sábado, diciembre 10, 2005

¡MARANATA: EL SEÑOR VIENE! (Miércoles 14 de Diciembre)

El Juicio Final y la Tierra Nueva
LA NUEVA JERUSALÉN: NUESTRO HOGAR

Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo. (Isa. 65: 18).

Allá está la Nueva Jerusalén, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, "corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios" (Isa. 62: 3, VM). "Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como cristal" (Apoc. 21: 11, VM). "Las naciones andarán a la luz de ella: y los reyes de la tierra traen a ella su gloria" (vers. 24). El Señor dijo: "Me regocijaré en Jerusalén, y gozaréme en mi pueblo" (Isa. 65: 19). . .

En la ciudad de Dios "no habrá ya más noche". Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agotará. "No necesitan luz de lámpara, ni luz de sol; porque el Señor Dios los alumbrará" (Apoc. 22: 5, VM). El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo. "Ahora vemos oscuramente, como por medio de un espejo" (1 Cor. 13: 12, VM). Vemos la imagen de Dios reflejada como en un espejo en las obras de la naturaleza y en su modo de obrar para con los hombres; pero entonces lo veremos cara a cara sin velo que nos lo oculte. Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro.

Allí conoceremos como somos conocidos. Allí hallarán aplicación más dulce y verdadera el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el alma. La comunión pura con seres celestiales, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas las épocas, el sagrado compañerismo que une "toda la familia en los cielos, y en la tierra" (Efe. 3: 15, VM), todas estas cosas se cuentan entre las experiencias del más allá. 355