martes, junio 14, 2005

MARANATA: EL SEÑOR VIENE! - (Sábado, 18 de Junio)

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LA SABIDURÍA NECESARIA

He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. (Mat. 10: 16).
Cuando la manera de proceder de la gente no entra en conflicto con la ley de Dios, podéis conformaros a ella. Si los obreros dejan de hacerlo, no solo estorbarán su propia obra, sino que pondrán obstáculos en el sendero de aquellos por quienes trabajan y les impedirán aceptar la verdad. El domingo es la mejor oportunidad para los que tienen espíritu misionero de celebrar escuelas dominicales y presentarse a la gente en la forma más sencilla posible, para hablarles del amor de Jesús por los pecadores y enseñarles las Escrituras. . .
En la actualidad la observancia del domingo no es la prueba. Vendrá el tiempo cuando los hombres no sólo prohibirán trabajar en domingo, sino que tratarán de obligar a trabajar en sábalo y apoyar la observancia del domingo o perder su libertad y su vida. Pero ese tiempo todavía no ha llegado, pues la verdad debe ser presentada más plenamente a la gente como testimonio. . .
La luz que tengo es que los siervos de Dios debieran trabajar quedamente, para predicar las grandes y preciosas verdades de a Biblia: Cristo y Cristo crucificado, su amor e infinito sacrificio, mostrando que Cristo murió porque la ley de Dios es inmutable, invariable, eterna. . .
El sábado debe ser enseñado decididamente, pero tened cuidado cómo tratáis con el ídolo llamado domingo. Una palabra es suficiente para los sabios. . .
Abstenerse de trabajar en domingo no equivale a recibir la marca de la bestia, y donde esto promueva el interés de la obra, debiera hacerse. No debiéramos ponernos en evidencia por trabajar en domingo. . .
Cuando los que oigan, y vean la luz acerca del sábado, se decidan por la verdad para guardar el día santo de Dios, surgirán dificultades, porque se harán esfuerzos en contra de ellos para obligar a hombres y mujeres a violar la ley de Dios. Entonces deben permanecer firmes para no violar esa ley, y si la oposición y la persecución continúan decididamente, escuchen las palabras de Cristo: "Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra" (Mat. 10: 23). 176