuando se expresen las palabras: "Venid, benditos de mi Padre", pondrán sus coronas a los pies del Redentor, exclamando: "El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. . . Al que está sentado en el trono y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria, y el poder, por los siglos de los siglos" (Mat. 25: 34; Apoc. 5: 12, 13).

Allí los redimidos darán la bienvenida a los que los condujeron al Salvador, y todos se unirán para alabar al que murió para que los seres humanos pudiesen tener la vida que se mide con la de Dios. El conflicto terminó. . . Himnos de victoria llenan todo el cielo al elevar los redimidos el gozoso cántico: Digno, digno es el Cordero que fue muerto, y que vive nuevamente como vencedor. 332