jueves, octubre 27, 2005

· MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sabado 29 de Octubre)

Sucesos finales
UNA CORONA PARA CADA HIJO DE DIOS
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. (Sant. 1: 12).
Vi un gran número de ángeles que traían de la ciudad gloriosas coronas: Una corona para cada santo, con su nombre escrito. A medida que Jesús requería las coronas, los ángeles se las presentaban, y con su propia mano derecha el amante Jesús colocaba las coronas sobre las cabezas de sus santos. De la misma manera los ángeles trajeron las arpas, y Jesús las presentó también a los santos. Los ángeles que dirigían dieron el tono primeramente, y luego toda voz se elevó en alabanza agradecida y feliz, y toda mano se deslizó diestramente sobre las cuerdas de las arpas, arrancando melodiosa música en ricos y perfectos acentos. . .
En la ciudad había todo lo que podía alegrar los ojos. Por todas partes vieron abundante gloria. Entonces Jesús miró hacia sus santos redimidos; sus rostros estaban radiantes de gloria; y a medida que fijaba en ellos sus ojos amorosos, dijo, con voz exquisita y musical: "Veo el trabajo de mi alma y estoy satisfecho. Esta abundante gloria es vuestra, para que la gocéis eternamente. Vuestras tristezas han terminado. Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor". . .
Vi entonces a Jesús conduciendo a su pueblo hacia el árbol de la vida. . . En el árbol de la vida había hermosos frutos, de los cuales los santos podían participar libremente. En la ciudad había un trono muy glorioso, del cual procedía un río puro de agua de la vida, transparente como cristal. A cada lado de ese río estaba el árbol de la vida, y sobre las orillas del río había otros árboles hermosos, cargados de frutos. . .
El lenguaje humano es completamente inadecuado para intentar una descripción del cielo. Cuando la escena se presenta ante mí, quedo pasmada de asombro. Arrebatada por ese supremo esplendor y esa excelente gloria, dejo la pluma y exclamo: "¡Oh, qué amor! ¡Qué maravilloso amor!" El lenguaje más exaltado no puede describir la gloria del cielo, ni las incomparables profundidades del amor de un Salvador. 309

MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (28 de Octubre)

Sucesos finales
CORONAS PREPARADAS PARA LOS FIELES
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. (2 Tim. 4: 7, 8).
Cuando el Señor recoja sus joyas, los veraces, santos y honrados serán mirados con placer. Los ángeles se ocupan en confeccionar coronas para los tales, y sobre esas coronas adornadas de estrellas, se reflejará con esplendor la luz que irradia del trono de Dios.
Hablad de las cosas celestiales. Hablad de Jesús, de su piedad y su gloria y de su amor imperecedero por vosotros, y permitid que de vuestro corazón mane amor y gratitud hacia él, que murió para salvaros. ¡Oh, estad listos para encontrar a vuestro Señor en paz! Los que estén preparados recibirán pronto una corona inmarcesible de vida, y morarán eternamente en el reino de Dios, con Cristo, con los ángeles, y con los que han sido redimidos por la preciosa sangre de Cristo.
Se coloca. . . una corona de gloria sobre los que esperan, aman y anhelan la aparición del Salvador. Los que esperan son los que serán coronados de gloria, honor e inmortalidad. No necesitáis hablar. . . de los honores del mundo, o de las alabanzas de los que el mundo considera grandes. Todo ello es vanidad. Si el dedo de Dios simplemente los tocara, pronto volverían al polvo nuevamente. Anhelo el honor permanente, inmortal, que nunca perecerá; una corona mucho más rica que cualquiera de las que jamás hayan honrado las sienes de un monarca.
En aquel día los redimidos resplandecerán con la gloria del Padre y la de su Hijo. Los ángeles del cielo, mientras pulsan sus arpas de oro, darán la bienvenida al Rey y a los que constituyen los trofeos de su victoria, los que han sido lavados y emblanquecidos con la sangre del Cordero. Brotará un himno de triunfo que llenará todo el cielo. Cristo ha vencido. Entra en los atrios celestiales acompañado por sus redimidos, que constituyen el testimonio de que su misión de sufrimiento y abnegación no ha sido en vano. 308

martes, octubre 25, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 27 de Octubre)

Sucesos Finales
LAS FAMILIAS SE REUNIRÁN

Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz, y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo, dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová, y los hijos volverán a su propia tierra. (Jer. 31: 16, 17).

Cristo va a venir en las nubes y con grande gloria. Le acompañará una multitud de ángeles resplandecientes. Vendrá para resucitar a los muertos y para transformar a los santos vivos de gloria en gloria. Vendrá para honrar a los que le amaron y guardaron sus mandamientos, y para llevarlos consigo. No los ha olvidado ni tampoco ha olvidado su promesa. Volverán a unirse los eslabones de la familia.

El día de Dios revelará cuánto debe el mundo a las madres piadosas. . .

Cuando el juez se siente, y se abran los libros; cuando el gran juez pronuncie el "bien, buen siervo y fiel", y la corona de gloria inmortal se coloque sobre la cabeza del vencedor, muchos levantarán sus coronas a la vista de todo el universo y se las colocarán a sus madres diciendo: "Ella hizo de mí lo que soy por la gracia de Dios. Su instrucción, sus oraciones, fueron bendecidas para mi salvación eterna".

Con indecible gozo, los padres contemplan la corona, la vestimenta, el arpa, dados a sus hijos. Los días de temor y esperanza han pasado. La semilla sembrada con lágrimas y oraciones puede haber parecido que se esparcía en vano, pero su cosecha se levanta con gozo al final. Sus hijos habrán sido redimidos.

¡Oh maravillosa redención, tan descrita y tan esperada, contemplada con anticipación febril, pero jamás enteramente comprendida!

Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar para sus fieles seguidores. Estos han vivido en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos ha nacido la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Ahora se regocijan en los rayos no empeñados por la refulgencia y la gloria del Rey en su majestad. Están preparados para la comunión del cielo; pues tienen el cielo en sus corazones. 307

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 26 de Octubre)

Sucesos Finales
SATANÁS ES ATADO

Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años. (Apoc. 20: 1, 2).

El autor del Apocalipsis predice el destierro de Satanás y el estado caótico y de desolación a que será reducida la tierra; y declara que este estado de cosas subsistirá por mil años.

Después de descritas las escenas de la segunda venida del Señor y la destrucción de los impíos, la profecía prosigue: "Y vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en su mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo" (Apoc. 20: 1-3).

Según se desprende de otros pasajes bíblicos, es de toda evidencia que la expresión "abismo" se refiere a la tierra en estado de confusión y tinieblas. Respecto a la condición de la tierra "en el principio", la narración bíblica dice que "estaba desordenada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo" (Gén. 1: 2 ). Las profecías enseñan que será reducida, en parte por lo menos, a ese estado. Contemplando a través de los siglos el gran día de Dios, el profeta Jeremías dice: "Miro hacia la tierra, y he aquí que está desolada y vacía; también hacia los cielos miro, mas no hay luz en ellos. Miro las montañas, y he aquí que están temblando, y todas las colinas se conmueven. Miro, y he aquí que no parece hombre alguno, y todas las aves del cielo se han fugado. Miro, y he aquí el campo fructífero convertido en un desierto, y todas las ciudades derribadas" (Jer. 4: 23-26, VM).

Aquí es donde, con sus malos ángeles, Satanás hará su morada durante mil años. Limitado a la tierra, no podrá ir a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca cayeron. En este sentido es cómo está atado: No queda nadie en quien pueda ejercer su poder. Le es del todo imposible seguir en la obra de engaño y ruina que por tantos siglos fue su único deleite. 306

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 25 de Octubre)

Sucesos Finales
LA TIERRA DESPOBLADA

Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. (Jer. 4: 23-25).

A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruidos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. "He aquí que Jehová vacía la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes". "La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; por que Jehová ha hablado esta palabra". "Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra" (Isa. 24: 1, 3, 5, 6, VM).

Toda la tierra tiene el aspecto desolado de un desierto. Las ruinas de las ciudades y aldeas destruidas por el terremoto, los árboles desarraigados, las ásperas rocas arrojadas por el mar o arrancadas de la misma tierra, están esparcidas por la superficie de ésta, al paso que grandes cavernas señalan el sitio donde las montañas fueron arrancadas desde sus cimientos.

Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del día de la expiación. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el lugar santísimo, y cuando los pecados de Israel habían sido quitados del santuario por virtud de la sangre del sacrificio por el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él "todas las iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío" (Lev. 16: 21, VM). Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el santuario celestial, entonces, en presencia de Dios y de los santos ángeles y de la hueste de los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se lo declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer. 305

domingo, octubre 23, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 24 de Octubre)

Sucesos Finales
LA TRASLACIÓN DE LOS JUSTOS

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. (1 Tes. 4: 16, 17).

Pronto apareció la gran nube blanca. Parecióme mucho más hermosa que antes. En ella iba sentado el Hijo del hombre. Al principio no distinguimos a Jesús en la nube; pero al acercarse más a la tierra, pudimos contemplar su bellísima figura. . . La voz del Hijo de Dios despertó a los santos dormidos y los levantó revestidos de gloriosa inmortalidad. Los santos vivientes fueron transformados en un instante y arrebatados con aquéllos en el carro de nubes. Este resplandecía en extremo mientras rodaba hacia las alturas. El carro tenía alas a uno y otro lado, y debajo, ruedas. Cuando el carro ascendía, las ruedas exclamaban: "¡Santo!" y las alas, al batir, gritaban: "¡Santo!" y la comitiva de santos ángeles que rodeaba la nube exclamaba: "¡Santo, santo, santo, Señor Dios Todopoderoso!" Y los santos en la nube cantaban: "¡Gloria! ¡Aleluya!". . .

Juntos entramos en la nube y durante siete días fuimos ascendiendo al mar de vidrio, donde Jesús sacó coronas y nos las ciñó con su propia mano. Nos dio también arpas de oro y palmas de victoria. En el mar de vidrio, los 144.000 formaban un cuadro perfecto. Algunas coronas eran muy brillantes y estaban cuajadas de estrellas, mientras que otras tenían muy pocas; y sin embargo, todos estaban perfectamente satisfechos con su corona. Iban vestidos con un resplandeciente manto blanco desde los hombros hasta los pies Había ángeles en todo nuestro derredor mientras íbamos por el mar de vidrio hacia la puerta de la ciudad. Jesús levantó su brazo potente y glorioso y, posándolo en la perlina puerta, la hizo girar sobre sus relucientes goznes y nos dijo: "En mi sangre lavasteis vuestras ropas y estuvisteis firmes en mi verdad. Entrad". Todos entramos, con el sentimiento de que teníamos perfecto derecho a estar en la ciudad.

Una voz más armoniosa que música alguna que hayan escuchado los oídos mortales, se oirá decir: "Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo". 304

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 23 de Octubre)

Sucesos Finales
LA ESPERANZA BIENAVENTURADA

Aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. (Tito 2: 13).

Jesús dijo que iría a preparar mansiones para nosotros, y que podríamos también estar donde él estuviere. Habitaremos siempre con él y gozaremos de la luz de su precioso semblante. Mi corazón salta de gozo ante tan alentadora perspectiva. Estamos casi en el hogar. ¡Cielo, dulce cielo! Es nuestro eterno hogar. Cada instante me regocijo de que Jesús viva, y porque él vive, nosotros también viviremos. Dice mi alma: Alaba al Señor. En Jesús hay plenitud, hay provisión para cada uno, para todos, ¿por qué habríamos de morir por falta de pan?. . .

Tengo hambre y sed de salvación, y de una completa armonía con la voluntad de Dios. Tenemos una buena esperanza por medio de Jesús. Es segura y firme y entra hasta dentro del velo. Nos da consuelo en la aflicción y gozo en medio de la angustia; dispersa la lobreguez que nos rodea y nos permite contemplar a través de todo esto la inmortalidad y la vida eterna. . . Las riquezas terrenales ya no nos atraen, porque tenemos esta esperanza que se eleva por encima de los tesoros de esta tierra y se aferra de la herencia inmortal, los tesoros que son durables, incorruptibles, incontaminados e inmarcesibles. . .

Nuestros cuerpos mortales pueden morir y ser depositados en la tumba. No obstante, la bendita esperanza vive hasta la resurrección, cuando la voz de Jesús llame a los que duermen en el polvo. Gozaremos entonces la plenitud de la bendita y gloriosa esperanza. Sabemos en quién hemos creído. No hemos corrido ni trabajado en vano. Una rica y gloriosa recompensa nos espera; es el premio por el cual corremos, y si perseveramos con valor, ciertamente lo obtendremos. . .

Hay salvación para nosotros, ¿por qué nos quedamos alejados de la fuente? ¿Por qué no vamos y bebemos para que nuestras almas puedan refrescarse, vigorizarse y florecer para Dios? ¿Por qué nos aferramos tanto a la tierra? Hay para nosotros algo mejor que lo terrenal para pensar y hablar. Podemos encontrarnos en un estado de ánimo celestial. ¡Oh, espaciémonos en el carácter amoroso e inmaculado de Jesús, y mediante la contemplación llegaremos a transformarnos a su imagen! Tengamos buen ánimo. Tengamos fe en Dios. 303

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 22 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
NOS RECONOCEREMOS UNOS A OTROS
Entonces conoceré como fui conocido. (1 Cor. 13: 12).

Conoceremos a nuestros amigos como los discípulos conocieron a Jesús. Pueden haber estado deformados, enfermos o desfigurados en esta vida mortal, y levantarse con perfecta salud y simetría; sin embargo, en el cuerpo glorificado su identidad será perfectamente conservada. Entonces conoceremos así como somos conocidos. En la luz radiante que resplandecerá del rostro de Jesús, reconoceremos los rasgos de aquellos a quienes amamos.

Los redimidos se encontrarán y reconocerán a las personas por ellos conducidos al Salvador. ¡Qué bienaventurada plática sostendrán con esos seres! "Yo era pecador -dirá uno-; sin Dios y sin esperanza en el mundo; tú te acercaste a mí y me diste a conocer el precioso Salvador como mi única esperanza". . . Otros dirán: "Yo era un pagano que vivía en un país pagano también. Y tú dejaste a tus amigos y tu cómodo hogar para ir a enseñarme cómo descubrir a Jesús y creer en él como el único Dios verdadero. Yo derribé todos mis ídolos y adoré a Dios, y ahora lo veo cara a cara. Estoy salvado para siempre, y podré contemplar eternamente al que amo". . .

Algunos expresarán su gratitud hacia los que alimentaron a los hambrientos y cubrieron al desnudo. "Cuando la desesperación cegó mi alma con incredulidad, el Señor te envió a mí -dirán-, para que hablaras palabras de esperanza y consuelo. Me trajiste alimento para suplir mis necesidades físicas, y me abriste la Palabra de Dios, haciéndome comprender mis necesidades espirituales. Me trataste como a un hermano. Simpatizaste conmigo en mis pesares y restauraste mi alma magullada y herida, para que pudiera asirme de la mano de Cristo que hacia mi se extendía para salvarme. En medio de mi ignorancia me enseñaste pacientemente que tenía un Padre celestial que velaba por mí. Me leíste las preciosas promesas de la Palabra de Dios. Me inspiraste confianza en el hecho de que Cristo me salvaría. Mi corazón se suavizó y ablandó hasta quebrantarse, al contemplar el sacrificio que Jesús había hecho por mí. . . Y aquí me tienes, salvado eternamente para vivir siempre en su presencia y alabar al que entrego su vida por mí".

¡Qué regocijo sentirán esos redimidos al encontrarse y saludar a los que se preocuparon por su salvación!. . . ¡Cuánto gozo y satisfacción sentirán palpitar en su corazón! 302


¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Viernes, 21 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA VIDA ETERNA COMIENZA AHORA

Este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su hijo. (1 Juan 5: 11).

La resurrección de Jesús fue una muestra de la resurrección final de todos los que duermen en él.

[Los cristianos] pueden morir; pero la vida de Cristo está en ellos, y en la resurrección de los justos serán levantados en novedad de vida.

"En él [Cristo] estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres" (Juan 1: 4). No es la vida física la que se menciona aquí, sino la inmortalidad, la vida que es propiedad exclusiva de Dios. El verbo, que era con Dios, y que era Dios, tenía esa vida. La vida física es algo que cada individuo recibe. No es eterna o inmortal; porque Dios, el Dador de la vida, la toma nuevamente. El hombre no tiene control sobre su vida. Pero la vida de Cristo no provenía de otro ser. Nadie le puede quitar esa vida. "De mí mismo la pongo" dijo. En él estaba la vida original, propia, no derivada de otra. Esta vida no es inherente al hombre. Puede poseerla sólo mediante Cristo.

Mientras llevaba la naturaleza humana, [Cristo] dependía del Omnipotente para su vida. En su humanidad, se aferraba de la divinidad de Dios; y cada miembro de la familia humana tiene el privilegio de hacer lo mismo. . . Si nos arrepentimos de nuestras transgresiones, y recibimos a Cristo como el dador de la vida. . . llegamos a ser uno con él, y nuestra voluntad es puesta en armonía con la voluntad divina. Llegamos a ser participantes de la vida de Cristo, que es eterna. Obtenemos la inmortalidad de Dios al recibir la vida de Cristo, por cuanto en Cristo mora la plenitud de la divinidad corporalmente. Esta vida implica la unión mística y la cooperación de lo divino con lo humano.

Cristo se hizo carne con nosotros, a fin de que pudiésemos ser espíritu con él. En virtud de esta unión hemos de salir de la tumba, no simplemente como manifestación del poder de Cristo, sino porque, por la fe, su vida ha llegado a ser nuestra. Los que ven a Cristo en su verdadero carácter, y lo reciben en el corazón, tienen vida eterna. Por el Espíritu es como Cristo mora en nosotros; y el Espíritu de Dios, recibido en el corazón por la fe, es el principio de la vida eterna. 301

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 20 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
MISTERIOS DE LA RESURRECCION

Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí. Job 19: 25-27,

Nuestra identidad personal es preservada en la resurrección, si bien no saldrán de la tumba las mismas partículas de materia. La obra asombrosa de Dios es misterio para el hombre. El espíritu, el carácter del hombre, retorna a Dios donde se lo preserva. En la resurrección cada hombre tendrá su propio carácter. A su debido tiempo Dios llamará a los muertos, dándoles otra vez el aliento de vida, y ordenará a los huesos secos que vivan. Surguirá la misma forma, pero libre de enfermedad y todo defecto. Volverá a vivir llevando sus mismos rasgos individuales, de tal manera que los amigos se reconocerán. No hay ley de Dios en la naturaleza que indique que el Señor va a volver a reunir las mismas partículas de materia que compusieron el cuerpo antes de la muerte. Dios dará a los justos muertos un cuerpo conforme a su beneplácito.

Pablo ilustra este hecho con la semilla sembrada en el campo. La semilla plantada muere, pero allí surge una nueva semilla. La sustancia natural del grano que muere nunca más vuelve a surgir como antes, pero Dios le da el cuerpo que él quiere. El cuerpo humano se compondrá entonces del material más escogido por cuanto es una nueva creación, un nuevo nacimiento. Se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual.

[El creyente] puede morir, como Cristo murió, pero la vida del Salvador está en él. Su vida está escondida con Cristo en Dios. "Yo he venido para que tengan vida" dijo Jesús, "y para que la tengan en abundancia"(Juan 10: 10). El desarrolla el gran proceso mediante el cual los creyentes son hechos uno con él en la vida presente, para que sean uno con él a través de la eternidad. . .

En el día final los resucitará como partes de sí mismo. . . Cristo llegó a ser uno con nosotros a fin de que nosotros lleguemos a ser uno con él en divinidad. 300

martes, octubre 18, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 19 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA VICTORIA DE LOS SANTOS QUE DUERMEN

No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. (Juan 5: 28, 29).

En la primera resurrección el Dador de la vida llamará a su posesión adquirida, y hasta esa hora de triunfo, cuando resuene la trompeta final y marche ese vasto ejército hacia la victoria eterna, todo santo que duerme estará en un lugar seguro, y será guardado como joya preciosa, a quien Dios conoce por su nombre. Gracias al poder del Salvador que moraba en ellos mientras vivían, y debido a que fueron participantes de la naturaleza divina, serán levantados de entre los muertos.

"Vendrá hora" dijo Cristo "cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y. . . saldrán" (Juan 5: 28, 29). Esa voz resonará en todas las moradas de los muertos; y cada santo que duerme en Jesús despertará y dejará su prisión. Entonces el carácter virtuoso que hemos recibido por medio de la justicia de Cristo, nos vinculará con la verdadera grandeza, del más alto nivel.

Gloriosa será la victoria de los santos que duermen [en el Señor] en la mañana de la resurrección. . . El Dador de la vida coronará de inmortalidad a todos los que se levanten del sepulcro.

Allí está la hueste resucitada. Su último pensamiento se refería a la muerte y sus angustias. Sus ideas postreras tenían que ver con el féretro y la tumba. Pero ahora exclaman: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Cor. 15: 55). . . Allí están en pie; y reciben el toque final de la inmortalidad cuando salen para encontrarse con el Señor en el aire. . . Hay dos filas de ángeles, una a cada lado;. . . entonces la hueste angélica da la nota de victoria y las dos filas de ángeles inician el himno, y la hueste de los redimidos se les une como si ya lo hubieran entonado sobre la tierra; y en realidad, lo han hecho. ¡Oh, qué música! No hay una sola nota discordante. Toda voz proclama: "El Cordero que fue inmolado es digno". El, por su parte, contempla el resultado de la angustia de su alma y se siente saciado. 299

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 18 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA RESURRECCIÓN GENERAL DE LOS JUSTOS

¡Despertad y cantad, moradores del polvo! Porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. (Isa. 26: 19).

El Rey de reyes desciende en la nube, envuelto en llamas de fuego. El cielo se recoge como un libro que se enrolla, la tierra tiembla ante su presencia, y todo monte y toda isla se mueven de sus lugares. . .

Entre las oscilaciones de la tierra, las llamaradas de los relámpagos y el fragor de los truenos, el Hijo de Dios llama a la vida a los santos dormidos. Dirige una mirada a las tumbas de los justos, y levantando luego las manos al cielo, exclama: "¡Despertaos, despertaos, despertaos, los que dormís en el polvo y levantaos!" Por toda la superficie de la tierra, los muertos oirán esa voz; y los que la oigan, vivirán. Y toda la tierra repercutirá bajo las pisadas de la multitud extraordinaria de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. De la prisión de la muerte sale revestida de gloria inmortal gritando: "¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (1 Cor. 15: 55.) Y los justos vivos unen sus voces a las de los santos resucitados en prolongada y alegre aclamación de victoria.

Todos salen de sus tumbas de igual estatura que cuando fueron depositados en ellas. . . Pero todos se levantan con la lozanía y el vigor de la eterna juventud. . . La forma mortal y corruptible, desprovista de gracia, manchada en otro tiempo por el pecado, se vuelve perfecta, hermosa e inmortal. Todas las imperfecciones y deformidades quedan en la tumba. . .

Los justos vivos son mudados "en un momento, en un abrir de ojo" (vers. 52). A la voz de Dios fueron glorificados; ahora son hechos inmortales, y juntamente con los santos resucitados son arrebatados para recibir a Cristo, su Señor, en los aires. Los ángeles "juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro" (Mat. 24:31).

Cuando los niñitos salen dotados de inmortalidad de sus lechos de polvo, inmediatamente vuelan hacia los brazos de sus madres.

Amigos, a quienes la muerte tenía separados desde largo tiempo, se reúnen para no separarse más, y con cantos de alegría suben juntos a la ciudad de Dios. 298

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 17 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
ESTAD PREPARADOS

También vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. (Mat. 24: 44).

Suponed que Cristo apareciera hoy en las nubes del cielo, ¿quién. . . estaría listo para encontrarse con él? Suponed que fuéramos trasladados al reino de los cielos así como estamos. ¿Nos hallaríamos preparados para unirnos con los santos de Dios, y vivir en armonía con la familia real, los hijos del Rey celestial? ¿Qué preparación habéis hecho para el juicio? ¿Estáis en paz con Dios?. . . ¿Estáis procurando ayudar a los que os rodean, los que están en vuestro hogar, en vuestro vecindario, a aquellos con quienes os relacionáis y que no guardan los mandamientos de Dios?. . . Recordad que la profesión carece de valor sin una práctica que se entreteja con la vida diaria. Dios sabe si en verdad estamos observando su ley. Conoce lo que hacemos, pensamos y decimos. ¿Nos estamos preparando para encontrarnos con el rey? Cuando venga en las nubes del cielo con poder y grande gloria, ¿podréis decir: "He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvara"? (Isa. 25: 9.) A los que puedan decir esto Cristo les dirá: "Venid más alto. En esta tierra me habéis amado. Estuvisteis dispuestos a hacer mi voluntad. Podéis entrar ahora en la Santa Ciudad y recibir la corona de la vida eterna".

Si fuera posible que se nos admitiera en el cielo como estamos, ¿cuántos de nosotros podríamos mirar a Dios? ¿Cuántos de nosotros tenemos el vestido de bodas? ¿Cuántos de nosotros estamos sin mancha ni arruga o alguna cosa semejante? ¿Cuántos de nosotros somos dignos de recibir la corona de la vida?. . .

Este es el tiempo de que disponemos para lavar y planchar: El tiempo cuando hemos de lavar nuestros vestidos en la sangre del Cordero. . . ¿No permitiremos que el pecado se aleje de nosotros?. . .

Os ruego, hermanos y hermanas, que trabajéis con fervor para aseguraros la corona de la vida eterna. La recompensa será digna del conflicto, digna del esfuerzo. . . En la carrera que estamos corriendo, cada uno puede recibir la recompensa ofrecida: La corona de la vida eterna. Yo anhelo esa corona; quiero decir que deseo lograrla con la ayuda de Dios. Quiero significar que me aferraré a la verdad, hasta que pueda ver al Rey en su hermosura. 297

sábado, octubre 15, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 16 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
CÓMO SERÁ LA BATALLA FINAL

Abrió Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos de su furor. (Jer. 50: 25).

Por su propia voluntad, Dios convoca a las fuerzas de la naturaleza y les ordena que exterminen el poderío de sus enemigos; "el fuego y el granizo, la nieve y el vapor, el viento de tempestad que ejecuta su palabra" (Sal. 148: 8). Cuando los paganos amorreos se empecinaron en su oposición a los propósitos de él, Dios intervino y lanzó "del cielo grandes piedras" sobre los enemigos de Israel. Se nos dice que durante las escenas finales de la historia de este mundo, habrá una batalla más grande aún, cuando abrirá "Jehová su tesoro" y sacará "los instrumentos de su furor". Pregunta: "¿Has tú entrado en los tesoros de la nieve, o has visto los tesoros del granizo, lo cual tengo yo reservado para el tiempo de angustia, para el día de la guerra y de la batalla?" (Job 38: 22, 23).

El revelador describe la destrucción que se producirá cuando salga "una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho es". Dice él: "Y cayó del cielo sobre los hombres un grande granizo como del peso de un talento" (Apoc. 16: 17, 21).

En las escenas finales de la historia de esta tierra, la guerra hará estragos.

Los poderes del mal no se rendirán en el conflicto sin una lucha. Pero la Providencia tiene una parte que desempeñar en la batalla del Armagedón.

El Capitán de las huestes del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla.

Aquel sobre cuyas vestiduras está escrito el nombre Rey de reyes y Señor de señores, dirige los ejércitos del cielo que cabalgan sobre blancos caballos, vestidos de lino fino, blanco y limpio.

Cuando vuelva de nuevo a la tierra, sacudirá "no solamente la tierra, mas aún el cielo" (Heb. 12: 26). "Temblará la tierra vacilando como un borracho, y será removida como una choza". "Plegarse han los cielos como un libro"; "los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas". "Mas Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel" (Isa. 24: 20; 34: 4; 2 Ped. 3: 10; Joel 3: 16). 296

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sñabado, 15 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
DIOS INTERVIENE EN EL ARMAGEDÓN

Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a la espada, dice Jehová. (Jer. 25: 31).

El gran conflicto siguió su curso durante seis mil años; el Hijo de Dios y sus mensajeros celestiales lucharon contra el poder del maligno, para iluminar y salvar a los hijos de los hombres. Ahora todos han tomado su resolución; los impíos se han unido enteramente a Satanás en su guerra contra Dios. Ha llegado el momento en que Dios ha de vindicar la autoridad de su ley pisoteada. Ahora el conflicto no se desarrolla tan sólo contra Satanás, sino también contra los hombres. "Jehová tiene juicio con las naciones"; "entregará los impíos a la espada".

La marca de la redención ha sido puesta sobre los "que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen". Ahora sale el ángel de la muerte representado en la visión de Ezequiel por los hombres armados con instrumentos de destrucción , y a quienes se les manda: "¡Al anciano, al joven, y a la doncella, y a los niños y a las mujeres, matadlos, hasta exterminarlos! Mas no lleguéis a ninguno en quien esté la marca; ¡y comenzad desde el santuario!" Dice el profeta: "Comenzaron pues por los ancianos que estaban delante de la Casa"(Eze. 9: 1-6 VM). La obra de destrucción empieza entre los que profesaron ser guardianes espirituales del pueblo. Los falsos centinelas caen primero. De nadie se tendrá piedad y ninguno escapará. Hombres, mujeres, doncellas y niños perecerán juntos.

"Jehová sale de su lugar para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad; la tierra también descubrirá sus homicidios, y no encubrirá más a sus muertos" (Isa. 26: 21, VM). . . En la loca lucha de sus propias desenfrenadas pasiones y debido al terrible derramamiento de la ira de Dios sin mezcla de piedad, caen los impíos habitantes de la tierra: sacerdotes, gobernantes y el pueblo en general, ricos y pobres, grandes y pequeños. "Y los muertos por Jehová en aquel día estarán tendidos de cabo a cabo de la tierra; no serán llorados, ni recogidos, ni enterrados" (Jer. 25: 33, VM). 295

jueves, octubre 13, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Viernes, 14 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA IRA DEL CORDERO

Los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero. (Apoc. 6: 15, 16).

Cesan las burlas. Callan los labios mentirosos. El choque de armas y el tumulto de la batalla, "con revolcamiento de vestidura en sangre" (Isa. 9: 5), han concluido. Sólo se oyen ahora voces de oración, llanto y lamentación. De las bocas que se mofaban poco antes, estalla el grito: "El gran día de su ira es venido; ¿y quien podrá estar firme?" Los impíos piden ser sepultados bajo las rocas de las montañas, antes que ver la cara de Aquel a quien han despreciado y rechazado.

Conocen esa voz que penetra hasta el oído de los muertos. ¡Cuántas veces sus tiernas y quejumbrosas modulaciones no los han llamado al arrepentimiento! ¡Cuántas veces no ha sido oída en las conmovedoras exhortaciones de un amigo, de un hermano, de un Redentor! Para los que rechazaron su gracia, ninguna otra podría estar tan llena de condenación ni tan cargada de acusaciones, como esta voz que tan a menudo exhortó con estas palabras: "Volveos, volveos de vuestros caminos malos, pues ¿por qué moriréis?" (Eze. 33: 11, VM). ¡Oh, si sólo fuera para ellos la voz de un extraño! Jesús dice: "Por cuanto llamé, y no quisisteis; extendí mi mano, y no hubo quien escuchase; antes desechasteis todo consejo mío, y mi reprensión no quisisteis" (Prov. 1: 24, 25). Esa voz despierta recuerdos que ellos quisieran borrar, de avisos despreciados, invitaciones rechazadas, privilegios desdeñados.

En la vida de todos los que rechazan la verdad, hay momentos en que la conciencia se despierta, en que la memoria evoca el recuerdo aterrador de una vida de hipocresía, y el alma se siente atormentada de vanos pesares. Mas, ¿qué es eso comparado con el remordimiento que se experimentará aquel día "cuando viniere como huracán vuestro espanto, y vuestra calamidad como torbellino"? (Prov. 1: 27, VM). Los que habrían querido matar a Cristo y a su pueblo fiel son ahora testigos de la gloria que descansa sobre ellos. 294

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 13 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LOS IMPÍOS SE DAN MUERTE UNOS A OTROS

En todos mis montes llamaré contra él la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será contra su hermano. (Eze. 38: 21).

Los impíos están llenos de pesar, no por su indiferencia pecaminosa para con Dios y sus semejantes, sino porque Dios ha vencido. Lamentan el resultado obtenido; pero no se arrepienten de su maldad. Si pudiesen hacerlo, no dejarían de probar cualquier medio para vencer. . .

Los ministros y el pueblo ven que no sostuvieron la debida relación con Dios. Ven que se rebelaron contra el Autor de toda ley justa y recta. El rechazamiento de los preceptos divinos dio origen a miles de fuentes de mal, discordia, odio e iniquidad, hasta que la tierra se convirtió en un vasto campo de luchas, en un abismo de corrupción. Tal es el cuadro que se presenta ahora ante la vista de los que rechazaron la verdad y prefirieron el error. Ningún lenguaje puede expresar la vehemencia con que los desobedientes y desleales desean lo que perdieron para siempre: La vida eterna. Los hombres a quienes el mundo idolatró por sus talentos y elocuencia, ven ahora las cosas en su luz verdadera. Se dan cuenta de lo que perdieron por la transgresión, y caen a los pies de aquellos a quienes despreciaron y ridiculizaron a causa de su fidelidad, y confiesan que Dios los amaba.

Los hombres ven que fueron engañados. Se acusan unos a otros de haberse arrastrado mutuamente a la destrucción; pero todos concuerdan en abrumar a los ministros con la más acerba condenación. Los pastores infieles profetizaron cosas lisonjeras; indujeron a sus oyentes a menospreciar la ley de Dios y a perseguir a los que querían santificarla. Ahora, en su desesperación, estos maestros confiesan ante el mundo su obra de engaño. Las multitudes se llenan de furor. "¡Estamos perdidos! -exclaman- y vosotros sois la causa de nuestra perdición". Y se vuelven contra los falsos pastores. Precisamente aquellos que más los admiraban en otros tiempos pronunciarán contra ellos las más terribles maldiciones. Las manos mismas que los coronaron con laureles se levantarán para aniquilarlos. Las espadas que debían servir para destruir al pueblo de Dios se emplean ahora para matar a sus enemigos. 293

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 12 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LOS QUE LO TRASPASARON

Veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. (Mar. 14: 62).

Cuando [los dirigentes judíos] contemplan su gloria, acude a sus mentes el recuerdo del Hijo del hombre revestido del ropaje de la humanidad. Recuerdan cómo lo trataron, cómo lo rechazaron y se apresuraron a ponerse del lado del gran apóstata. Las escenas de la vida de Cristo aparecen ante ellos con toda claridad. Todo lo que hizo, todo lo que dijo, la humillación a la que descendió a fin de salvarlos de la corrupción del pecado, se levanta ante ellos para condenarlos.

Lo ven acercándose a Jerusalén para llorar con lágrimas de agonía sobre la impenitente ciudad que no quiso recibir su mensaje. Su voz, que se oyó cuando invitaba y rogaba, con tonos de tierna solicitud, parece llegar de nuevo a sus oídos. Surgen ante ellos las escenas del Getsemaní, y oyen la maravillosa oración de Jesús: "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa"(Mat. 26: 39).

Oyen otra vez la voz de Pilato, que dice: "Yo no hallo en él ningún delito" (Juan 18: 38). Ven la escena vergonzosa en el recinto del juicio, cuando Barrabás estuvo de pie junto a Cristo y ellos tuvieron el privilegio de escoger al que no tenía culpa. Oyen otra vez las palabras de Pilato: "¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo?"(Mat. 27: 17). Oyen la respuesta: "¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!" (Luc. 23: 18). A la pregunta de Pilato: "¿Qué, pues, haré de Jesús?" viene la respuesta: "¡Sea crucificado!" (Mat. 27: 22).

Ven nuevamente a su Sacrificio cargando el oprobio de la cruz. Oyen las voces triunfantes y sarcásticas que exclaman: "Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz", "a otros salvó, a sí mismo no se puede salvar" (Mat. 27: 40, 42).

No lo ven ahora en el huerto de Getsemaní, ni en el recinto del juicio, ni en la cruz del Calvario. Han pasado las señales de su humillación y contemplan el rostro de Dios -ese rostro que ellos escupieron-, el rostro que los sacerdotes y gobernantes hirieron con las palmas de sus manos. Ahora les es revelada la verdad en todo su vigor. 292

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 11 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
EL JUICIO Y LA SEGUNDA VENIDA

Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que Juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino. (2 Tim. 4: 1).

Cristo desea que todos comprendan los eventos relacionados con su segunda aparición. Las escenas del juicio se desarrollarán en la presencia de todos los mundos; puesto que en dicho juicio será vindicado el gobierno de Dios, y su ley será presentada como "santa, justa y buena". Se decidirá entonces todo caso, y a todos se les aplicará su sentencia. El pecado no parecerá atractivo entonces, sino que se verá en toda su deforme magnitud. Todos verán qué tipo de relación mantienen con Dios y con sus semejantes.

No hay lenguaje humano que pueda describir las escenas de la segunda venida del Hijo del hombre en las nubes de los cielos. Vendrá con su propia gloria, con la gloria de su Padre y la de los santos ángeles. Vendrá revestido del ropaje de luz que ha llevado desde los días de la eternidad. Los ángeles lo acompañarán. Miles y millones lo escoltarán por el camino. Se oirá el sonido de la trompeta que llama a los muertos dormidos de sus sepulcros. La voz de Cristo penetrará la tumba y entrará en los oídos de los muertos "y todos los que están en los sepulcros. . . .saldrán"(Juan 5: 28, 29).

"Y serán reunidas delante de él todas las naciones" (Mat. 25: 32). El mismo que murió por los hombres los juzgará en el día final, porque el Padre "todo el juicio dio al Hijo. . . y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre" (Juan 5: 22, 27). Qué día será ese cuando los que rechazaron a Cristo vean a Aquel a quien traspasaron sus pecados.

En ocasión de su segunda venida, la convicción se apoderará de todo corazón. Los que se apartaron de él para inclinarse hacia las cosas triviales de esta tierra, en procura de intereses egoístas y honor mundano, reconocerán su error en el día de su segunda venida. Estos son los mencionados por el Revelador como "todos los linajes de la tierra", "harán lamentación por él" (Apoc. 1: 7). . . Estas palabras se aplican no solamente a los hombres que lo traspasaron cuando pendía de la cruz del Calvario, sino a todos los que hoy lo están traspasando con su lenguaje pecaminoso y su mal proceder. 291

lunes, octubre 10, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 10 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
CRISTO EN SU SEGUNDA VENIDA

Esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder por el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas. (Fil. 3: 20, 21).

Cristo había ascendido al cielo en forma humana. Los discípulos habían contemplado la nube que lo recibió. El mismo Jesús que había andado, hablado y orado con ellos; que había quebrado el pan con ellos; que había estado con ellos en sus barcos sobre el lago, y que en ese mismo día había subido con ellos hasta la cumbre del monte de los Olivos, el mismo Jesús había ido a participar del trono de su Padre. Y los ángeles les habían asegurado que este mismo Jesús a quien habían visto subir al cielo, vendría otra vez como había ascendido.

La gloria de la humanidad de Cristo no se dejó ver cuando estuvo en la tierra... La misma humanidad aparece ahora mientras desciende del cielo revestido de gloria, triunfante, sublime.

Cristo vendrá en su propia gloria, en la gloria del Padre, y en la gloria de los santos ángeles. Millones de millones y millares de millares de ángeles. . . lo escoltarán en su camino. En lugar de la corona de espinas, él llevará una corona de gloria: una corona dentro de una corona. En lugar de ese antiguo manto de púrpura, estará vestido con un ropaje del blanco más puro, tanto que "ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos" (Mar. 9: 3). Y en su vestido y en su muslo habrá escrito un nombre: "Rey de reyes y Señor de señores" (Apoc. 19; 16).

Todo el cielo se vaciará de ángeles, mientras los santos lo estén esperando, mirando hacia el cielo, como lo hicieron los galileos cuando ascendió desde el monte de los Olivos. Entonces únicamente los que sean santos, los que hayan seguido plenamente al manso Dechado, se sentirán arrobados de gozo y exclamarán al contemplarle: "He aquí, éste es nuestro Dios; le hemos esperado, y nos salvará". Y serán transformados "en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta", aquella trompeta que despierta a los santos que duermen, y los invita a salir de sus camas de polvo, revestidos de gloriosa inmortalidad, y clamando: "¡Victoria! ¡Victoria sobre la muerte y el sepulcro!" 290

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 09 de Setiembre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LAS CAVERNAS DE LA TIERRA

Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra. Isa. 2: 19.

Los que estaban ocultos habían sido esparcidos por causa de la enemistad de los hombres hacia la ley de Jehová. Habían sido oprimidos por todos los poderes del mundo. Habían sido esparcidos en las cavernas de la tierra como resultado de la violencia de sus adversarios, por cuanto habían sido leales y obedientes a las leyes de Jehová. Pero llegará la liberación para el pueblo de Dios. El Señor se mostrará a sus enemigos como un Dios que retribuye justamente. . . De las cavernas de la tierra, que han sido el escondite secreto del pueblo de Dios, serán llamados para ser sus testigos fieles y verdaderos.

Las personas que han hecho alarde de su rebelión, cumplirán la que se nos presenta en Apocalipsis 6:15-17. En esas mismas cavernas encontrarán las declaraciones exactas acerca de la verdad, en cartas y publicaciones, que testifican contra ellos. Los pastores que condujeron sus ovejas por senderos falsos oirán las acusaciones que se les harán entonces: "Fuisteis vosotros los que considerasteis livianamente la verdad. Fuisteis vosotros los que nos dijisteis que la ley de Dios había sido abrogada, que era un yugo de servidumbre. Fuisteis vosotros los que proclamasteis falsas doctrinas cuando estábamos convencidos de que los adventistas tenían la verdad. La sangre de nuestras almas está sobre vuestras vestiduras sacerdotales... ¿Qué haremos los que escuchamos vuestra torcida interpretación de las Escritura... ?"

Cuando Cristo venga a vengarse de los que educaron y prepararon a la gente para transgredir el sábado de Dios, derribar su monumento, y hollar con sus pies el alimento de su prado, las lamentaciones serán en vano. Los que confiaron en los falsos pastores tenían la Palabra de Dios para indagar por sí mismos, y descubrirán que Dios juzgará a todo hombre que haya tenido la verdad y se haya apartado de la luz porque exigía abnegación e implicaba llevar una cruz. Las rocas y las montañas no pueden ocultarlos de la indignación del que se sienta en el trono ni de la ira del Cordero. 289

viernes, octubre 07, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 8 de Setiembre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO

Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de él, y tempestad poderosa le rodeará. Convocara a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Sal. 50: 3.

Pronto se volvieron nuestros ojos hacia el oriente, donde había aparecido una nubecilla negra del tamaño de la mitad de la mano de un hombre, que era, según todos comprendían, la señal del Hijo del hombre. En solemne silencio contemplábamos cómo iba acercándose la nubecilla, volviéndose cada vez más esplendorosa, hasta que se convirtió en una gran nube blanca cuya parte inferior parecía fuego. Sobre la nube lucía el arco iris y en torno de ella aleteaban diez mil ángeles cantando un hermosísimo himno. En la nube estaba sentado el Hijo del hombre.

Al vislumbrarse a la distancia, parecía muy pequeña. El ángel dijo que era la señal del Hijo del hombre. Cuando se acercó a la tierra, pudimos contemplar la excelsa gloria y la majestad de Jesús al avanzar como vencedor.

Sus cabellos, blancos y rizados, le caían sobre los hombros; y llevaba muchas coronas en la cabeza. Sus pies parecían de fuego; en la mano derecha tenía una hoz aguda y en la izquierda llevaba una trompeta de plata. Sus ojos eran como llama de fuego, y escudriñaban de par en par a sus hijos. Palidecieron entonces todos los semblantes y se tornaron negros los de aquellos a quienes Dios había rechazado. Todos nosotros exclamamos:

"¿Quién podrá permanecer? ¿Está mi vestidura sin manchas?" Después cesaron de cantar los ángeles, y por un rato quedó todo en pavoroso silencio cuando Jesús dijo. "quienes tengan las manos limpias y puro el corazón podrán subsistir. Bástaos mi gracia". Al escuchar estas palabras, se iluminaron nuestros rostros y el gozo llenó todos los corazones. Los ángeles pulsaron una nota más alta y volvieron a cantar, mientras la nube se acercaba a la tierra.

La tierra temblaba delante de él; los cielos se apartaron como arrollado pergamino, y las montañas e islas se movieron de su lugar. "Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondiron las cuevas y entre las peñas de los montes" (Apoc. 6: 15). 288

jueves, octubre 06, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Viernes, 07 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
DESTELLOS DE UN DORADO AMANECER

Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Mat. 24:27.

Mientras todo el mundo esté sumido en tinieblas, habrá luz en toda morada de los santos. Percibirán la primera vislumbre de su segunda aparición.

Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de obscuridad. El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador. Ya no es "varón de dolores", que haya de beber el amargo cáliz de la ignominia y de la maldición; victorioso en el cielo y en la tierra, viene a juzgar a vivos y muertos. "Fiel y veraz", "en justicia juzga y hace guerra". "Y los ejércitos que están en el cielo le seguían" (Apoc. 19: 11, 14, VM). Con cantos celestiales los santos ángeles, en inmensa e innumerable muchedumbre, le acompañan en el descenso. El firmamento parece lleno de formas radiantes, "millones de millones, y millares de millares". Ninguna pluma humana puede describir la escena ni mente mortal alguna es capaz de concebir su esplendor. "Su gloria cubre los cielos, y la tierra se llena de su alabanza. También su resplandor es como fuego" (Hab. 3: 3, 4, VM). A medida que va acercándose la nube viviente, todos los ojos ven al Príncipe de la vida. Ninguna corona de espinas hiere ya sus sagradas sienes, ceñidas ahora por gloriosa diadema. Su rostro brilla más que la luz deslumbradora del sol de mediodía. "Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores" (Apoc. 19: 16).

Con las cabezas levantadas, con los brillantes rayos del sol de justicia refulgiendo sobre ellos, regocijándose porque su redención está cerca [los santos vivos] salen en busca del Esposo, diciendo: "He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará" (Isa. 25:9) 287

miércoles, octubre 05, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Jueves, 06 de Julio)

El Fin del Tiempo de Prueba
SE ANUNCIA EL DIA Y LA HORA

Pero el día y la hora nadie la sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. Mat. 24:36

Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el estruendo de poderosos truenos.

Pronunciaba una frase y se detenía mientras las palabras de la frase retumbaban por toda la tierra. El Israel de Dios permanecia con la mirada fija en lo alto, escuchando las palabras según iban saliendo de labios de Jehová y resonaban por toda la tierra con el estruendo de retumbantes truenos. Era un espectáculo pavorosamente solemne. Al final de cada frase los santos exclamaban. "¡Gloria! ¡Aleluya!".

Los 144.000 santos vivientes reconocieron y tendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era el fragor de los truenos y el terremoto.

El Israel de Dios escucha con los ojos elevados al cielo. Sus semblantes se iluminan con la gloria divina y brillan cual brillara el rostro de Moisés cuando bajó del Sinaí. Los malos no los pueden mirar cuando la bendición es pronunciada sobre los que honraron a Dios santificando su sábado, se oye un inmenso grito de victoria.

Entonces comenzó el jubileo, durante el cual la tierra debía descansar.

[A los santos] los iluminaba una luz refulgente. ¡Cuán hermosos parecían entonces! Se había desvanecido toda huella de inquietud y fatiga, cada rostro rebosaba salud y belleza. Sus enemigos, los paganos que los rodeaban, cayeron como muertos, porque no les era posible resistir la luz que iluminaba a los santos redimidos. Esta luz y gloria permanecieron en ellos hasta que se vio a Jesús en las nubes del cielo.

Y vi una nube resplandeciente que llegaba hasta donde estaba Jesús. Entonces Jesús... se ubicó en la nube que lo llevó hacia el este, desde donde apareció primeramente a los santos que estaban sobre la tierra: La pequeña nube negra que era la señal Hijo del hombre. Mientras la nube pasaba del lugar santísimo hacia el este, lo que requirió cierto número de días, la sinagoga de Satanás adoro a los pies de los santos. 286

martes, octubre 04, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Miércoles, 05 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA LEY DE DIOS APARECE EN LOS CIELOS

Y los cielos declararán su justicia, porque Dios es el juez. Sal. 50. 6.

Las nubes se retirán, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas. . (12)

En el templo se verá el arca del testimonio, en la cual están colocadas las dos tablas de piedra, sobre las que está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán sacadas del lugar donde estaban ocultas, y sobre ellas se verán los Diez Mandamienos escritos por el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora reposan en el arca del pacto, serán un testimonio convincente en favor de la verdad y de la vigencia de los requerimientos de la ley de Dios...

Mentes y corazones sacrílegos pensaron que eran lo suficientemente poderosos como para cambiar los tiempos y leyes de Jehová; pero a salvo en los archivos de el cielo, en el arca de Dios, están los mandamientos originales, escritos sobre las dos tablas de piedra. Ningún potentado de la tierra tiene la facultad de sacar esas tablas de su sagrado escondite, ubicado bajo el propiciatorio.(13)

Aparece en el cielo una mano que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: "Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez." (Sal. 50: 6). Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscriptos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen de todos los espíritus, y la diez palabras de Dios, breves, inteligibles y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes de la tierra.

Es imposible describir el horror y la desesperación de aquellos que pisotearon los santos preceptos de Dios...

Los enemigos de la ley de Dios... reconocen demasiado tare que el día de reposo del cuarto mandamiento es el sello del Dios vivo.(14) 285

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Martes, 04 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA TIERRA HUYE DE SU HACEDOR

Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira. Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cuál mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. Isa. 13: 13,14.

Densas nubes cubren aún el firmamento; sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuera el ojo vengador de Jehová. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad de llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse con el pueblo de Dios observador de sus mandamientos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror. Sus llantos dominan el ruido de los elementos. Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los hombres claman por misericordia...

Por un desgarrón de las nubes una estrella arroja rayos de luz cuyo brillo queda cuadruplicado por el contraste con la obscuridad. Significa esperanza y júbilo para los fieles, pero severidad para los transgresores de la ley de Dios. Los que todo lo sacrificaron por Cristo están entonces seguros, como escondidos en los pliegues de el pabellón de Dios. Fueron probados, y ante el mundo y los despreciadores de la verdad demostraron su fidelidad a Aquel que murió por ellos. Un cambio maravilloso se ha realizado en aquellos que conservaron su integridad ante la misma muerte. Han sido librados como por un ensalmo de la sombría y terrible tiranía de los hombres vueltos demonios. Sus semblantes, poco antes tan pálidos, tan llenos de ansiedad y tan macilentos, brillan ahora de admiración, fe y amor. Sus voces se elevan en canto triunfal: "Dios es nuestro refugio y fortaleza; socorro muy bien experimentado en las angustias. Por lo tanto no temeremos aunque la tierra sea conmovida, y aunque las montañas se trasladen al centro de los mares; aunque bramen y se turben sus aguas, aunque tiemblen las montañas a causa de su bravura(Sal. 46: 1-3, VM).(11) 284

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Lunes, 03 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
UNA ILUSTRACIÓN GRÁFICA DE LA SÉPTIMA PLAGA

¿Has visto los tesoros del granizo, que tengo reservados para el tiempo de angustia? (Job 38: 22, 23).

Byron Belden, Sarah Belden y la Hna. May Lacey me acompañaron a la reunión que tuvimos en Prospect [sur de Australia]. . . Cuando salimos de la casa [donde se había celebrado la reunión] notamos que se acercaba la tormenta. . . y echamos a correr con nuestros caballos tan rápidamente como podíamos. Cuando estábamos por llegar a casa, la tempestad se desató con toda su furia. Comenzó a caer granizo de gran tamaño. . . El granizo espantó a la yegua porque la golpeaba con fuerza terrible.

Dije entonces: "Byron, desciende pronto. . . Acércate a la cabeza [de la yegua] y háblale. Los caballos deben saber que no eres tú quien los castiga". Al oír esto, bajó en seguida. Yo añadí: "May Lacey y Sarah, salgan". Lo hicieron. . .

Yo salí a continuación; May y Sarah me ayudaron. . . El viento soplaba con tal fuerza que nos arrancó los sombreros de la cabeza y se llevó los almohadones del coche. Los pesados cojines del carruaje, los paraguas, y las espesas mantas de viaje cayeron al suelo y volaban en todas las direcciones. . .

¡Qué escena! La Hna. Belden, May Lacey y yo llegamos a casa sin sombrero. . . Byron estaba con la pobre potranca aterrorizada. . . Sólo pudimos elevar nuestro corazón a Dios en procura de ayuda. . .

Este es el incidente más tremendo que he tenido alguna vez en un carruaje en medio de la tormenta. . . Pensé en el día cuando los juicios de Dios caigan sobre el mundo; cuando la negrura y horribles tinieblas envuelvan los cielos como un saco de cilicio. . . Mi imaginación preveía lo que será ese momento cuando la poderosa voz del Señor ordene a sus ángeles: "Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios" (Apoc. 16: 1) . . .

El Señor saldrá para castigar a los habitantes de la tierra por su iniquidad, y la tierra descubrirá sus sangres y no ocultará más a sus muertos. . .

Cuando las plagas de Dios caigan sobre la tierra, caerá granizo sobre los impíos del peso de un talento. . . 283

sábado, octubre 01, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Domingo, 02 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LOS ELEMENTOS ARDIENDO SERÁN DESHECHOS

Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. (2 Ped. 3: 10).

En el día del Señor, precisamente antes de la venida de Cristo, Dios enviará relámpagos a la tierra en su ira, los cuales se unirán con el fuego de la tierra. Las montañas arderán como un horno, y derramarán terribles arroyos de lava, destruyendo huertas y campos, aldeas y ciudades; y al derramar minerales fundidos, rocas y lodo ardiente en los ríos, éstos hervirán como una olla, despedirán pesadas rocas y esparcirán sus fragmentos sobre el campo con indescriptible violencia. Ríos enteros se secarán. La tierra se convulsionará y habrá espantosas erupciones y terremotos por todas partes. Dios enviará sus plagas sobre los impíos habitantes de la tierra, hasta que sean destruidos y eliminados de ella.

La tierra tambaleará como un ebrio, y será removida como una choza. Los elementos arderán y los cielos se enrollarán como un libro.*

La corteza terrestre se agrietará por causa de la erupción de los elementos encerrados en las entrañas de la tierra. Dichos elementos, una vez sueltos, arrasarán los tesoros de los que por años habrían estado acumulando riquezas, a fin de asegurarse grandes posesiones, a costa del salario de hambre de sus empleados.

La gran conflagración general está justamente delante de nosotros, cuando todo el fruto de esta malograda labor de la vida será barrido de la noche a la mañana.

Habrá gran destrucción de vidas humanas. Pero como en los días del gran diluvio Noé fue preservado en el arca que Dios había preparado para él, también en esos días de destrucción y calamidad Dios será el refugio de los creyentes. Declara el Señor mediante el salmista: "Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada" (Sal. 91: 9, 10). "Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal" (Sal. 27: 5). . . ¿No haremos entonces del Señor nuestra seguridad y nuestra defensa? 282

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 1 de Octubre)

El Fin del Tiempo de Prueba
LA RESURRECCIÓN ESPECIAL DE LOS IMPÍOS

He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. (Apoc. 1: 7).

"Los que le traspasaron", los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.

Caifás, alzando la diestra hacia el cielo, se dirigió a Jesús con un juramento solemne: "Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si tú eres el Cristo, Hijo de Dios". . .

Todos los oídos estaban atentos, y todos los ojos se fijaban en. . . [Jesús] mientras contestaba: "Tú lo has dicho". Una luz celestial parecía iluminar su semblante pálido mientras añadía: "Y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo".

Por un momento la divinidad de Cristo fulguró a través de su aspecto humano. El sumo sacerdote vaciló bajo la mirada penetrante del Salvador. . . Por un momento se sintió como delante del juez eterno, cuyo ojo, que lo ve todo, estaba leyendo su alma y sacando a luz misterios que él suponía ocultos con los muertos.

La escena se desvaneció de la visión del sacerdote. . . Rasgando su manto. . . pidió que. . . se condenase al preso por blasfemia. "¿Qué más necesidad tenemos de testigos? -dijo-. He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece?" (Mat. 26: 65, 66). Y todos le condenaron.

Así hicieron su decisión los dirigentes judíos. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá.

Cuando Cristo venga por segunda vez. . . lo verán como Rey celestial. . . entonces los sacerdotes y gobernantes recordarán claramente la escena en la sala del juicio. Cada circunstancia aparecerá delante de ellos como escrita en letras de fuego. 281