lunes, febrero 18, 2008

¿Estamos Listos para su Venida? LA ÚNICA CONDUCTA SEGURA

¿Estamos Listos para su Venida? - 18 de febrero

LA ÚNICA CONDUCTA SEGURA

Velad y orad, para que no entréis en tentación. (Mat. 26: 41).

¿Qué diré para despertar al pueblo remanente de Dios?. . . Insto a todos los que profesan el nombre de Cristo a que se examinen, y hagan una plena y cabal confesión de todos sus yerros, para que vayan delante de ellos al juicio, y el ángel registrador escriba el perdón frente a sus nombres.

Hermanos míos, si no aprovecháis estos preciosos momentos de misericordia, quedaréis sin excusa. Si no hacéis un esfuerzo especial para despertaros, si no manifestáis celo para arrepentiros, estos momentos áureos pasarán pronto, y seréis pesados en la balanza y hallados faltos. Entonces, vuestros gritos de agonía no os servirán de nada.

Al exhortarnos a vigilar y orar, Jesús nos señala la única conducta segura. Necesitamos vigilar. Nuestros corazones son engañosos; estamos rodeados por las debilidades y fragilidades de la humanidad, y el propósito de Satanás es destruirnos. Aunque nosotros bajemos la guardia, nuestro adversario jamás estará ocioso. Puesto que estamos informados acerca de su incansable vigilancia, no durmamos, como los demás, sino "velemos y seamos sobrios". Tenemos que enfrentar el espíritu y la influencia del mundo, pero no debemos permitir que tome posesión de nuestra mente y nuestro corazón.

Examinad escrupulosamente vuestro corazón a la luz de la eternidad. No escondáis nada. Examinadlo, ¡oh, sí! examinadlo como si en ello os fuera la vida, y condenaos, dictad sentencia sobre vosotros, y entonces, por fe, pedid que la sangre purificadora de Cristo elimine toda mancha de vuestro carácter cristiano. No os aduléis ni os excuséis. Tratad lealmente con vuestra propia alma. Entonces, al veros pecadores caed quebrantados a los pies de la cruz. Jesús os recibirá, tan contaminados como estáis, y os lavará con su sangre, y limpiará de vosotros toda contaminación, y os hará idóneos para participar de la compañía de los ángeles celestiales, en un cielo puro y armonioso. No hay contiendas ni discordias allí. Todo es salud, felicidad y gozo.

Este mundo es una escuela en la cual nos preparamos para la escuela superior. Esta vida es una preparación para la vida venidera. Aquí hemos de preparamos para entrar en los atrios celestiales. 56

¡HE AQUI EL SEÑOR VIENE; SALID A RECIBIDLE! - ¡VEN, SEÑOR JESUS! (Mat. 25: 6; Ap. 22: 20)